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Revista Geográfica

ISSN: 1011-484X

Número 57 Julio-diciembre 2016

Doi: dx.doi.org/10.15359/rgac.57-2.4

Páginas de la 97 a la 128 del documento impreso

Recibido: 2/12/2015 • Aceptado: 7/4/2016

URL: www.revistas.una.ac.cr/index.php/geografica/



CARTOGRAFÍA SOCIAL APLICADA A LA INTERVENCIÓN SOCIAL EN BARRIO DUNAS, PELOTAS, BRASIL

SOCIAL CARTOGRAPHY APPLIED TO SOCIAL INTERVENTION AT THE DUNAS NEIGHBOURHOOD IN PELOTAS, BRAZIL

Juan Manuel Diez Tetamanti1

Universidad Nacional de la Patagonia, Argentina

Eduardo Rocha2

Universidade Federal de Pelotas, Brasil

RESUMEN

La práctica metodológica de Cartografía Social, es cada vez más frecuente en los espacios de investigación e intervención tanto universitaria como social. Así, se plantea un ajuste en su instrumentación y una sistematización de la implementación con el propósito de colaborar con el estudio y aplicación de esta metodología. Paralelamente, se describe la aplicación de Cartografía Social en el Barrio Dunas de la ciudad de Pelotas, como experiencia de investigación-intervención desprendida del método cartográfico deleuziano. Se analizan los resultados obtenidos en función de esta metodología tanto desde las dinámicas territoriales; comunicacionales y grupales, como así también la disposición de los cuerpos en la obra productiva. El artículo, hace fuerza en el carácter productivo de la experiencia colectiva, como práctica para la transformación social y la creación de nuevas y alternativas miradas del espacio geográfico.

Palabras clave: cartografía social; metodología, intervención, colectiva

ABSTRACT

The methodological practice of Social Cartography is increasingly common in university and social areas of research and intervention. Therefore, adjusting its instrumentation and systematizing the implementation is suggested in order to contribute to the study and application of this methodology. At the same time, the application of Social Cartography in the neighborhood of Dunes in the city of Pelotas is described as an experience of research and intervention deduced from the Deleuze cartographic method. The results based on this methodology are analyzed from their territorial, communication, and group dynamics, as well as the arrangement of bodies in the productive work. The article emphasizes the productive nature of the collective experience, as a practice for the social transformation and the creation of new and alternative views about the geographic space.

Keywords: social cartography, methodology, intervention, collective

1. Introducción

Este artículo, es el fruto de muchos encuentros. Reuniones de investigadores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (Universidade Federal de Pelotas/UFPel) con los amigos del Instituto de Investigaciones Geográficas de la Patagonia, Grupo de Investigación Geografía Acción y Territorio (Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco/UNPSJB). Encuentros de estos centros de investigación con el barrio Dunas, en la ciudad de Pelotas, Río Grande do Sul, Brasil. Confluencia entre las personas. Buenos y agradables momentos de un mundo que se abre y genera fuerzas que generan acción y nos convidan a pensar, agenciando y finalmente produciendo (Deleuze, 2009).

Además, el trabajo tiene un doble objetivo; a saber, por un lado se pretende ilustrar parte de la metodología de los talleres de Cartografía Social, con la intención de sistematizar la tarea científica en relación con este método. Por otro lado, describir metodológicamente el proceso de intervención y acción concreta en el barrio Dunas. Ambos objetivos se entrecruzan permanentemente.

El presente texto se encuentra abierto a ser perfeccionado, tanto en el método como en su propia implementación. Así pues, como resultado de los encuentros de trabajo, consideramos este aporte como un pequeño avance que podrá ser refinado y mejorado, a partir de nuevas experiencias; tanto nuestras como de los colegas que deseen aproximarse a la aplicación de Cartografía Social como metodología de investigación e intervención social.

2. Perfil de Pelotas y del Barrio Dunas

La ciudad de Pelotas (figura 1) se encuentra localizada en la región sur de Brasil, en el estado de Río Grande do Sul, en los márgenes del canal São Gonçalo, el cual une a la Laguna de los Patos y la Laguna Mirim, atravesando un área urbanizada de aproximadamente 350.000 habitantes. Pelotas se encuentra a 250 kilómetros al sur de la capital del estado de Rio Grande do Sul, Porto Alegre; y a 560 kilómetros al norte de Montevideo (capital de la República Oriental del Uruguay). Las actividades principales del municipio de Pelotas se concentran en las actividades agropecuarias, acopio y procesamiento de derivados de la soja, la actividad forestal y el comercio.

Pelotas, como la mayoría de las ciudades medias de Brasil y de América Latina, produce una periferia segregada y empobrecida, fruto de las políticas púbicas estatales de décadas, en donde se profundizaron situaciones de desigualdad social, asimetrías en los accesos a los servicios públicos y precariedad laboral, entre otros factores. Esta periferia de bajos recursos es el espacio de relaciones estratégicas de la reproducción del capital, a partir del fortalecimiento de la segregación socio-espacial, donde la explotación y la desasistencia de la clase trabajadora (en una importante porción informal) son reflejadas en el espacio habitado como morada.

Figura 1. Mapa de localización de Pelotas en el estado de Rio Grande do Sul e Brasil/ Image Google Maps ©: localización del barrio Dunas de Pelotas en el contexto de su mancha urbana.

Fuente: Google Maps ©, 2015. Edición: de los autores.

En cuanto al Barrio Dunas (figura 2) es un ejemplo típico de periferia3 de ciudad media brasileña. Tuvo su origen en el año 1986 por una acción del Poder Ejecutivo del municipio de Pelotas, que destinó un área de 6 hectáreas para la implantación de un loteo. Actualmente, el barrio posee unos 20.000 habitantes y limita con otros barrios de la periferia pelotense, como Areal, y Bom Jesus. El nombre del barrio, contradictoriamente, proviene de la antigua cercanía de ese espacio geográfico, con un club social de “clase alta” de la ciudad, llamado “Dunas” (Mereb, 2011 & Soares Junior, 2011).

Asimismo, la historia del barrio y del loteo, está signada por muchos conflictos y diversas ocupaciones de lotes, que al mismo tiempo generaron una grave falta de infraestructura urbana para sus habitantes, pero, por otro lado, también propiciaron el escenario para una amplia diversidad de proyectos sociales y culturales (a partir de ONGs, Gobiernos Nacionales, Provinciales y Municipales) de asistencia a la población.

