Revista 93.1

Revista RELACIONES INTERNACIONALES

Escuela de Relaciones Internacionales.

Universidad Nacional, Costa Rica.

N.º 93.1 • Enero-Junio de 2020

ISSN: 1018-0583 / e-ISSN: 2215-4582


 
         
   

Las fracturas generadas por el COVID19 y las Relaciones Internacionales

 

La disciplina académica de Relaciones Internacionales tiene como una de sus certezas la probabilidad del cambio. El cambio, más que una variable es una constante cuando se examina la dinámica global, estos cambios pueden ser graduales, o pueden ser abruptos, no obstante, siempre implicarán estrategias de adaptación frente a las nuevas dinámicas que se deriven de aquello. La llegada del COVID19, como se comentó en el Editorial del número anterior (92.2), ha generado una ruptura a lo que comprendíamos como la “normalidad” de nuestras vidas, planteando preguntas sobre si habrá un retorno a un estadio previo, o si debemos esperar una nueva forma de convivencia, tanto en el plano subjetivo como en el de las relaciones sociales en sus diversas escalas, desde lo comunitario hasta lo internacional.

Desde una perspectiva de las tendencias globales, la situación de pandemia no puede considerarse como inesperada, lo que no significa que las sociedades nacionales e internacional se encontrarán preparadas para una respuesta efectiva. Desde el año 2005 el Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan había señalado en su reporte “Un concepto más amplio de la libertad”, que las enfermedades infecciosas mortales podrían poner en peligro la seguridad y la paz internacionales (p. 33), y que para su enfrentamiento se requería “una respuesta internacional concertada” (p. 22), alertando la importancia de dotar de medios a la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos de la Organización Mundial de la Salud (p. 30), para citar un ejemplo. Y ese mismo año, en el marco de la Unión Europea, la mayoría de sus países contaba con planes frente a pandemias (ECDC, 2007).

El siglo XXI se podría caracterizar con la presencia de brotes epidemiológicos, que a su vez expresan las desigualdades sociales y sanitarias en el ámbito global a la hora de su enfrentamiento. Se pueden destacar los casos de la gripe aviar (H5N1), con picos por el año 2003 y una tasa de letalidad del 60% (CDC, 2015); la gripe porcina (H1N1) detectado en humanos por el año 2009; el síndrome respiratorio de oriente medio (MERS) reportado por el año 2012 con una tasa de letalidad del 35% (CDC, 2019), o el ébola, que es un virus descubierto desde 1976 pero cuyo brote entre 2014-2016 generó un gran impacto sanitario en África específicamente (OMS, 2020). Esta dinámica ha establecido un nuevo precedente cuando en 2014 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas consideró al ébola como una “amenaza a la paz y la seguridad internacional” mediante la Resolución 2177, siendo la primera vez que se consideró un asunto de salud pública como una amenaza, especialmente por su rápida propagación y su alta letalidad (Svicevic, 2020).

Se estima que el ébola “infectó a unas 28 000 personas en el transcurso de dos años” pero el COVID-19 “ha logrado este número en poco menos de dos meses y, de hecho, se acerca a siete veces el número de infecciones de ébola” (Svicevic, 2020), tal es así, que según una encuesta del Pew Research Center para las personas estadounidenses el COVID19 llegó a constituir la primera amenaza para los Estados Unidos, por encima del terrorismo o la proliferación de las armas nucleares (2020). Desde la perspectiva de las relaciones internacionales, el COVID19, como la amenaza global que ha definido el 2020, puede enmarcarse analíticamente en tres grandes fracturas: la primera entre lo individual y lo colectivo; la segunda entre la inclusión y la exclusión, y la tercera entre los ganadores y los perdedores.

Primera fractura individual-colectivo

La crisis suscitada por la propagación del COVID19 ha despertado una serie de tensiones que abarcan las respuestas individuales (unilaterales o estatocéntricas) frente a las respuestas colectivas (multilaterales y cooperativas). Como mencionaba el Secretario General de Naciones Unidas desde 2005, la propagación de enfermedades infecciosas mortales requería el fortalecimiento de la institucionalidad internacional, y el accionar concertado entre los países. No obstante, la actual pandemia ha puesto en evidencia comportamientos de “auto-ayuda” en palabras de Waltz, donde algunos Estados han puesto lo nacional frente a lo comunitario/internacional.

