Oficina de Comunicación, Universidad Nacional. SETIEMBRE 2024

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La curva de la inversión social pública en Costa Rica tiende a inclinarse hacia abajo, desde 2021. Esto se traduce en menos recursos para la educación, atención de la salud, soluciones de vivienda y financiamiento de proyectos de protección social a poblaciones vulnerables. La información está incluida en el II Informe de Proyecciones Macroeconómicas 2024 y Estado Actual del Gasto Social en Costa Rica, del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional (Cinpe-UNA).

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Santa Bárbara se ocupa
de proteger a sus menores

Una iniciativa busca mejorar la coordinación institucional para crear entornos informativos, preventivos y protectores, en situaciones de negligencia y abandono. Además, se enfoca en prevenir abuso sexual y drogadicción en parques y centros recreativos.

Laura Ortiz Cubero / CAMPUS
lortiz@una.cr

Más de 1400 niños, niñas y adolescentes, junto con líderes del cantón de Santa Bárbara de Heredia, construyeron la Política Local para las Personas Menores de Edad para el periodo 2024-2029, con el propósito de garantizar el derecho pleno de las personas menores de edad a un entorno justo y equitativo que promueva su bienestar y desarrollo integral. La propuesta se presentó el 6 de agosto ante unos 400 docentes de instituciones públicas.

Esta política se elaboró con la colaboración la Oficina Social y Familia de la Municipalidad de Santa Bárbara y la Oficina Local del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). También participaron el Ministerio de Educación Pública (MEP), con la aplicación de encuestas en centros educativos públicos, y un equipo de académicos del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide-UNA), conformado por Ronald Rivera (coordinador), Kattia Rojas Acevedo, Graciela Herrera y Stiven Gómez.

En noviembre de 2023 la UNA aplicó dos encuestas dirigidas a niños y niñas de centros educativos públicos y a estudiantes de colegio. De acuerdo con la académica Graciela Herrera, cerca del 50% de las personas encuestadas consideran que no se les toma en cuenta en la toma de decisiones. Además, cerca de un 9% percibió insultos por su procedencia o nacionalidad.

El diagnóstico también señala que la gran mayoría de personas menores de edad conviven con familias reconstituidas, ya que el 91% dice vivir con la madre, pero solo el 66% con el padre. En menor medida, solo el 58% vive o convive con sus hermanos y hermanas.

Falta apoyo

La investigadora también mencionó problemas como el consumo de drogas, la violencia y la falta de acceso a servicios de salud y educación como algunos de los retos que deben abordarse con políticas que fortalezcan las capacidades de los padres y madres, y promuevan la educación sobre los derechos y deberes familiares.

En cuanto a la obligación de las familias de velar por el derecho a la educación, solamente el 65% de las personas menores de edad reciben ayuda en el cumplimiento de los deberes escolares, y el 13% de los niños y niñas dice que su familia ni siquiera conoce su horario de clases, mientras que un 12% no se siente apoyado por su entorno familiar.

El 74.6% de los adolescentes de Santa Bárbara encuestados afirmaró haber vivido situaciones de abandono por parte de sus padres o cuidadores, y un 85.5% considera que en su comunidad las personas menores de edad están expuestas al consumo de sustancias adictivas y perjudiciales para la salud, mientras que un 70% percibe problemas vinculados con la delincuencia.

En cuanto a la violencia sexual, cita Herrera, había 10 PME embarazadas, y el 65% de las personas consultadas no saben que existen programas de atención para adolescentes embarazadas. Según la percepción de los adolescentes, la comunidad, los parques, las instalaciones deportivas y la familia representan los entornos con mayor riesgo de sufrir abuso sexual, especialmente cuando se consideran otros factores como la delincuencia y el consumo de sustancias ilícitas. “Esto refuerza la idea de que los entornos comunitarios en el cantón de Santa Bárbara son los lugares donde los derechos se ven más vulnerados, según lo percibido por las personas participantes de la encuesta”.

Red de trabajo

En la política se definieron siete ejes de intervención: institucionalidad democrática; vida en familia y comunidad; protección especial; salud; educación; cultura, juego, deporte, recreación y actividad física; y medio ambiente.

“Con respecto al eje de Educación, se pretende promover el acceso, la incorporación, la permanencia, la pertinencia, el desarrollo, el aprendizaje, el avance, el logro, la inclusión, la participación y la calidad de la educación de las personas menores de edad matriculadas en los centros educativos del cantón mediante acciones que potencien su desarrollo integral”, dice la propuesta.

Además, se establece que la Municipalidad, junto con el PANI, liderará el análisis, seguimiento y evaluación del cumplimiento de la política por medio de la articulación institucional a través del Subsistema Local de Protección de la Niñez y la Adolescencia, el cual se pretende establecer en el primer año de implementación de la política.

“Una municipalidad no es solamente infraestructura, calles, aguas o aceras. Este es un insumo muy importante, porque marca nuestra línea de acción para los próximos cinco años”, dijo Víctor Hidalgo Solís, alcalde de Santa Bárbara.

Para Alejandra Gutiérrez Vargas, directora regional de Educación de Heredia, esta es una oportunidad para crecer, aprender y actualizarse. “Estos niños y jóvenes necesitan más de nosotros, necesitan ser escuchados. Tenemos el compromiso de renovarnos porque el futuro de la educación está en nuestras manos”.

En la actividad, los directores y directoras de los distintos centros educativos, por medio de su firma en un banner, se comprometieron apoyar las acciones impulsadas por la Municipalidad para cumplir con los lineamientos de la política cantonal.