Figura 2. Barrio Dunas, delimitación que realiza el área catastral de la Prefeitura de Pelotas.

Fuente: Googlemaps, 2015. Edición de los autores.

3. Cartografía Social como método

La cartografía, en la perspectiva de las ciencias humanas y sociales nace del diálogo entre Michel Foucault y Giles Deleuze, con génesis en la tradición nietzchiana. El esbozo del método surge desde las ya conocidas perspectivas foucoltianas de la arqueología del conocimiento, genealogía del poder y genealogía de la ética. En este sentido, se mantiene una relación muy próxima al campo de la geografía, empleando términos tales como territorio, campo, latitud, longitud, paisaje, deslocación, etc, siempre en el sentido de la producción colectiva del conocimiento.

El término cartografía utiliza especificidades de la geografía para crear relaciones de diferencia entre territorios y dar así cuenta de un espacio. De este modo, cartografía es un vocablo que hace referencia a la idea de mapa, contraponiendo a la topología y a las representaciones euclidianas, que caracterizan al terreno de modo estático, con una mirada dinámica que procura visibilizar las intensidades, abriendo el registro al acompañamiento de las transformaciones que acontecen en el terreno percibido e ingresando en el terreno del sujeto como percibidor de ese mundo cartografiado. Así, la cartografía procura una implicación del sujeto investigador con el objeto, al tiempo que hace difusos los límites entre ambos. El método cartográfico no parte de una realidad preexistente como el paradigma de la representación, sino que sitúa a la experiencia como acto creador, en el sentido del lazo entre el mundo que se nos presenta y el punto de vista de la experimentación de ese mundo, en un plano común y colectivo (Kastrup, 2015).

De la misma manera, la Cartografía Social como método de producción de mapas sociales – es siempre – colectivo, horizontal y participativo. Esta particularidad, que a primera vista parece responder a la moda actual en los métodos de intervención e investigación, rescata los modos más antiguos de construcción y producción de mapas: el colectivo. Dicho modo agrupado hace fuerza sobre todo en dos cuestiones: inicialmente, considera al conocimiento del espacio banal (Santos, 1996), al territorio como plural, de modo que quienes participan en la “obra” del mapa poseen saberes diversos sobre “el lugar”; y por otro lado, contempla que el resultado de ese mapeo es colectivo y horizontal; por lo que para obrar del mapa debe existir un intercambio, un debate y un consenso.

En síntesis, la obra final de un mapa realizado a través de la Cartografía Social, implica una tarea compartida, con fuerte intercambio de ideas, un debate sobre acciones, objetos y conflictos; y finalmente, un consenso. En ese momento, el mapa se transforma en un texto acabado que habla de un espacio compuesto por acciones y objetos en conflicto, pero escritos mediante un consenso. Esto es esencial, ya que el mapa tradicional4 carece de ese pasaje, siendo legitimado según quien lo construya, por un saber técnico - académico, gubernamental o militar.

En este sentido, es necesario rescatar la importancia del “poder de la cartografía”; así pues, quién posea la información acerca de dónde están ubicados los objetos, dispone de gran parte de las herramientas para comandarlos. Así, trabajar con cartografía (incluso en la tradicional), la construcción de mapas en sí, es una práctica que permite; por un lado, no apartarnos de la asociación de datos reales representados en un texto dibujado, y por otro; en el sentido de la organización, ubicar esos datos en el mapa para leerlos en lo que podríamos llamar una fotografía incompleta del terreno. En el caso de la Cartografía Social, esa fotografía es un filme colectivizado y al ser dinámica, siempre estará incompleta; aún cuando ésta haya finalizado, pues no hay final, dado que el mapa es un relato dinámico.

Ahora bien, los mapas no sólo representan el territorio, sino que lo produce y transforma, cumpliendo la función de familiarizar al sujeto con el entorno; el mapa también naturaliza el orden de las relaciones que le son permitidas con el espacio, cumpliendo una función ideológica (Montoya Arango. 2007). En el sentido de lo que postula este autor, reconocer al mapa como un mensaje social implica una labor de descomposición de la retórica y las metáforas cartográficas, y un alejamiento del pensamiento positivista para adentrarse en la teoría social, prescindiendo por principio de la neutralidad y la objetividad con que se ha revestido hasta ahora el saber científico.

En la Cartografía Social se desliga de esa neutralidad y objetividad, puesto que el mapa es subjetivo y comunitario. En otras palabras, es un mapa festivo y aparentemente caótico, porque es dinámico y vive; en contrapartida al solitario mapa de los Institutos Geográficos estatales. Esto no implica que uno sea más valioso que el otro; por el contrario, lo que marca el límite es su génesis y estructura. Mientras que el mapa tradicional nace normado y se posa en el paradigma de la representación, el social lo hace consensuado y posándose sobre la experiencia y el plano común; por su parte, el tradicional es obrado de modo vertical y el social se produce de modo horizontal. No obstante, ambos comparten el poder de la cartografía en el sentido que John Harley (2001) señala cuando dice que el cartógrafo es un sujeto social, inmerso en intereses políticos que configuran la realidad social de su tiempo, su conocimiento no es neutro ni imparcial, está inserto en las tramas del poder y su conocimiento es instrumentalizado por aquel.

Por esto, en Cartografía Social el cartógrafo es colectivo; es decir, no hay cartografía sin comunidad. Esta colectivización involucra que los objetos y acciones existentes en el espacio sean compartidas e intercambiadas. Así, cada integrante del obraje advierte nuevos objetos y nuevas acciones. Los cartógrafos del mapa social son aprendices de su propio espacio; espacio que al mismo tiempo se encuentran creando. La propia construcción de un simple mapa ha demostrado en las experiencias de trabajo sorprender a los integrantes de la obra: los cartógrafos se admiran del espacio geográfico que conocen más allá de sus palabras. De este modo, al finalizar la tarea, los participantes no sólo construyen un texto que habla del espacio geográfico, sino que pasaron por un debate sobre el territorio5 que los acercó a él. Al finalizar el mapa, todos los cartógrafos sociales participantes, conocen más el territorio; ya que al conocer más el territorio se amplían las posibilidades de comando y acción comunitarias, que hasta ese momento estaban en poder de quienes concentraban el conocimiento.