Como ejemplos concretos se tiene a Estados Unidos cuando mediante la Ley de Producción para la Defensa que data de la década de 1950, pretendía que la empresa 3M no vendiese cubrebocas a terceros países (New York Times, 2020). En el caso de Europa se han suscitado también tensiones entre el proyecto regional y las aspiraciones nacionales, así ocurría que al inicio de la crisis algunos Estados miembros de la Unión Europea tomaron la decisión “de restringir o prohibir exportaciones –en un caso de hasta 1.324 productos, incluido el paracetamol y aparatos médicos– contribuye[ndo] al riesgo de carencias en otros Estados miembros” (El País, 2020a), además del cierre de fronteras externas, que la consideraron como un revés a la zona Schengen afectando a las personas turistas partes del acuerdo (El País, 2020b).

Esta fractura ha visto el resurgimiento del Estado moderno y su “trampa territorial” en palabras de Agnew (2005), cuando se reimplanta la división entre lo interno y lo externo a partir de los límites fronterizos y el pretendido control estatal de todo lo que ocurre dentro de su jurisdicción. A su vez, esta vuelta del Estado ha atizado aún más el cuestionamiento del multilateralismo, por su incapacidad de acción o por percibirse como sesgado en favor de unos intereses respecto de otros. A pesar de que en 2014 el Consejo de Seguridad denominó al ébola como una amenaza internacional facilitando el fortalecimiento de sistemas de salud; la canalización de recursos; estrategias para el fomento del comercio y la economía; y el establecimiento estándares de acción; en el caso del COVID19 la concertación en la máxima instancia para asuntos de seguridad se ha visto paralizada. Como razón fundamental para la inacción se tienen las persistentes diferencias políticas entre sus integrantes; entre Estados Unidos y China se relaciona con el interés del primero por caracterizar al COVID19 como un “virus chino”, lo cual resulta inaceptable; y en el caso de Rusia, este buscaría aliviar las sanciones que recaen sobre sus hombros para poder enfrentar la pandemia, lo cual implicaría anidar temas que no necesariamente están conectados entre sí (Asharq Al-Awsat, 2020). Además de esta situación, Estados Unidos decidió suspender el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud, acusándola de “mala gestión y el encubrimiento de la propagación del coronavirus” además de beneficiar los intereses de China (DW, 2020).

Segunda fractura inclusión-exclusión

Esta fractura de la inclusión-exclusión es entre “nosotros” y “ellos”. Con la vuelta del Estado moderno la dinámica de las fronteras cobra una nueva relevancia, pues una de las principales medidas frente a la propagación del COVID19 ha sido el cierre de fronteras para el tránsito de personas, manteniéndose en lo esencial el intercambio comercial. Según la CEPAL el impacto económico asociado a la pandemia afectará a la región latinoamericana de forma significativa, estimando un incremento del desempleo en diez puntos porcentuales, aumentando el número de personas pobres de 185 a 220 millones de un total de 620 millones de habitantes, así como la pobreza extrema pasando de 67,4 a 90 millones (CEPAL, 2020), y en relación con el turismo “se calcula que si la prohibición de viajes a causa del virus se prolonga por uno, dos, o tres meses, la actividad turística en el Caribe, por ejemplo, en 2020 se contraería en 8%, 17% y 25%, respectivamente” (CEPAL, 2020).

La restricción a la movilidad humana se estima una de las medidas más eficaces para evitar la propagación del virus, no obstante, diversas reflexiones llaman la atención que el riesgo de contagio puede afectar más a las personas con niveles bajos de ingreso; mientras que la población con mayores ingresos puede contar con más estrategias para reducir su contacto social. Para el World Food Program, las poblaciones que “viven en países con graves déficits de desarrollo, capacidad gubernamental limitada y, lo que es más importante, infraestructura de salud deficiente” plantean mayores riesgos, dentro de ellos destacan a la población refugiada o desplazada (WFP, 2020). El Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterrez, señala que las mujeres serán de las más afectadas, especialmente “el gran número de hogares encabezados por mujeres en situaciones de conflicto” (2020).Otra tensión provista por el resurgimiento del Estado moderno es la caracterización del virus con un rasgo étnico, causando gran controversia. Al señalarse el “virus chino” se estigmatiza una población generando conflictos que van desde el ámbito del bienestar físico de las personas asiáticas, quienes pueden ser objeto de actos violentos, hasta el nivel diplomático y político obstaculizando la posibilidad del diálogo.

Las personas que viven en países con sistemas de salud más precarios encuentran mayores retos para transitar hacia países con sistemas de salud más robustos, lo que lleva al uso de medios irregulares en su travesía o a evitar los establecimientos de salud por temores de deportación dado su estatus migratorio. Adicionalmente, se genera una estigmatización del extranjero con el cierre de fronteras, al verle como sospechoso por su origen étnico; además, de la división generada por la estructura social, donde las poblaciones más vulnerables al gozar de menor estabilidad económica deben enfrentarse con situaciones de mayor exposición frente al virus, como ocurre en Estados Unidos donde la población latina y afro sufre altas tasas de contagio por el tipo de puestos laborales que desempeñan (BBC, 2020).