Gracias a la colaboración del Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (Cidea-UNA), este encuentro culminó con un concierto a cargo del Coro Universitario de la UNA, fundado en 1981, que est{a conformado por estudiantes de las distintas carreras de la Escuela de Música. En la actualidad lo dirige el académico Josué Ramírez Palmer, con el apoyo del también docente Franklin Aguilar Montero en el piano.

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Foto Ronald Rivera

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Gobierno paga en intereses de deuda casi lo mismo que en educación

Guillermo Solano Gutiérrez
guillermo.solano.gutierrez@una.cr

Si las perspectivas se cumplen, a final de año, el país estará pagando, solo en intereses de su deuda pública, 2.451.952 millones de colones (2,45 billones de colones). Este dato se acerca a lo que el propio gobierno prevé destinar para financiar la educación pública el próximo año, cuyo monto es de 2.521.023 millones de colones (2,5 billones de colones), según lo indicó el viceministro de Planificación del Ministerio de Educación Pública, Leonardo Sánchez, al periódico La Nación, luego de una audiencia del jerarca sobre este tema en la Comisión de Asuntos Hacendarios en la Asamblea Legislativa, el 16 de junio.

Esta situación casi equipara lo que el país destina al pago de intereses de deuda y el financiamiento a la educación, manifestó el economista Fernando Rodríguez, coordinador del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional (UNA). “Desde un punto de vista de política fiscal, que estemos generando casi la misma cantidad de gastos financieros en el manejo de nuestra deuda de lo que otorgamos al financiamiento de la educación nos debe encender una alerta importante. Nosotros ya lo hemos advertido y lamentablemente no hemos encontrado eco en la parte política”, indicó Rodríguez.

El problema, agregó, es que al alto costo financiero que tiene el pago de intereses hace que el país deba destinar millonarios recursos para este fin, que de otra manera podría destinar a inversión social en áreas como educación, salud, infraestructura o seguridad.

Para el experto, una de las razones por la cuales el país se encamina hacia esa coyuntura es la falta de una política pública que contribuya a reducir, de manera progresiva, el peso que tiene el pago del financiamiento de la deuda pública dentro del presupuesto nacional. Y esa responsabilidad, debe asumirla el Gobierno.

Esta misma recomendación se incluyó en el más reciente informe Análisis de la Coyuntura Fiscal, del Observatorio Económico y Social de la UNA, en el que se hace un balance general sobre ingresos y gastos del Gobierno, al primer cuatrimestre de este año. Ahí se destaca, por ejemplo, que el pago de intereses de deuda interna y externa representa un 1,75% del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer cuatrimestre.

La preocupación con ese porcentaje es la manera como mes a mes va creciendo. “En general, el gasto en intereses de la deuda pública crece un 9,69% interanual a abril, lo que significa un crecimiento mayor al del año pasado, que fue de un 7,88%”, indicó el experto. De persistir ese comportamiento, entonces, el porcentaje de intereses de deuda con respecto al PIB llegaría al 5% que, justamente, significarían los 2,45 billones de colones.

“Hablamos de ingresos y de gastos, pero no nos hemos sentado a analizar por el fondo el costo de la deuda, que resulta carísima para nosotros”, analizó Rodríguez, al tiempo que advirtió que la situación pudiese ser aún peor si el tipo de cambio hubiese estado alto. “O sea, que todas las deudas en dólares que estamos pagando representan menos cantidad de colones, porque el dólar está más barato, pero a pesar de eso, los intereses siguen siendo muy altos”.

En paralelo, resalta el hecho de que, en el primer año de la actual administración, los diputados aprobaron la ley 10.332 Autorización para emitir títulos valores en el mercado internacional, mejor conocida como la ley de eurobonos, la cual facultó al Ministerio de Hacienda a colocar hasta $5.000 millones para acceder a préstamos externos en mejores condiciones de los que ofrece el mercado interno.

En su momento, uno de los argumentos del ministro de Hacienda, Nogui Acosta, orientados a sumar los apoyos para la aprobación del proyecto, era que al país le resultaría más barato acceder a estas emisiones, lo cual tendría un efecto positivo en el peso del pago de intereses de la deuda.

Sin embargo, para Fernando Rodríguez, nada de esto ha ocurrido con los eurobonos. Esa misma percpeción fue compartida por los diputados que recibieron al jerarca de Hacienda, el 11 de julio, para que se refiriera al cumplimiento de los objetivos de la ley de eurobonos y donde la percepción fue que el instrumento no ha derivado en una disminución del endeudamiento nacional.

Panorama complejo

Atender el tema de la alta factura por pago de intereses de deuda pública no parece destacar en el horizonte político ni de las prioridades del poderes Ejecutivo y Legislativo, para los próximos meses.

Incluso, el propio Gobierno ha resaltado públicamente el manejo macroeconómico que ha tenido la actual administración y el cumplimiento de los compromisos con el Fondo Monetario Internacional, que le ha permitido al país contar con un superávit primario en la gestión de la deuda pública (ingresos fiscales, menos gastos, sin contemplar el pago de intereses de deuda).

Por un lado, el gobierno ha centrado su atención en el proyecto de la ley Jaguar (en sus dos versiones) y su intención de someter a referéndum su contenido. Por otra parte, los legisladores en el actual periodo de sesiones ordinarias (de julio a setiembre) han privilegiado la discusión de la agenda de proyectos de ley relacionados con el tema de seguridad.