La distribución del conocimiento territorial se gesta en una obra colectiva, en la hechura de un objeto: el mapa. Se produce un hecho geográfico: el participante reconoce, renueva e intercambia su conocimiento territorial y lo manipula en un escenario. Así, el territorio se ensancha y alarga para el participante que se reconoce en él como un elemento que puede transformar el espacio.

La Cartografía Social está tenuemente normada en sus elementos iconográficos y estructura interna de dibujo. La norma es consensuada entre los cartógrafos sociales y tiene un objetivo general, determinado por el problema por tratar. Ese objetivo puede ser: un mapa sobre conflictos barriales, sobre ubicación de recursos comunes, sobre problemas ambientales, sobre la distribución del agua en una comunidad, etc. Atento a que la norma de construcción del dibujo, del mapa es normada colectivamente, el resultado final es complejo de sistematizar en modo gráfico. Por ello, la obra final del mapa social es acompañada de una explicación oral y en ocasiones escrita. Esto hace que el mapa en sí mismo sea un elemento inacabado; este es acompañado por una explicación oral que lo completa. Por ende, el mapa social, resultado del proceso productivo de Cartografía Social, y esa explicación, sólo puede ser realizable por quienes lo construyeron, dado que constituyen el texto que referencia el problema tratado inicialmente. En este sentido, el mapa social obtenido de la Cartografía Social es un elemento complejo de sistematizar que desimplifica en contrapartida a los modernos sistemas digitales de información geográfica, que intentan sistematizar, ordenar y simplificar todos los objetos y datos para luego gestionar6.

En definitiva, y tal como postula Carballeda (2012) el territorio, como espacio de contención de los escenarios sociales, puede presentarse en forma heterogénea, con distintas lógicas, diferentes formas de comprensión y explicación de los problemas sociales desde los propios actores que lo habitan. Igualmente, la investigación cartográfica como experimentación en el plano colectivo, construcción de lo común y experiencia pública, resulta contraria a la “desimplicación” que promulga el conocimiento científico. En Cartografía Social, así como en el método cartográfico el investigador es sujeto y objeto con fronteras difusas, dada su implicación en el proceso que lo sumerge en la experiencia (Kastrup, 2015).

De ahí que la intervención desde lo territorial se acerque a la noción de espacios micro-sociales y también a la de escenario de intervención. Desde estas, se hace posible comprender y explicar las diferentes expresiones de la cuestión social abarcando distintos ángulos, perspectivas y visiones.

4. Metodología de intervención

En lo que respecta a la metodología empleada, el grupo de trabajo, integrado por docentes y estudiantes de grado y pos-grado de la UFPel y un becario extranjero, consideró oportuno aplicar el siguiente dispositivo de trabajo en el barrio Dunas.

  1. Visitas aleatorias al barrio (en bicicleta).
  2. Entrevista inicial con un referente social local.
  3. Planificación de un derrotero para aplicar Cartografía Social, consensuado con los referentes sociales barriales.
  4. Difusión del taller de Cartografía Social por parte de los referentes locales.
  5. Aplicación del derrotero y realización de un taller de Cartografía Social en el CDD del Barrio Dunas.
  6. Devolución a la comunidad.

Un viaje en bicicleta

Hacía dos años que los integrantes del grupo organizaban encuentros e intervenciones sociales en conjunto con referentes barriales y la comunidad del barrio Dunas. María7 es una de las referentes locales y fue nuestro principal nexo con el barrio.

La Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAUrb) de la UFPel, tiene un programa de bicicletas a préstamo para estudiantes y docentes; ya pactado el encuentro con la referente local, partimos con dos estudiantes hacia el barrio. La experiencia del viaje en bicicleta es trascendental para la investigación urbana. Podríamos pensar que existen varias dimensiones de ciudad al trasladarse, esto porque diferentes urbes emergen desde el ómnibus, el auto, la bicicleta o a pie. Diversos aromas, contactos e intercambios suceden al transitar utilizando otros medios. Además, en el viaje recordamos las palabras de Careri en “Walkscapes, ten year after” cuando dice que:

En América Latina, andar significa enfrentarse a muchos miedos: miedo a la ciudad, miedo al espacio público, miedo a infringir las normas, miedo a apropiarse del espacio, miedo a sobrepasar unas barreras que a menudo son inexistentes, miedo a los demás ciudadanos, percibidos casi siempre como enemigos potenciales. El simple hecho de andar da miedo, y por tanto uno deja de andar: quien anda es un sin techo, un drogadicto, un marginal...

..En las facultades de arquitectura me di cuenta de que los estudiantes –es decir, la futura clase dirigente– lo saben todo acerca de la teoría urbana y los filósofos franceses se consideran expertos en ciudades y en espacio público, pero en realidad nunca han experimentado jugando a la pelota en la calle, encontrándose con los amigos en la plaza, haciendo el amor en un parque, entrando ilegalmente en un edificio industrial en ruinas, atravesando una favela, deteniéndose a pedir una información a un transeúnte (Careri, 2014:170)

Como un acto crítico-metodológico, el viaje en bicicleta es aquella profunda herramienta que nos permitió “otro acercamiento” a la ciudad y posteriormente, a Pelotas. Sin duda, “el viaje” forma parte de la interacción entre lo emocional, lo personal y lo intelectual. Para Hammersley la reacción personal se transforma a través del análisis reflexivo del conocimiento público personal (Hammersley y Atkinson, 1994:183). El viaje, en el sentido del traslado, constituye también un elemento del estar allí remarcado en las técnicas etonográficas. Para Rosana Guber lo emocional está presente en los relatos etnográficos.

El “temor, ansiedad, vergüenza, atracción, amor, seducción -dice Guber- caben en una categoría sistemáticamente negada por la investigación social... ...Según la lógica académica para la cual la razón es el principal vehículo y mecanismo elaborador de conocimientos, la pasión, los instintos corporales y la fe “no tienen razón de ser” (Güber, 2001:108-109).

Así se mantiene el análisis reflexivo, ante la reacción personal, la descripción del tránsito configura un elemento que otorga visibilidad, textura y cuerpo al objeto de estudio. Volviendo a Güber, se coincide en que “la participación es la condición sine qua non del conocimiento sociocultural (Op. Cit. 66). Las herramientas son la experiencia directa, los órganos sensoriales y la afectividad, que lejos de empañar, acercan al objeto.

En cuanto al tránsito entre la Facultad de Arquitectura y el Barrio Dunas, este recorre una distancia de aproximadamente 6 kilómetros; suficiente como para experimentar las desigualdades propias de cualquier ciudad intermedia de Latinoamérica; además, suficiente como para superponer usos residenciales, industriales, calles casi vacías y avenidas atestadas de vehículos.