Tercera fractura ganadores-perdedores

Hace unas décadas Susan Strange denunciaba que la estructura económica internacional funcionaba como una ruleta, donde todos los actores económicos podrían resultar perjudicados, pero solo pocos tenían la oportunidad de apostar y definir las reglas del juego. En la economía política internacional hay ganadores y perdedores, y en el caso de la pandemia del COVID19 no se puede hacer la excepción. Una primera reflexión se relaciona con los límites de la globalización, como se mencionó en la primera fractura, en la dinámica del intercambio comercial los países estaban dispuestos a utilizar medidas nacionales para afectar el comercio global, específicamente restringiendo exportaciones de productos sensibles. Esto conlleva a poner en entredicho los beneficios de la alta dependencia y la asimetría en materia comercial, especialmente cuando las reglas del juego se observan desde una lógica de la seguridad nacional, y no desde la interdependencia.

Otro aspecto que se ha considero en esta lógica ha sido el balance sobre la eficacia de las respuestas en función de los sistemas políticos, donde se aprecia la respuesta china para contener la propagación del virus a pesar de restringir la libertad y el bienestar de su población, frente a Estados Unidos donde las políticas se han basado en prejuicios del presidente Trump y un sistema sanitario debilitado y excluyente. Esta tensión se enmarca en el profundo cuestionamiento que enfrenta el orden liberal internacional, y especialmente el revés democrático característico del siglo XXI (Freedom House, 2020). Así las cosas, para el 28 de mayo de 2020 Estados Unidos era el país con más contagios 1 700 000 y más decesos 100 000 personas a nivel mundial, poniendo en entredicho su capacidad para ejercer liderazgo y ser ejemplar (Universidad John Hopkins, 2020). En este aspecto se hace necesario un balance más amplio, ha habido casos de democracias con un manejo exitoso de la pandemia, como ha sido Costa Rica con una tasa de mortalidad del 1 %, con uno de los mejores desempeños en América Latina.

La competitividad mundial va más allá del COVID19, ante lo que subyace una pugna en torno a la hegemonía en el orden mundial. Para Boaventura de Sousa Santos, en la actual coyuntura Estados Unidos necesita “neutralizar el liderazgo de China en cuatro áreas: la fabricación de teléfonos móviles, las telecomunicaciones de quinta generación (inteligencia artificial), los automóviles eléctricos y las energías renovables” (2020, pp. 25-26), de allí su interés por asociar el coronavirus con China para generar una falta de confianza en el gigante asiático, y justificar su guerra comercial. Esta pugna por el orden mundial persistirá durante las próximas décadas, al preverse una mayor centralidad asiática en el devenir económico mundial (Méndez-Coto, 2016), lo cual tendrá un correlato en otras áreas temáticas sensibles como la seguridad o las instituciones internacionales. En este escenario, China ha venido cambiando su táctica de pasividad e introspección, desafiando cada vez más a Estados Unidos y occidente en el plano comunicacional, lo que incluye un manejo ofensivo su diplomacia digital para defender y promover sus intereses (BBC, 2020b).

Desde el punto de vista de los grandes ganadores en el marco de la pandemia se encuentran las empresas basadas en la tecnología y productos electrónicos. La limitación del contacto físico ha llevado ajustes en los modelos de consumo y entretenimiento, según Joshi (2020) se ha visto como tendencias una aceleración en “el cambio de pagos en efectivo a pagos digitales”, también “la tendencia emergente de traer al lugar de trabajo el dispositivo propio” fortaleciendo la posición de empresas de productos electrónicos como Microsoft, además, el teletrabajo requiere de soluciones tecnológicas de allí el despegue de plataformas como ZOOM. En el ámbito de la salud, la competitividad se traslada a la producción de la vacuna frente al virus que causa el COVID19, donde pugna lo privado versus lo público, habiendo iniciativas para que se liberen los hallazgos médicos, lo que choca con los intereses de las grandes compañías, mientras que la competencia por la producción y provisión de insumos médicos continúa siendo una constante. Otro de los grandes ganadores han sido las plataformas de ventas en línea, especialmente notable el caso de AMAZON.