El Observatorio Económico y Social de la UNA hizo un llamado a evitar un debilitamiento del sistema tributario que pueda agravar el panorama fiscal. Ante ello, propugna que no se apliquen nuevas exoneraciones de impuestos que vayan a contrapelo del objetivo de la estabilización de las finanzas públicas.

“Aunque el Gobierno llegara a la Asamblea Legislativa con una propuesta, no veo al Congreso en condiciones de aprobársela ya. Además, comienza a acercarse el periodo preelectoral también y todo eso influye”, agregó Rodríguez.

Mientras que el balance entre lo que el país gasta en el pago de intereses y lo que invierte en educación tiende a un equilibrio, el porcentaje del PIB que se prevé para el 2025 en materia educativa estaría muy alejado de lo que la Constitución Política establece, cuyo mínimo debería ser un 8% de la producción.

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Solo en intereses de deuda pública, el gobierno pagara 2,45 billones de colones, una cifra muy cercana a lo que invierte en educación pública el próximo año: 2,5 billones de colones. Foto Freepik con fines ilustrativo

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Golpe a la inversión social afecta educación, salud, vivienda y programas

Guillermo Solano Gutiérrez
guillermo.solano.gutierrez@una.cr

La curva de la inversión social pública en Costa Rica tiende a inclinarse hacia abajo, principalmente desde 2021. Esto se traduce en menos recursos para la educación, atención de la salud, soluciones de vivienda y financiamiento de proyectos de protección social a poblaciones vulnerables.

Luego de una década de crecimientos relativos (del 2010 al 2020), del 2021 al 2023 se registra una disminución del porcentaje de dinero que el Estado destina a cada una de estas áreas, con respecto al Producto Interno Bruto (PIB).

Mientras que, en el 2020, el gasto público social como porcentaje del PIB fue de un 24,2%, para el 2021 sufrió una reducción hasta llegar al 23,4%. Y para el 2022, bajó aún más (21,2%).

La información está incluida en el II Informe de Proyecciones Macroeconómicas 2024 y Estado Actual del Gasto Social en Costa Rica, presentado por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).

La disminución se presenta a pesar de que, en términos reales, el GPS (Gasto Público Social) por habitante pasó de 254 mil colones, en el 2012, a 295 mil colones, en el 2022. “Si bien este aumento refleja un compromiso sostenido de las políticas sociales, el crecimiento no ha sido uniforme: primero, los descensos sugieren desafíos de sostenibilidad del gasto frente a coyunturas económicas y sociales específicas; segundo, estos incrementos pueden no corresponder con el nivel de crecimiento productivo observado en los últimos años ni adaptarse a las necesidades actuales”, se lee en el informe.

Protección social y educación

El financiamiento de los programas relacionados con la protección social pública ha oscilado entre el 11,24% y el 17,12% del PIB desde el 2010 y hasta el 2023.

Sin embargo, en los dos últimos años del estudio (2022 y 2023) se comprobó una caída significativa, que el año anterior representó una inversión del 14,50%, la más baja desde el 2015.

De esta manera, Costa Rica se ubica muy por debajo de la recomendación que hace la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para el grupo de países que la conforman (entre ellos el nuestro), y la cual establece que la inversión en protección social pública debería ser de al menos el 22,6% del PIB en cada nación.

En el ámbito de la educación, ha sido ampliamente discutido el hecho de que el país se aleja de la disposición constitucional de otorgar al menos un 8% de la producción a su financiamiento.

Para el Cinpe, existe una tendencia calificada de “preocupante”, sobre el monto que se destina a educación. Mientras que, en el 2010, el país trasladaba un 6,92% de su producción a este sector, para el 2023 ese porcentaje fue de un 5,70%. Desde el 2017 ese financiamiento tiende a la baja en los presupuestos públicos.

“La brecha entre la inversión educativa en Costa Rica y los estándares recomendados por la OCDE subraya la necesidad urgente de aumentar los recursos destinados a la educación. Esto no solo beneficiaría la calidad y cobertura del sistema educativo nacional, sino que también afecta la preparación de la fuerza laboral para enfrentar los desafíos del futuro”, indica el estudio.

Esta situación redunda en que, por cada estudiante, el país invierte 6.624 dólares al año, mientras que, en el promedio de los países de la OCDE, el monto alcance los 10.678 dólares, al considerar datos del 2021.

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El hecho de que una persona pueda concluir sus estudios universitarios tiene implicaciones en cuanto a la tasa de desempleo. Esta se ubica, al segundo trimestre del 2024, en un 5,7% entre la población que cuente con un título de estudios superiores, frente a un 8,5% de la tasa general.

Salud y vivienda

El panorama es igual de sombrío para los otros dos sectores analizados por el Cinpe-UNA. Si bien la inversión en salud tuvo un repunte en el 2020, en torno al 7,5% del PIB, influenciado por factores como la pandemia de Covid-19, desde el 2022 comenzó a darse un decrecimiento. Para ese año, el porcentaje otorgado fue del 6% y disminuyó el año anterior al 5,77%.

Dicha inversión está lejana al 9% que recomienda la OCDE y es muy superior a la que dedican países europeos como Alemania, Francia, Noruega y Reino Unido, cuyo gasto en salud oscila entre el 10% y el 12% de su producción.

Similar panorama se presenta en el caso del sector vivienda, que vivió un momento de apogeo en su inversión entre el 2005 y el 2010. Pero, desde el 2019 la curva presupuestaria tendió a la baja y representó apenas el 2,25% del PIB en el 2022.