Una estación de servicio indica el acceso al Barrio Dunas; el cual podría ser practicado por otras calles, pero que extrañamente solemos hacer por “la puerta principal” como si ése fuese el lugar indicado para entrar y no otro.

Conjuntamente, unas diez cuadras adentro está la casa de María, con algunos espacios abiertos, monobloks y caballos pastando y hablan de que el traslado a acontecido y que esas palabras de Careri son más que acertadas.

Además, cuenta con una escuela, una calle de tierra, una pequeña puerta. En la casa de María no hay nadie, pues, una vecina nos indica que está en el Comitê de Desenvolvimento do Dunas (CDD). Frente a la casa de María se encuentra el CDD y frente a la escuela está El CDD, se puede decir que parece un refugio para muchos.

Figura 3: El barrio visto desde las rejas del CDD.

Figura 4: Una imagen permanente en las calles inundadas de Dunas

Fuente: autores 2014.

Nos conocemos

El CDD está frente a la escuela, el edificio tiene dos pisos. En la planta baja hay regularmente atención sanitaria y algunos talleres de pintura o juegos en donde concurren niños. Hay además, un centro de informática que parece haber sido inaugurado a principios de los años 2000; no obstante, ninguna máquina funciona. En el primer piso hay dos pequeños salones y un espacio grande que utilizan para actividades colectivas. Los dos son hoy depósito de material informático en desuso; por ejemplo, monitores, teclados, y pedazos de computadoras por todas partes. También, un cartel desgastado dice “apoio GTZ”. Efectivamente, en 2002 la Agencia Alemana de Cooperación Técnica, inauguró este CDD en conjunto con la Prefeitura de Pelotas8.

María nos recibe con una enorme sonrisa, pero, hay decepción por las cientas de intervenciones universitarias en el Barrio Dunas.

-Desde hace años viene la universidad, han venido de la UFPel, de la Católica... siempre hacen su investigación y después no vienen más. Yo no quiero que pase esto porque es una decepción para la gente. Así se va perdiendo la confianza – (María. 2014 /entrevista).

Lo mencionado por María es justamente un evento que intentamos evitar, de modo que nos preocupaba no repetir esta práctica universitaria que no favorece el intercambio con la comunidad y que nos sitúa en un espacio “apartado” y no comprometido con las problemáticas que pregonamos explorar y combatir.

Por lo que conversamos con María y le comentamos que nuestra intención era realizar un taller de Cartografía Social, en el marco de una investigación sobre infraestructura urbana y participación de la población entre la UFPel (Brasil) y la UNPSJB (Argentina). Se le indicó que en la propuesta no pretendíamos generar expectativas más allá de la investigación en sí misma. Al mismo tiempo, en la dinámica del taller de Cartografía Social, nos interesaba que se sumaran inquietudes por investigar en el barrio, por parte de la propia población participante.

De modo que, María se muestra interesada, por lo que comenta que le interesa trabajar al Barrio como un “todo”, ya que muchas veces han realizado talleres comunitarios y es muy común que las problemáticas son siempre similares.

-Acá los problemas son siempre los mismos. La violencia de las calles, el crack, los chicos que caen en el tráfico y bueno, después las cosas que faltan... falta una plaza, un lugar para que los chicos jueguen. Acá siempre quedamos afuera de la planificación de Pelotas y además el barrio tiene una división territorial muy marcada entre esta parte (la parte más cercana al acceso) y la del fondo. Acá el trabajo social que nosotros hacíamos antes, en la época fuerte del PT, ahora la hacen las iglesias. Hay muchas iglesias, evangélicas, de todo tipo... Por eso sería bueno encontrar otras participaciones, otras maneras de que la gente participe - (María. 2014 /entrevista).

Finalmente, se convino una fecha para la realización del taller, mientras nos comprometimos a generar el derrotero para reunirnos nuevamente con María y quizás otros vecinos. La convocatoria sería realizada por referentes del CDD y por el grupo de investigación nuestro.

Sin embargo, quedaba un camino por recorrer en el barrio y algunas entrevistas y muchos kilómetros en bicicleta.

4.3. Recorriendo el barrio

La entrevista inicial con María nos entusiasmó para continuar conociendo el barrio y explorar sus territorios. Dos días después nos entrevistamos con una maestra de la escuela primaria que se encuentra frente al CDD. Así, al pasar la puerta de rejas que separa la escuela de la calle principal de Dunas, pareciera abrirse un nuevo territorio en donde la dinámica entre los maestros y los niños que allí concurren generaran un protectorado. La maestra que nos recibió se mostraba con cierta desconfianza. Al igual que María, la maestra, de unos cuarenta años de edad, mencionaba permanentemente la falta de continuidad de los trabajos universitarios en el barrio y la generación de falsas expectativas. La división territorial con mayor énfasis durante la entrevista con la maestra se marcó en función de la división entre “el barrio Dunas” y la “ciudad Pelotas”. -yo no soy de acá, soy de Pelotas, pero trabajo acá desde hace más de 15 años- (entrevista a maestra que concurre al CDD. Pelotas. 2014). Aquí la relevancia de los límites no sólo subjetivos y discursivos, individuales o colectivos, sino de la desmaterialización de las reglamentaciones físicas territoriales o las simples observaciones. ¿De qué nos sirve como geógrafos o arquitectos, trabajar sobre territorios que ya están relevados hasta por poderosos satélites militares, sino es justamente en lo profundo de la construcción territorial de los sujetos, en sus propias divisiones y convenciones?