En términos de los perdedores por el impacto del COVID19 se encuentra una pléyade de empresas y sectores de la economía, para comenzar en el ámbito de la energía se ha suscitado una pugna en el marco de los países productores de petróleo, especialmente entre Rusia y Arabia Saudita, quien incrementó su producción aunado a la desaceleración económica, lo que conllevó a un desplome de los precios (Semanario Universidad, 2020). En esa lógica, las restricciones de viaje han afectado de una forma significativa a las aerolíneas, poniendo en aprietos a grandes regionales como AVIANCA (BBC, 2020c). El sector turismo enfrenta graves desafíos, especialmente a países que se encontraban en la temporada alta cuando golpeó la pandemia como los ubicados en zonas tropicales, tal es el caso de Costa Rica donde este representa hasta el 6.3 % de su Producto Interno Bruto (La República, 2020).

Al igual que la pandemia del COVID19 ha despertado grandes interrogantes en la comunidad internacional, la RevistaRI continúa haciendo esfuerzos por lograr captar las temáticas más acuciantes de la agenda, y someter a prueba el instrumental teórico provisto por la disciplina académica. En el número 93.1, correspondiente a enero-junio de 2020, se ofrece un conjunto de artículos con temáticas diversas, desde la geopolítica, pasando por la política exterior y la construcción de las identidades, cristalizando la diversidad temática característica de nuestra era. Las personas lectoras encontrarán los siguientes aportes: “La dimensión geopolítica del interés estatal: el Atlántico Sur Occidental y su relevancia para Argentina”, de Ezequiel Magnani (Universidad Torcuato Di Tella, Argentina); “Los análisis de la política exterior colombiana: un estado del arte”, de Carlos Hernán González Parias y Juan Camilo Mesa Bedoya (Institución Universitaria Esumer, Colombia); “La política exterior de Corea del Sur para la reconstrucción de una identidad colectiva con Corea del Norte” de Alex Mauricio Maldonado Méndez (FLACSO, Ecuador); “Geopolítica y Medio Ambiente: Incidencia del cambio climático y los intereses geopolíticos en el Ártico”, de Javier Johanning Solís (Universidad de Costa Rica) y Carlos Alberto Peña Menjívar (Universidad Nacional, Costa Rica), y “Origen y evolución de la comunidad palestina en Chile” de Julieta Espín Ocampo (Universidad Europea, España). Para finalizar, se comparte que la revista ha hecho un esfuerzo para motivar a estudiantes de la Escuela de Relaciones Internacionales a dar sus primeros pasos en la escritura académica, por ello nos complace publicar dos reseñas bibliográficas a cargo de Roger Alfonso Sánchez Soto (Universidad Nacional, Costa Rica), y Rajesh Chapagain Masís (Universidad Nacional, Costa Rica).

Dr. Marco Vinicio Méndez Coto

Director y Editor en Jefe

Revista Relaciones Internacionales

Referencias

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BBC (2020b). “Guerreros lobo”, el nuevo ejército de diplomáticos que defiende a China en el mundo durante la pandemia. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52671311

BBC (2020c). Bancarrota de Avianca por el coronavirus: qué significa que la aerolínea se haya acogido a la ley de EE. UU. para superar su crisis. https://www.bbc.com/mundo/noticias-52657128

CEPAL. (2020). COVID-19 tendrá graves efectos sobre la economía mundial e impactará a los países de América Latina y el Caribe. https://www.cepal.org/es/comunicados/covid-19-tendra-graves-efectos-la-economia-mundial-impactara-paises-america-latina

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) (2015). Influenza aviar A(H5N1) de origen asiático altamente patógena en personas. https://espanol.cdc.gov/flu/avianflu/h5n1-people.htm

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) (2019). Middle East Respiratory Syndrome (MERS). https://wwwnc.cdc.gov/travel/yellowbook/2020/travel-related-infectious-diseases/middle-east-respiratory-syndrome-mers

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DW. (2020). Trump suspende financiamiento de Estados Unidos a la OMS. https://www.dw.com/es/trump-suspende-financiamiento-de-estados-unidos-a-la-oms/a-53127307

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El País (2020b). Bruselas propone prohibir la entrada de ciudadanos de fuera de la UE durante 30 días. https://elpais.com/sociedad/2020-03-16/bruselas-propone-prohibir-la-entrada-de-ciudadanos-de-fuera-la-ue-durante-30-dias.html

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Joshi, M. (2020). ¿Quiénes serán los ganadores en una economía pospandémica?. World Economic Forum. https://es.weforum.org/agenda/2020/04/quienes-seran-los-ganadores-en-una-economia-pospandemica/

La República (2020). Turismo en Costa Rica: un afectado más por la pandemia COVID-19. https://www.larepublica.net/noticia/turismo-en-costa-rica-un-afectado-mas-por-la-pandemia-covid-19

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