Más dramático aún es el monto que el país destina al financiamiento de los bonos de vivienda y que pasó de 12.873 millones de colones, en el 2020, a 8.369 millones de colones al cierre del 2022.

Este panorama no coincide con las expectativas indicadas en el Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública 2023-2026, que establece como meta elevar la recaudación tributaria al 13,35% del PIB para destinar más recursos al gasto público social. De acuerdo con el Cinpe, ese porcentaje se estima en un 12,3% en el 2024 y un 12,4% para el 2025.

“La baja inversión social tiene un impacto importante en la calidad del sistema educativo, en la seguridad social y la salud, lo que incide en la capacidad del país para aumentar el crecimiento y el desarrollo económico. Es conocido que una baja inversión social afecta en los niveles y el tipo de empleo, la capacidad para incrementar la productividad, atraer inversión extranjera y reducir la desigualdad”, concluye el informe.

Cantones tienen la ruta para ser “ciudades inteligentes”

Guillermo Solano Gutiérrez
guillermo.solano.gutierrez@una.cr

Solo Belén, en la provincia de Heredia, obtuvo una nota superior a 60 (en una medición de uno a 100) entre 15 cantones incluidos en un índice sobre Ciudades Inteligentes (CIS), que elaboró el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).

Belén obtuvo una calificación de 63,14 al promediar el resultado de ocho dimensiones definidas por la metodología aplicada. Los restantes 14 cantonales analizados tuvieron notas que oscilaron entre 29,06 y 49,69.

La construcción de este índice el Cinpe la entregó a la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL) y a los 15 ayuntamientos que forman parte del proyecto mUEve, financiado con recursos de la Unión Europea. Esos territorios abarcan una población de 1.719.018 habitantes, en un área de 1.846,73 kilómetros cuadrados.

La buena noticia para estos gobiernos locales es que, como parte del proyecto, se hizo entrega de una serie de recomendaciones, por medio de acciones estratégicas y proyectos específicos para cada cantón, de manera que subsanen las brechas detectadas en el índice.

Las dimensiones utilizadas para determinar si una ciudad es inteligente fueron: economía, capital social, transporte, tecnologías de información y comunicación (TICs), ambiente, seguridad ciudadana, educación y gobernanza.

Además de Belén, se incluyeron en el análisis Cartago, San Pablo, Montes de Oca, San José, Curridabat, Heredia, Santo Domingo, La Unión, Flores, Paraíso, Oreamuno, Alajuela, Tibás y Goicoechea.

En total, se hizo entrega de 262 proyectos, de acuerdo con Olman Segura, académico del Cinpe y coordinador del grupo de trabajo. En promedio, cada cantón recibió la recomendación de 17 proyectos.

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El equipo de trabajo que tuvo a cargo la elaboración del Cinpe está compuesto por Olman Segura, Daniela García, Roxana Acuña, Ivannia Bolaños y Jairo Hernández. Junto con ellos, el director del Cinpe, Marco Otoya. Foto Guillermo Solano

Marco Otoya, director del Cinpe, agregó que “hemos recopilado estados de situación que nos permiten identificar los retos y avances en el desarrollo sostenible e inteligente de nuestros territorios, que incorporen la gestión eficiente de los recursos, la movilidad urbana y la integración de las tecnologías avanzadas en la vida cotidiana de los ciudadanos”.

Para Karen Porras, directora de la UNGL, iniciativas como el CIS “fomentan la transparencia y la rendición de cuentas, lo que faculta a los ciudadanos a ver los avances de las iniciativas en sus propias comunidades. Es así como se fomenta la confianza hacia las instituciones locales y se promueve la cultura de participación ciudadana”, afirmó.

Además del índice, el Cinpe de la UNA elaboró un Observatorio Cantonal, que abarca a las 84 municipalidades del país. Las personas pueden acceder a él y verificar cómo está su cantón en ejes como seguridad, salud, demografía, educación y ambiente. El enlace es: https://observatorio.ungl.or.cr/

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Bioemprendimientos son una opción para el desarrollo en zonas rurales

Roberta Hernández Q. / CAMPUS
roberta.hernandez.quesada@una.cr

La diversidad natural de Costa Rica no es solo un gran atractivo turístico, sino que es un banco de materia prima muy valiosa para el desarrollo de emprendimientos de base científica e innovadora. Especialistas en biotecnología trabajan en la transferencia del conocimiento que se genera en los laboratorios universitarios para desarrollar negocios innovadores en las comunidades rurales, dada su cercanía con estos recursos.

“Lo vemos como una muy buena oportunidad de desarrollo”, explicó Ana Francis Carballo, presidenta del Comité Científico del Hub de Biomateriales y directora del Laboratorio de Biorrefinería, Escuela de Química Universidad Nacional(UNA). Esto se debe a que muchas de las materias primas que se utilizan para el desarrollo de nuevos emprendimientos se encuentran en las zonas rurales y otras son desechos que vienen de procesos productivos de empresas agrícolas ubicadas fuera de la Gran Área Metropolitana.

Carballo explicó, en el programa de televisión UNA Mirada, que la utilización de los desechos de las agroindustrias genera una circularidad dentro del proceso productivo y ayuda a mitigar el daño ambiental que tienen algunas de las grandes empresas. Además, genera insumos para desarrollar nuevos productos, con valor agregado, que complementan las ganancias de los cultivos que son estacionales, como el café.