La recorrida del barrio fue así un vínculo permanente entre la sensación de miedo, la intención y el cuerpo, María nos había ofrecido una recorrida por el barrio a pie. -Yo camino hasta lo que será la futura plaza, después no, porque más al fondo es peligroso- (entrevista a María. 2014). La mención del peligro es en Brasil una permanente advertencia del caminante de a pie. Para Ramiro Segura, y en relación con el miedo,

[...] existe una topología que va, en términos generales, desde la intimidad y seguridad del espacio privado de la casa hacia la inseguridad generalizada y anónima del espacio público de la ciudad, pasando por el barrio como ámbito mediador de ambos polos (Segura, 2006:4).

y continua:

[...] el espacio público es segmentado; así, los lugares temidos y peligrosos se ubican, generalmente, en el afuera de la ciudad, específicamente en ciertos barrios y villas. De esta manera, dos serían las fronteras principales que se refuerzan con la territorialización de los miedos (Segura, 2006:4)

Mientras caminábamos por la Av. Ulysses Guimarães hacia “el fondo” del barrio María saludaba a los vecinos, nos contaba cómo había sido ocupado inicialmente, luego, el proceso de mensura y algunos de los conflictos de infraestructura que tenían aún el día de hoy. Llegamos hasta el centro geográfico del Barrio. Una gran manzana es el espacio que la Prefeitura reserva para hacer un nuevo Centro de Integración Comunitaria. Desde el CDD lo visualizan como una maniobra política, ya que una parte del Barrio deseaba instalar en ese espacio libre, una plaza. Las divisiones comienzan y se profundizan. -Hasta acá caminamos, más allá yo no los acompaño, esa parte del barrio prefiero no entrar porque es peligrosa y hay mucha gente que no conozco, no les recomiendo entrar solos ahí – (caminata con María. 2014).

Las palabras de María indicaban que la frontera estaba trazada; por ende, regresamos al CDD. El Barrio Dunas ya no era un rectángulo en el mapa.

4.4. Diseño del taller

Cuando realizamos un taller de Cartografía Social, hacemos especial hincapié en dos instrumentos: el dispositivo y el derrotero.

El dispositivo es la batería metodológica que incluye a todo el proceso, desde el inicio de la planificación, hasta el final de la presentación de los mapas realizados. De este modo, el dispositivo incluye la organización de las entrevistas iniciales; las aleatorias, las observaciones y recorridas por el área de trabajo; la sistematización de la demanda y la elaboración de un programa de trabajo para esa demanda.

En el caso de Dunas, los estudiantes de la FAUrb que participaban del proceso ya tenían un contacto previo con algunos de los referentes; esto dinamizó el acceso al barrio y el acercamiento con sus referentes.

A partir de la primera etapa de entrevistas y reconocimiento inicial del barrio, se diseñó un derrotero.

Dicho derrotero se refiere a “una secuencia de aspectos cartografiables y referenciables con un orden escénico que pueda ser sistematizado”. Esto puede verse como una “referencialidad” que colabora como guía con la construcción del texto-mapa y con la lectura del mismo. El derrotero es el código simbólico que permitirá el diseño de la cartografía social. Al mismo tiempo, en este se explicita el objetivo del trabajo, los destinatarios y todo aquello que desee socializarse con los cartógrafos sociales.

De esta manera, el derrotero, constituye la guía central para la tematización, discusión y producción del mapa social. En este se trabaja con formato de “capas” que son diferenciadas con colores. Cada una de ellas puede incluir un sub-tema o elemento a cartografiar. Así, fuinciona como guía en la “deriva”9 que proporciona el método cartográfico, puesto que no es una guía estricta y fija, sino la traza de un rumbo por donde irá la discusión y la obra que producirá el mapa.

Por su parte, el trabajo del diseño del derrotero, que se encuentra dentro del dispositivo de investigación-intervención es múltiples veces consensuado con los referentes locales, discutido, puesto a prueba y evaluado tanto dentro del laboratorio como en la organización que convoca.

En el caso de Dunas, el derrotero fue consensuado en dos oportunidades por integrantes del CDD y sus referentes. De modo que, los puntos clave de intervención y de interés de los referentes, interactúan con los intereses y objetivos de investigación que motivaron al trabajo en territorio.

El evento del diseño del derrotero es trascendental por al menos cinco motivos; a saber, a) la claridad de interpretación que permita la creación de mapas y su legibilidad posterior; b) la interacción entre el grupo académico y el grupo social; c) la negociación de intereses entre estos grupos; d) la claridad de objetivos e intencionalidades de los agentes involucrados; y, e) la creación de pactos de privacidad, divulgación, etc.

Los motivos mencionados anteriormente, forman parte de un proceso metodológico que se encuentra en permanente discusión; una discusión creativa y comunitaria que en este caso particular generó el siguiente esquema de derrotero.


4.4.1. Objetivo

Cartografiar el barrio Dunas, con el propósito de pensar las problemáticas del barrio en el contexto de la cotidianidad; de manera que se propone trazar resoluciones para esas problemáticas a partir de la utilización de los elementos existentes en el espacio geográfico.


4.4.2. Invitados

Se proyectó trabajar con la población en general, vecinos del barrio, personas interesadas en hacer una cartografía colectiva de la comunidad en conjunto con la población local.


4.4.3. Acción

Diseñar con diferentes colores, en la misma hoja en blanco diferentes temáticas, discutiendo y conversando en grupo cada uno de los temas.

Tabla 1. Momentos del diseño del mapa (Derrotero).

Parte 1 (color negro)

Cartografiamos el barrio Dunas.

Parte 2 (color verde)

Cosas que acontecen en el barrio en el día a día (como por ejemplo: fiestas, vendedores ambulantes, recorridos, peleas, solidaridades, cotidianidades).

Parte 3 (color rojo)

Problemáticas. ¿Cuáles son los problemas que encontramos en el barrio?

Parte 4 (color azul)

Resolución. ¿Cómo Resolvemos esos problemas encontrados?

Fuente: autores, 2014.

5. El día del taller

La oficina fue planificada para un día miércoles a las 14 horas en el CDD. El horario fue convenido en una de las reuniones con los referentes locales. “Es un horario conveniente para los días de semana porque las madres tienen a sus hijos en el colegio y es posible que asistan” decía una de las vecinas. La convención de momentos, horarios, duraciones y modos de las convocatorias, resultan mucho más eficientes puestas en discusión con la comunidad. Así lo han demostrado muchas de las experiencias en oficinas con variedad de organizaciones sociales.

La invitación a la comunidad, también fue tomada como responsabilidad de los referentes locales. En este sentido, la apropiación de la actividad resulta fundamental para lograr el éxito de conjunción entre acción, intervención e investigación; y para evitar las expectativas puestas en el lugar del “organizador” como sujeto foráneo.

El día del taller nos movilizamos siete docentes y estudiantes de la UFP el una hora antes del evento. También, organizamos el espacio del primer piso del CDD y preparamos los elementos dispuestos en el suelo. Poco a poco algunos vecinos iban llegando; principalmente, mujeres y niños. Algunos niños que jugaban en la calle y otros que estaban realizando un taller de pintura en la planta baja del CDD, decidieron subir por curiosidad.

Además, habíamos preparado la oficina en tres partes; la primera, con una presentación sobre el objetivo; la segunda, con la formación de grupos misturados en edad y género y la realización del mapeo social, y; la tercera, una presentación de los resultados en plenario.

Seguidamente, se formaron dos grupos de aproximadamente siete integrantes cada uno, para la formación utilizamos la técnica de “pan y queso10”, entre un adulto y un niño. Una vez formados los grupos, se dispusieron los trozos de papel en el piso y los marcadores negro; verde; rojo y azul en suficiente cantidad como para que todos los integrantes puedan diseñar.

Figuras 5 y 6. Primeros momentos da oficina de Cartografía Social no Barrio Dunas.

Fuente: Eduardo Rocha, 2014.

6. Resultados obtenidos

Podemos verificar los resultados atentos con los siguientes elementos que componen el texto en Cartografía Social.

El mapa social se comporta como objeto-texto que dinamiza una imagen colectiva y consensuada de cada memoria e interpretación individual puesta en escena ante una situación comunitaria. a partir de esa dinamización de la memoria y del intercambio de información territorial, facilita una visualización de la dinámica del pasado y el presente, que habla de los cambios e interpela al propio cartógrafo social con dichos cambios acontecidos y puestos en escena.

Por otro lado, el mapa social es un objeto-texto complejo y de producción colectiva que no puede ser escindido de su instancia de producción. Es decir, la instancia de producción en la que interviene una dinámica de sociabilidad local y consensuada, el uso del cuerpo como dialógico, el propio diseño y dibujo y el consenso que allí se realiza y finalmente, la presentación del producto-objeto mapa y su discusión final.

6.1. La dinámica de trabajo

La organización para el inicio del trabajo entre los dos grupos formados, tuvo inicialmente una resistencia a utilizar el “suelo” como soporte. La actividad sobre el “suelo” proporciona horizontalidad, al tiempo que provoca una nueva sensación de innovación en el uso del espacio. Esta situación increpa a los participantes cartógrafos sociales a ocupar un espacio nuevo que frecuentemente no utilizan o no experimentan desde la niñez. El mapa en blanco, al inicio y la discusión sobre “qué vamos a hacer ahora” se presentó como una intriga que se suma a la nueva situación espacial comunitaria, donde todos los gestores se encuentran en la misma situación espacial. Inmediatamente, los referentes locales tomaron un lugar principal en la organización del mapeo. En este punto es donde debe tenerse presente que la toma de notas y observaciones es imprescindible. En los dos grupos formados se notaron dos eventos de dinámica organizativa. Las mujeres referentes-jefas tomaron la posición de “explicadoras” de la consigna e interpretación del “derrotero”. Los otros integrantes, principalmente, adultos, generaron aportes, mientras que los niños se mantuvieron aparte, a la expectativa u obedecieron. En esta situación inicial, es interesante observar cómo los niños ponen atención a la nueva situación de “dibujantes” “sentados en el piso” y cómo toman partido de esta escena, para comandar un espacio que para el niño es cotidiano: el del juego.

Mientras el mapa sigue en blanco, los referentes comienzan a “ordenar” una estructura del mapa de modo abstracto. Los elementos son discutidos en su ubicación, relación y relevancia. Primero, se dibujó el CDD y desde esa referencia se discute el resto de los elementos.

6.2. Los cuerpos y el mapeo

Patricia Mercado, desde la psicología social nos dice que

“Lo social hace territorio en el cuerpo, en los cuerpos, y encuentra, no sin contradicción, el modo de conservar y reproducir su propia vitalidad.
Trama de afectaciones donde la percepción hace lazo social, consensúa, crea contextos estables, imprime detenciones sobre el flujo de lo real... ...Yo soy, cuerpo argumental donde las marcas de la existencia encuentran un origen que las reúna y las encastre en una sucesión jerárquica de funciones, cuerpo-maquina, que vuelva a imprimir, cada vez, los rostros del Poder.
 Registro sensible y acción motriz son los mecanismos con que se ponen a jugar socialmente, los consensos perceptuales de una época, sus clausuras en el seno de las dinámicas institucionales (Mercado, 2002).

Inicialmente, los cuerpos de los cartógrafos sociales se disponen en una situación de alerta, generalmente, dispuestos de modo irregular en la sala o cercano a las paredes. Esta situación tiende a organizarse ante la disposición de los grupos. Los grupos de cartógrafos deben, como consigna de trabajo, desarrollar el dibujo en el suelo. Esto implica que todos los integrantes trabajarán a la misma altura y en un espacio “expone” la totalidad del cuerpo ante el resto y viceversa. La escena de trabajo que generalmente se frecuenta, en donde el torso y la cabeza están al descubierto y desde la cintura hacia los pies quedan ocultos en una situación estática, queda modificada. Ahora el cuerpo está desplegado en el suelo, apoyado en múltiples sectores y para realizar el dibujo, cada integrante debe moverse o modificar la postura. Esta situación resulta reticente o graciosa en muchas oportunidades. Hay una resistencia a ubicarse en una “situación de juego” y “sin soporte material” como puede ser una silla, una mesa o un atril. En Dunas, los referentes locales, al igual que en otras experiencias, prefirieron inicialmente no adoptar la misma situación corporal, prefiriendo quedarse en cuclillas o de pie. Esta característica es notable en casi todas las intervenciones; los referentes mantienen el cuerpo en una posición diferente y resistente a la orden de ubicarse “como los otros cuerpos”. El suelo es horizontal, igualitario y expositivo; de aquí, la importancia de intentar que se acepte grupalmente la ubicación en este lugar y tomar nota de quienes lo aceptan inicialmente y en un momento posterior. Otra de las resistencias notables, es de los “nuevos integrantes”. En el caso del taller de Dunas, los niños que se sumaron al taller y que no conocían al resto de los integrantes, prefirieron situarse en una zona cercana a la ventana o en un banco largo con cierto apartamiento del espacio de mapeo.

La comunicación entre los cuerpos y la palabra van profundizándose a medida que el mapeo requiere de consenso y acuerdos. Los cuerpos hablan y las palabras dibujan, un nuevo texto se va componiendo entre las observaciones, las discusiones y el intercambio de información que construye el mapa.