Jimmy Porras Barrantes, gerente de Innovación y Sostenibilidad de Coope Tarrazú RL, explicó que la cooperativa desarrolla bioinsumos aplicando biotecnología que aprovecha los microorganismos que ya están en el ambiente para propiciar cultivos más sanos y sostenibles con baja carga química. También, desde el punto de vista de economía circular, aprovechan los residuos que genera el proceso del café y transforman esa biomasa en un fertilizante orgánico.

Coope Tarrazú cuenta, desde 2011, con un departamento dedicado a la innovación y la sostenibilidad. “Nosotros iniciamos resolviendo el problema que teníamos, con la gestión de los residuos del proceso de beneficiado de café, pues hace muchos años la pulpa de café iba a los ríos. Entonces gestionamos de manera diferente la pulpa y ahí nos dimos cuenta que podíamos transformar esa biomasa en un fertilizante orgánico; empezamos a trabajar procesos de compostaje que fueron mejorando en el tiempo”, relató Porras.

Actualmente, la coorperativa cuentan con una línea de fertilizantes orgánicos: Ecofertil plus, y Ecofertil. A futuro, pretenden transformar un fertilizante organomineral que permita reducir el uso de fertilizantes nitrogenados y, a su vez, enriquecer la materia orgánica y mejorar la estructura del suelo.

Ejemplos como este se encuentran en todo el país, pues, como describió Carola Medina Oreamuno, gerente de Alianzas Estratégicas y Biomateriales de CINDE, el tema de sostenibilidad es intrínseco en la cultura de los negocios costarricenses. “Lo que trabajamos junto con la UNA, con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y otros actores, es hacer ver a esos emprendedores y empresarios que sus productos ya están en el ámbito de la sostenibilidad y la bioeconomía, pero que si incorporan más ciencia, tecnología e innovación, sus productos pueden tener una mayor salida en el mercado”, señaló Medina en el programa de televisión universitario.

“Los bioemprendimientos que trabajan el valor agregado, la tecnología y su materia prima son un recurso biológico que tienen la capacidad de llegar a internacionalizarse con mayor rapidez”, confirmó Celestina Brenes Porras, especialista en bioeconomía y cooperación del IICA. Brenes recordó que en 2023 llegó un primer comité de inversión en bioeconomía a Costa Rica para financiar este tipo de iniciativas. “Esto también nos demuestra que el país se está posicionando a nivel internacional, pues la inversión de riesgo está llegando al país para buscar colocar el capital y apoyar este tipo de empresas”, aseguró.

En el mismo sentido, la académica Carballo agregó que hay muchas oportunidades para el país y se deben propiciar los espacios de interacción entre la academia y los emprendedores. La transferencia tecnológica y de conocimiento es vital para generar nuevas bioempresas que surgen desde investigaciones academia, o bien de la interacción entre la academia y los emprendimiento, esto con el fin de subir el nivel tecnológico y crear productos de mayor calidad para acceder un mercado más competitivo. “Se trata de no pensar solo en un mercado local, nacional, sino en un mercado regional y global”, motivó la investigadora.

Un espacio donde se mostró el trabajo de estas empresas innovadoras fue el Congreso de Biomateriales, Simbiosis 2024, organizado por la UNA, el IICA y el Hub de Biomateriales, en agosto. Medina, exaltó que los bioempredimientos participantes crearon alianzas, mostraron el resultado de sus investigaciones y propiciaron opciones de negocio entre ellos y con empresas consolidadas de la industria biotecnológica costarricense.

Carballo exaltó el esfuerzo que hacen las universidades públicas en este campo y abrió las puestas de los laboratorios universitarios a los emprendedores. Considera oportuno ayudarles en etapas tempranas a desarrollar prototipados y tecnologías que puedan mostrar a inversores para luego pasar a producción.

La investigadora sostiene que la academia tiene mucho que aportar a los emprendimiento e industria en etapas tempranas, pues al ser empresas de base tecnológica y científica, la inversión inicial es muy elevada y la academia cuenta con los recursos necesarios para ayudar a sembrar esa semilla.

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La cooperativa CoopeTarrazú RL desarrolla bioinsumos con biotecnología que aprovecha los microorganismos que están en el ambiente para propiciar cultivos más sanos y sostenibles. También aprovechan los residuos del café en un fertilizante orgánico. Fotos CoopeTarrazú

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Gobierno incumpliría meta sobre regla fiscal al 2026

Guillermo Solano Gutiérrez
guillermo.solano.gutierrez@una.cr

El presupuesto de la República tiene una especie de cinturón que aprieta las posibilidades de crecer. Su nombre es regla fiscal y comenzó a aplicarse desde 2020, con la entrada en vigor de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, que se aprobó como una forma de contener el aumento desmedido del gasto público.

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Como consecuencia de la aplicación de la fiscal, cuando la relación de la deuda pública con respecto al PIB supera el 60%, se está en fase restrictiva, y esto implica que la inversión de capital, como las obras de infraestructura no pueden crecer de manera significativa. Foto Freepik

Esta regla tiene una fase restrictiva, que se aplica cuando la relación de la deuda pública con respecto al Producto Interno Bruto (PIB) supera el 60%. Actualmente, el país se encuentra en esa posición.

Al ubicarse en esta fase, los gastos corrientes del gobierno (salarios, pensiones, inversión social) y la inversión de capital (obras de infraestructura, compra de activos), no pueden crecer de manera significativa.

Ante esta posición, la aspiración del Gobierno ha sido la de cerrar este 2024 con un nivel deuda/PIB inferior al 60%, de manera que, en el presupuesto del 2026, la regla fiscal entre en un escenario menos restrictivo y el presupuesto tenga una mayor flexibilidad para el gasto.

Sin embargo, el más reciente informe Análisis de la coyuntura fiscal, del Observatorio Económico y Social (OES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), destacó que, de persistir ciertas condiciones fiscales, “la deuda del Gobierno central se mantendría por encima del 60% del PIB”.

“Desgraciadamente pareciera que este no es el año donde la deuda logre bajar del 60%. Entonces, suponiendo que la deuda sí logra reducirse el año entrante por debajo de ese porcentaje, la flexibilidad de la regla fiscal llegaría hasta el 2027”, manifestó Fernando Rodríguez, economista y coordinador del OES.

Implicaciones

Retrasar, eventualmente, un año más la entrada del país a un escenario menos restrictivo de la regla fiscal tiene implicaciones sobre la inversión social.

Un pronunciamiento de la Defensoría de los Habitantes determinó el impacto de los recortes presupuestarios sobre cuatro instituciones del sector social. En el caso de la Dirección General de Desarrollo Social y Asignaciones familiares (Desaf) se ha afectado a 46 programas que atienden a personas en condición de pobreza y pobreza extrema, con una reducción de 43.787 millones de colones.

En el caso del programa Avancemos, se reveló un recorte de 7.761 millones de colones, lo que implicó la afectación directa a 18.266 personas estudiantes, que no fueron beneficiadas con el subsidio que se les otorga para que no abandonen sus estudios.

“Estamos llegando a un punto donde el proceso de ajuste de la regla fiscal junto con el efecto generado por la pandemia provoca efectos indeseados, que se extienden hacia algunos sectores. Al afectarse la actividad económica, se reduce la posibilidad de recaudar más impuestos, afecta las cifras fiscales y por ende la cantidad de recursos para invertir”, explicó Rodríguez.

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Expertos piden acción urgente ante crisis educativa en Costa Rica

Natalia Salas Gómez / CAMPUS
natalia.salas.gomez@una.cr

La amenaza de truncar el futuro de miles de estudiantes, especialmente de comunidades más vulnerables, es latente. La advertencia la volvieron a plantear especialistas del área, durante el foro Brechas sociales y educación pública en Costa Rica, efectuado en la Universidad Nacional (UNA), el pasado 13 de agosto. Ante este panorama, presentaron un llamado urgente a la acción para enfrentar la crisis, dadas las graves consecuencias que las crecientes brechas sociales tienen sobre el sistema educativo.

Martín Parada Gómez, vicerrector de extensión de la UNA , advirtió que la educación pública está “bajo amenaza”. En su intervención, recordó las luchas de hace más de tres décadas por defender las becas y el ascenso social, y señaló que los recursos estatales son desviados de sectores clave como la educación, la salud pública y la infraestructura, con un interés claro de privatizar los bienes públicos. “El Producto Interno Bruto crece cada año, pero la distribución de esos recursos es cada vez más desigual”, argumentó.

Isabel Román Vega, coordinadora del Programa Estado de la Educación, presentó datos alarmantes sobre la pobreza en nuestro país, pues, según afirmó, permanece estancada en el 20% de los hogares desde hace más de 30 años. Destacó que un millón de hogares se encuentran en situación de pobreza o en riesgo de caer en ella, y que los niños son los más afectados. “La pobreza tiene rostro, no números”, enfatizó y subrayó que la inversión en educación es fundamental para romper el ciclo de la pobreza. Precisó que cada año adicional de escolaridad aumenta en 2,4 puntos las oportunidades de empleo, pero lamentó que los recortes en la inversión educativa reducen las posibilidades de los estudiantes más necesitados.

Pablo Chaverri Chaves, académico del INEINA, alertó sobre el impacto de la desigualdad en el rendimiento educativo: “las sociedades más desiguales producen peores resultados educativos”, recordó. Explicó también que la desigualdad genera preocupación, estrés y ansiedad, y que afecta tanto a los pobres como a quienes no viven en pobreza, y esto impide un buen desempeño académico y afecta el desarrollo cognitivo y socioemocional de los estudiantes.

Alfredo Ortega Cordero, jefe de la Dirección de Desarrollo Curricular del MEP, y Eliana Montero Rojas, profesora jubilada de la Universidad de la Universidad de Costa Rica, también enfatizaron, desde sus perspectivas, sobre la necesidad de fortalecer la educación pública como herramienta clave para combatir las desigualdades y mejorar las condiciones de vida de la población.

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Desde hace varios años, los expertos en Educación vienen planteando la agudización de la crisis en el sistema educativo, sin que a la fecha se revierta la situación. Foto Randall Hernández, con fines ilustrativos

El foro concluyó con un consenso entre los expertos: es urgente un compromiso renovado y una inversión significativa para fortalecer la educación pública en Costa Rica, y garantizar un futuro más equitativo para todo el estudiantado, dado que el sistema educativo enfrenta su peor crisis en décadas, y las acciones que se tomen ahora serán determinantes para el futuro del país.

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Ahorrantes deben estar alerta a señarles del sector financiero

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Una de las recomendaciones que advierten los expertos es analizar la idoneidad de las personas encargadas de invertir el dinero de los ahorrantes en las entidades bancarias. Foto Freepik con fines ilustrativos

Roberta Hernández Q. / CAMPUS
roberta.hernandez.quesada@una.cr

Costa Rica suma múltiples casos de desfalcos financieros que afectaron a miles de ahorrantes. Las financieras de la década de los 80, el cierre del Banco Anglo, Bancrédito, Aldesa y recientemente Coopeservidores, forman parte de la lista negra de entidades en las que los consumidores confiaron y no recibieron los réditos prometidos.