Al respecto del cuerpo y la palabra, Alberto Sava nos dice:

Nuestra formación como sujetos sociales está basada y desarrollada desde una estructura del lenguaje verbal; a la palabra la hemos desarrollado hasta el máximo de sus posibilidades y formas, aunque no la utilicemos en forma continua. Mientras tanto el cuerpo habla siempre, el cuerpo escucha, el cuerpo dialoga, el cuerpo siente, el cuerpo se mueve, el cuerpo piensa, el cuerpo produce, el cuerpo une y separa, el cuerpo revoluciona, el cuerpo es silencio y es sonido, el cuerpo comunica, el cuerpo vincula, el cuerpo acciona, el cuerpo transmite, el cuerpo es vida, el cuerpo es muerte... y hasta en ese momento el cuerpo habla (Sava, 2009).

El cuerpo es sin duda, de observación y abordaje indispensable en Cartografía Social, no hay texto final sin cuerpo y no hay interpretación completa sin éste.

Figura 7: Los cuerpos en el taller de Cartografía Social instituyen un diálogo que compone la obra cartográfica a partir de la experiencia de una producción colectiva.

Fuente: autores.

6.3. Los mapas

La realización del mapeo colectivo implica un proceso de intercambio de información territorial, el cual es uno de los elementos más ricos en Cartografía Social.

En este sentido, los mapeos sociales están fuertemente nutridos del intercambio de información territorial. Ese intercambio se realiza en función de:


a) la memoria territorial

b) el territorio vivido

c) el territorio argumentado


Sobre la memoria territorial, el mapa se comporta como objeto-texto que dinamiza una imagen colectiva y consensuada de cada memoria individual puesta en escena ante una situación comunitaria. Además, el mapa, a partir de esa dinamización de la memoria y del intercambio de información territorial, facilita una visualización de la dinámica del pasado, que habla de los cambios e interpela al presente con esos cambios acontecidos y puestos en escena.

Sobre el territorio vivido, el mapa general es un intercambio de experiencias, sensaciones, juicios, ubicaciones y relaciones que son puestas en discusión grupal, lo que incorpora la visión de “los otros” a la construcción de un escenario mapeado. El territorio vivido es la fuente del disenso y el consenso al mismo tiempo.

El territorio argumentado implica que cada uno de los integrantes de modo individual, aplique una argumentación de territorios por representar en el mapeo, ese argumento es puesto en debate grupalmente y sometido a validación. El razonamiento y argumento individual se pone en juego permanente con la de otros cartógrafos sociales y con el consenso grupal.

Los dos mapas de Dunas se iniciaron con epicentro en el CDD. Dunas, como barrio se organizó como parte y “aparte” de Pelotas como ciudad. Los límites del barrio incluyeron tanto los elementos físicos y tangentes, como los de carácter simbólico, temor e identidad.

Ahora bien, se destacaron dos elementos como problemáticas:


a) la baja disponibilidad comunitaria de espacio de uso común

b) la violencia en los espacios de uso común


Paradójicamente, los dos puntos implican un conflicto de espacios de uso común y espacios públicos.

La baja disponibilidad comunitaria de espacios de uso común se refirió principalmente a la inexistencia de una plaza, de espacios cerrados para “lazer11” y la demora en la ejecución de obras por parte de la prefeitura. Se señalaron también problemas de acumulación de basura, de falta de cooperación entre los vecinos para mantener la limpieza del barrio y la falta de vagas en la escuela, lo cual provoca que muchos niños no asistan a la escuela o deban trasladarse de barrio.

La violencia en las calles fue asociada a la práctica del narcotráfico, que incluye niños y mujeres en la práctica cotidiana. Muerte y temor recrearon espacios de veda y peligro. En este sentido, el conflicto generó una lógica de integración con el resto de la ciudad de Pelotas, dado que el mapeo indicó al barrio como proveedor de drogas, al tiempo que los consumidores son “foráneos” o de afuera del barrio, de la ciudad.

Los espacios públicos y comunes, tanto calles como plazas se presentaron como argumentos para indicar límites marcados por el temor a circular, el abandono de la infraestructura y la separación de una racionalidad urbana de Pelotas y otra para el Barrio Dunas.

Figuras 8 y 9: Mapas producidos en el Taller de Cartografía Social del Barrio Dunas.

Fuente: Eduardo Rocha, 2014.

6.4. Presentación y discusión final

La presentación de los mapas genera una nueva postura corporal; de modo que los referentes sociales locales vuelven a tomar un puesto de control en el discurso y en la presentación de los mapas realizados.

Una parte del grupo permanece en silencio y otros aportan datos sobre la dinámica de trabajo y los resultados del mapa.

La presentación de los mapas abordó los temas indicados más arriba. El problema del espacio público y la violencia remarcaron el argumento de un territorio de conflicto. Al mismo tiempo, se señaló en varias oportunidades que no existen claras posibilidades de “encontrar” soluciones a los problemas planteados. -Son problemas que nos exceden, que no tienen que ver sólo con el barrio, sino que vienen de la política del país, de la prefeitura.... ¿nosotros qué podemos hacer más allá de esto? Nos organizamos muchas veces, pero el problema es que sentimos que no nos escuchan. (fragmento de presentación de mapa).

Las problemáticas que fueron mapeadas ampliaron el texto en una discusión sobre los conflictos territoriales, la dificultad de convocatoria para trabajos colectivos y una revisión histórica de procesos participativos en momentos de mayores carencias de infraestructura, donde “la población participaba más”.

La presentación y discusión final amplía los temas y genera una apertura de aspectos impensados inicialmente como problemática al iniciar el taller. En este sentido, el dibujo de un asesinato en uno de los mapas, generó un debate sobre el lugar común para los niños, la oferta de talleres comunitarios en el CDD y la participación de la Escuela en este punto. La pregunta de: ¿existe un mapa de los niños y otro de los adultos? sugirió profundizar en la demanda de los niños sobre espacios comunes, los cuales no necesariamente deben ser físicos. Así, en la instancia final, el grupo de niños pidió continuar con otras experiencias de cartografía social que se extendieron por dos encuentros más en el CDD.

7. Conclusiones

Cartografía, como método emancipador, se impone el desafío de producir heterotropías12: otros espacios, nuevos mundos, nuevos paisajes, nuevas relaciones, nuevas formas de existencia y subjetividades en un ejercicio de libertad, no como una abstracción, sino como práctica concreta.

La estrategia cartográfica permite escapar a la representación, a la copia, la reproducción y la repetición o descripción de sí mismo, tornando posible la singularización, la producción de sí mismo a partir de nuevas estéticas y prácticas de la existencia.