Estas entidades custodiaron e invirtieron el dinero de terceras personas pero los ahorrantes perdieron sus recursos debido a malos manejos, corrupción o faltas al debido proceso. Especialistas en finanzas aseguran que el mercado siempre da señales de alerta de las que los consumidores no se percatan por falta de interés o de educación financiera.

“¿Quién debiera velar por mi salud física? No mi médico, si no yo. Si no me alimento bien, si no hago ejercicio, soy yo el primer obligado a velar por eso”, comparó Danilo Montero Rodríguez, director general de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF). En su criterio, los ahorrantes e inversionistas deben asumir la responsabilidad de velar por su dinero y prestar más atención a las señales, por ejemplo informes, estados financieros y de resultados. Para esto el consumidor debe educarse y preguntar.

Fernando Montero Cordero, académico de la Escuela de Administración de la Universidad Nacional (UNA), coincidió con el representante de la OCF en el programa de televisión UNA Mirada, y recomendó a los ahorrantes llevarle el pulso a esa entidad financiera en la que decidieron ahorrar. “Si soy ahorrante, accionista o miembro de una cooperativa, tengo que estar empapado, tengo que ir a las asambleas y preguntar por los rendimientos, por la operación de la empresa, por el grado de endeudamiento; esas consultas nos brindan la información que necesitamos de estas empresas”, recalcó el académico.

El consumidor financiero debe asumir su responsabilidad, comprender los riesgos que toma y plantearse objetivos claros para tomar las decisiones que respondan a sus necesitades específicas, ya sea a corto, mediano o largo plazo, recomendaron los especialistas. Desde la perspectiva de la OCF, estamos ante un problema “porque hoy vemos personas invirtiendo en criptomonedas, no saben cómo son, cómo funcionan, pero invierten en eso”, ejemplificó el director Montero Rodríguez. También ilustró con el caso de las inversiones inmobiliarias, “en una cosa que se hace llamar un puesto de bolsa, que en realidad no es de la bolsa de valores, que le ofrece a la gente hacerse inversionista en bienes inmuebles de $50.000 en adelante y la gente le entra sin mayor entendimiento”.

Ante este tipo de propuestas de ahorro o inversión, los expertos recomendaron cautela y malicia, ya que “cuando a usted le están pagando más que a todo mundo, debe haber algo que no es tan cierto”, advirtió Juan Diego Sánchez Sánchez, analista financiero, abogado e investigador de la Sede Interuniversitaria de Alajuela. También alertó a los ahorrantes sobre la importancia de consumir información financiera verás, pues actualmente hay muchos influencers financieros en redes sociales que manipulan la información a su favor y confunden a los consumidores.

Otro elemento que destacaron los panelistas en el programa de televisión, es la idoneidad de las personas encargadas de invertir el dinero de los ahorrantes en las entidades bancarias. Gustavo Vallejo Esquivel, académico de la Escuela de Administración UNA, considera vital que a nivel institucional y de las organizaciones se contrate para esta labor a alguien que entienda todos los parámetros e indicadores financieros. En este caso, Vallejo recomendó “un oficial de cumplimiento, que es como una extensión de la Superintendencia General de Entidades Financieras en todas las instituciones de intermediación y que manejan dinero de terceros”.

En el mismo sentido, Michael Muñoz, académico de la Escuela de Administración de la UNA, aportó que la cautela debería prevalecer en cualquier operación financiera, especialmente en cooperativas y asociaciones solidaristas, puesto que invierten el dinero de sus ahorrantes y, por ende, deben maximizar los cuidados y controles sobre las operaciones a realizar.

“Cuando usted representa a un grupo de personas, con dineros que no son suyos, lo primero que tiene que hacer, como una entidad responsable, es tener el equipo de personas idóneas que evalúen a la entidad en la cual se va a hacer algún tipo de inversión”, recomendó Muñoz. El académico agregó que hay muchas entidades que cuentan con unidades de riesgo y personal especializado en evaluar el riesgo de crédito e inversiones. Estas personas estudian y establecen parámetros de alerta y seguimiento que les permite cuidar las inversiones hechas con el dinero de los ahorrantes.

Sánchez sostuvo que tanto el sistema financiero como los bancos costarricenses se consideran entre los más robustos de la región, por su nivel de solidez; lo mismo sucede con las cooperativas que son muy amplias en materia de activos y en materia patrimonial. “Sin embargo, siempre estamos en obligación, como consumidores, de poner atención y de ver las señales que el sistema nos pueda dar”, recomendó.

Actualmente existe en la corriente legislativa un proyecto ley para la protección del consumidor financiero. Danilo Montero, recordó que la ley para proteger al consumidor mercantil y financiero se le debe a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), desde el momento que Costa Rica se adscribió a la organización.

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Movimiento estudiantil nuevas luchas, viejas represalias

Víctor J. Barrantes C. / CAMPUS
vbarrant@una.cr

La lucha por evitar la explotación de bauxita en Pérez Zeledón, que la Asamblea Legislativa había aprobado, en 1970, a la empresa Aluminum Company of America (Alcoa), marcó, para muchos, el despertar de la protesta del movimiento estudiantil en Costa Rica.