El ejemplo que presentamos en este artículo permite un avance en la organización de los aspectos más relevantes en relación tanto a la aplicación como a la sistematización de talleres de cartografía social.

Así, la dinámica de trabajo en grupo, el empleo de los cuerpos, el resultado de los mapas y la discusión final, dan un compendio de los principales puntos por visualizar para el análisis de la cartografía social.

De este modo, podemos afirmar que estas experiencias cartográficas se elevan más allá de los mapas y dan cuenta de un proceso de producción colectivo. Quizá sea algo que se repite mucho en el texto, sin embargo, la insistencia tiene que ver con la necesidad de reforzar una estructura integral de la cartografía como elemento – poder y de la cartografía social como elemento – poder – productor – comunitario.

En este sentido, el análisis de los mapas, que se concentra en la memoria territorial; el territorio vivido y; el territorio argumentado, marca sin dudas un nuevo espacio para la producción. Una producción gráfica que no calca las configuraciones topológicas que producen las formas de la tierra, sino que generan un entramado complejo de las configuraciones mentales que se emanan a partir de una discusión y el consenso.

Así, la Cartografía Social corporiza de modo renovado el método cartográfico deleuziano, que tanto se ha desarrollado en Brasil de la mano de Guattari, F. & Rolnik, S. (1999), Eduardo Passos & Virgina Kastrup (2009 y 2014), entre otros.

Consideramos que estos esfuerzos por sistematizar y dar forma a una estructura de análisis de la Cartografía Social, deberá continuar siendo profundizado. Más talleres y más diseños de derroteros y dispositivos deberán ser implementados para ir profundizando en el método.

Mientras tanto, la característica de investigación-intervención que porta desde el propio nacimiento la cartografía social, producen otro sentido: el de la movilización y acción de los cartógrafos sociales agenciando nuevas producciones de lugar y de diálogo sobre el territorio.

En el caso del taller descripto, en este artículo, fue gratificante la solicitud de dar continuidad a esta propuesta por un tiempo finito que se extendió en el mes de noviembre de 2014 en el CDD de Dunas. En ese tiempo, niños del barrio concurrieron libremente a dibujar diversos aspectos del barrio y la ciudad.

Quizás ese sea el espíritu del rizoma que nos interconecta, que nos lleva inevitablemente a nuevos lugares y espacios sociales más justos, creando “lo nuevo” colectivamente.

Figura 11 y 12. Los niños y los mapas producidos. Cartel utilizado para la difusión del taller.

Fuente: autores 2014.

Reconocimiento

Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo del Ministerio de Educación de la Nación Argentina. Programa de Cooperación Internacional. Beca Carri. Convocatoria 2014.

Referencias

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1 Doctor en Geografía. Grupo de Investigación Geografía Acción y Territorio. Instituto de Investigaciones Geográficas de la Patagonia. GIGAT-IGEOPAT-CLACSO. Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Profesor Adjunto. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Ruta 1, Km 4, Comodoro Rivadavia. Argentina. Correo electrónico: jmdiezte@gmail.com

2 Doctor en Arquitectura. Profesor. Universidade Federal de Pelotas. Pesquidor en el Programa de Pós-graduaçao (FAUrb). Rua Benjamin Constant 1359. Pelotas, Brasil. Correo electrónico: amigodudu@yahoo.com.br

3 Utilizamos la expresión periferia tal como Nabil Bonduki y Raquel Rolnik, cuando afirman que periferia son parcelas del territorio de la ciudad que poseen baja renta diferencial, pues así, este concepto gana mayor precisión y vincula concreta y objetivamente la ocupación del territorio urbano y la estratificación social. El término periferia asume, así, además de su concepto geográfico sobre lo que está al margen, el concepto social de la exclusión. (Bonduki & Rolnik, 1979).

4 Denominamos como mapa tradicional a los mapas, cartas y planos realizados mediante los métodos de representación euclidianos tradicionales, para diferenciarlos de los “mapas sociales”.

5 En el sentido de espacio social de Milton Santos (1996).

6 En este sentido, la gestión del comando puede ocurrir desde lugares distantes, lo que implica un comando espacial externo, pudiendo generar “espacios derivados” en términos de Max Sorre (1947).

7 María es el nombre ficticio de una de las líderes barriales del barrio Dunas, a fin de preservar su identidad.

8 Inauguración del CDD de Pelotas. Diario Popular. 8/3/2002 http://srv-net.diariopopular.com.br/08_03_02/jt070305.html

9 Respecto de la “deriva” nos interesa la definición de Francesco Careri transpolada al método: “Lo que me atrae de la metáfora marina de la deriva es el hecho de que el terreno donde se desarrolla es un mar incierto que cambia constantemente en función de las mutaciones de los vientos, de las corrientes, de nuestros estados de ánimo, de los encuentros que se producen. De hecho, el punto clave reside en cómo proyectar una dirección, pero con una amplia disponibilidad a la indeterminación y a la atención hacia los proyectos de los demás” (Careri, 2014:168)

10 Pan y Queso y es un juego infantil que adquiere diferentes nombres en diferentes regiones de Latinoamérica, donde dos integrantes caminan superponiendo un pie adelante del otro sistemáticamente. Finalmente gana quien pisa el pie del otro, pudiendo el ganador elegir un compañero y así sucesivamente.

11 En portugués brasileño, “lazer” es ocio, diversión.

12 Las utopías son posicionamientos sin un lugar real. Son posicionamientos que mantienen con el espacio real de la sociedad, una relación general de analogía directa o inversa. Es la propia sociedad perfeccionada o es al inverso de la sociedad pero, de cualquier manera, esas utopías son espacios que fundamentalmente son esencialmente irreales. Hay igualmente, y eso es probable en cualquier cultura, en cualquier civilización, lugares reales, lugares efectivos, lugares que son delineados en la propia institución de la sociedad y que son especies de contra posicionamientos, especies de utopías efectivamente realizadas en las cuales los posicionamientos reales, todos los otros posicionamientos reales que se pueden encontrar en el interior de la cultura, están al mismo tiempo representados, impugnados o invertidos, especies de lugares que están fuera de todos los lugares, incluso algunos que sean efectivamente localizables. Esos lugares, por ser absolutamente diferentes de todos los posicionamientos que ellos reflexionan e dos cuales eles hablan, yo los llamaré, en oposición a las utopías: heterotopías” (Foucault, 2001:414-415).


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