Desde entonces, el protagonismo de este sector por reivindicar derechos ha sido notorio en varios casos, pero también se le ha invisibilizado o combatido en otros. Hay coincidencia, sin embargo, entre quienes alguna vez ejercieron puestos de liderazgo, que es gracias a este activismo que despuntaron algunas conquistas, de que las que hoy se ufana la democracia costarricense.

Fue el movimiento estudiantil de las universidades públicas, según recordó el historiador Carlos Hernández Rodríguez, entonces dirigente de la Universidad Nacional (UNA), el que organizó y lideró, en los años 80, la mayor manifestación por la paz que hubo en el país, en momentos en que Centroamérica se desangraba en guerras internas. Tal iniciativa tuvo una gran repercusión en la juventud universitaria de entonces.

También fueron los estudiantes quienes empujaron con fuerza principios democráticos como el acceso a la educación superior para toda la población. En las universidades públicas se libraron (y se ganaron) batallas para ampliar la cobertura de carreras en todo el país y para ajustar el costo de los créditos. La lucha fue en favor de sectores de la población que, de otra forma, no hubieran tenido acceso a la educación superior, según recordó Jaime Gamboa Goldemberg, expresidente de la Federación de Estudiantes de la UNA en los periodos 1986-87 y 1987-88, en el podcast Cuentas y cuentos.

Algo importante de la organización estudiantil de entonces, recuerda Gamboa, fue “que logramos tener victorias”, aunque en algunos casos no quedaron registradas. Y si bien reconoce que en su época no entraban tópicos como las luchas por el cambio climático, ni la perspectiva de género, ni los derechos de la población LGTBI, estos son temas recientes que la lucha estudiantil ha incorporado, con éxito, en sus demandas.

Otra ventaja que el entonces presidente de la FEUNA ve en la actual dirigencia es su formación académica, que le permite debatir, con argumentos sólidos, temas de actualidad, gracias al continuo debate alimentado en las redes sociales y medios digitales. “De manera que el movimiento no es solo testimonial, si no que ha permitido lograr cambios”, sentenció.

La herencia de las luchas estudiantiles históricas va mucho más allá de la lejana referencia a las Reformas Universitaria de Córdoba (1918) o la Matanza de Tlatelolco (1968), con la que se suele relacionar la protesta universitaria. En el caso costarricense, también fue emblemática la participación estudiantil en protestas como la del combo del ICE (2000) y la del TLC (2007), sin dejar de mencionar otras actividades menos mediáticas, como los manifiestos en pro de causas humanitarias o las campañas de solidaridad por desastres causados por eventos naturales en nuestro país u otros.

Franky González Conejo, quien ejerció, la presidencia de la Feuna entre 2006-2008, recuerda que la organización estudiantil siempre ha estado asociada con las mismas luchas históricas de las comunidades nacionales y, en algunos casos, latinoamericanas.

Más allá del FEES

Los intentos por reprimir o descalificar las manifestaciones estudiantiles no son nuevos. Durante las últimas negociaciones del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), estudiantes de las universidades públicas se manifestaron contra las autoridades del MEP, tras la propuesta del Ejecutivo, de solo reconocer un 1% de crecimiento del presupuesto universitario. Las Universidades habían planteado una asignación del 4.06%, que el Gobierno rechazó, lo cual obligó a trasladar la decisión a la Asamblea Legislativa, ante la falta de acuerdo en la Comisión de Enlace.

Tras las manifestaciones estudiantiles del 18 de julio, en la Asamblea Legislativa se propusieron dos mociones de orden: una para “condenar los hechos violentos denunciados por la ministra de Educación, Ana Katharina Müller” y otra para “condenar todas las expresiones de discursos de odio y formas de violencia que se han visto en el país durante los últimos años…”. Ninguna de las dos propuestas se vio en plenario.

Pero las reivindicaciones del movimiento estudiantil actual no se limitan solo a los espacios donde se negocia el FEES. Raquel Loría Quesada, presidente de la Federación de Estudiantes (FEUNA), abogó, el pasado 24 de abril ante los diputados de la Asamblea Legislativa, reunidos en la Sede Regional Chorotega de la UNA, en Nicoya, para que “reaccionen” ante la peor crisis del sistema educativo de los últimos 40 años, y reiteró la propuesta estudiantil de impulsar un nuevo pacto por la educación. En concordancia con esta reivindicación, días después las federaciones estudiantiles de las universidades públicas presentaron un recurso de amparo contra el Ministerio de Educación por transgredir los derechos a la educación, a la igualdad y no discriminación, al desarrollo y el principio de no retroactividad.

Congruentes con el derecho de participar en las actividades políticas del país, durante las celebraciones de los 200 años de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, el pasado 25 de julio, una representación de estudiantes intentó manifestarse contra el Gobierno, durante las actividades oficiales, sin embargo, fueron agredidos, según denunciaron, por un grupo de pescadores, que les impidió manifestarse. De inmediato las autoridades de la UNA condenaron el hecho.

Para el diputado Ariel Robles Barrantes, del Partido Frente Amplio, tales reacciones no son nuevas; recordó que alrededor del movimiento estudiantil siempre ha habido una tendencia autoritaria y un intento permanente por silenciarlo, cuando sus posiciones difieren de las oficiales. Pero lejos de debilitarlo, asegura que tales intentos solo lo han fortalecido; de hecho, destacó que son varias las contribuciones que, desde sus posiciones autónomas, los estudiantes han aportado en la construcción del estado costarricense.

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Las causas estudiantiles siempre han estado asociadas con las mismas luchas históricas de las comunidades nacionales. Foto FEUNA

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