Revista N.° 74
Julio-Diciembre 2023
ISSN 1409-424X; EISSN 2215-4094
Doi: https://dx.doi.org/10.15359/rl.2-74.5
URL: www.revistas.una.ac.cr/index.php/letras

Estrategias metadiscursivas en los libros de autoayuda1

(Metadiscursive Strategies in Self-help Books)

Lourdes Ángela Díaz Blanca2

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Mérida, Venezuela

María Susana Harringhton Martínez3

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Turmero, Venezuela

Resumen

Se examinan las estrategias metadiscursivas empleadas en libros de autoayuda para gestionar el compromiso con sus lectores y alcanzar los propósitos comunicativos del género. La indagación se fundamenta en el modelo metadiscursivo. Sigue un diseño descriptivo y exploratorio de carácter deductivo˗inductivo. Se concluye que la estrategia predominante para comprometerse con los lectores es la referencia al lector, seguida de las directivas y la apelación al conocimiento compartido. Se establecen vínculos con el lector mediante preguntas y comentarios personales.

Abstract

An analysis is provided of the metadiscursive strategies used in self-help books to handle the commitment with their readers and reach the communicative purposes of the genre. The inquiry is based on the metadiscursive model. It follows a descriptive and exploratory design with an inductive-deductive character. It was found that the prevailing strategy to commit with the readers is the reference made to the reader, followed by directive strategies, and the appeal to shared knowledge. Ties with the reader are established by using questions and personal comments.


Palabras clave: libros de autoayuda, metadiscurso, compromiso, lector

Keywords: self-help books, metadiscursive, commitment, reader

Introducción

Anclada en el conjunto de pulsiones e intereses que definen el quehacer de esta época, la «cultura terapéutica»4 o «cultura de autoayuda»5 es un movimiento que procura la autosuperación del dolor, angustia, confusión e infelicidad del individuo, a través de la autoobservación, autodiagnóstico y autocomprensión de pensamientos, sentimientos y acciones, y de la aplicación de herramientas para alcanzar su propio bienestar. Se basa en nociones popularizadas de distintos tipos de psicología y neurociencias, así como también en una amplia variedad de terapias alternativas, saberes tradicionales, creencias y supuestos de la Nueva Era que tienden al cuidado de sí mismo. Incluso, forma parte de esta tendencia la información científica puesta al servicio de las estrategias publicitarias6.

Uno de los dispositivos de consumo masivo de esta cultura lo constituyen los libros de autoayuda (LA), llamados también «biblioterapia»7 aunque esta es una metodología aplicada en psicoterapia, «soportes terapéuticos»8 o «decálogos para el buen vivir»9. Este género discursivo, cuya temática central es la dimensión subjetiva, tiene como ejes estructurales la propuesta de problemas típicos en áreas cargadas de conflictividad (sentimental, laboral, económica) y las soluciones estereotipadas que se cristalizan por medio de prescripciones, reglas prácticas y técnicas terapéuticas con el fin de mejorar la acomodación del individuo a las situaciones existenciales, agenciar la felicidad, obtener éxito y conquistar la autorrealización.

Estos libros llegan a un público diverso y según motivos intrínsecos o impuestos por las instituciones10. Se puede acceder a ellos debido a circunstancias biográficas transcendentales, como una «ocasión para el sentimiento»11 o una «lectura en crisis»12, a pesar de los prejuicios y estigmas que se ciernen a su alrededor, sean como bienes de consumo u objetos de análisis. Y aunque abrir estos libros «no es una operación intelectual, sino emocional o sentimental…»13, mediante esa suerte de destilación que supone la lectura atenta, afloran intereses desde distintas vertientes. Hay estudios psicológicos, sociológicos, pedagógicos, críticos y retórico-discursivos. En general, se plantea que los LA son clases de textos que apelan a la emocionalidad del lector para crear un efecto de empoderamiento derivado del reconocimiento y superación de sus problemas, por lo tanto, se le proporcionan pautas de reflexión o acción, cuestionarios que apuntan al autodescubrimiento, narraciones para generar identificación y se insiste en que el poder de cambiar las circunstancias de vida reside en el receptor, en su propia gestión mental14.

Debido a que los autores de los LA acuden a estrategias retóricas para fundar relaciones solidarias con los lectores, satisfacer sus expectativas y persuadirlos sobre la necesidad de superarse personalmente, creemos que el enfoque analítico del metadiscurso podría aportar información valiosa al respecto; pues alude al compromiso social y comunicativo del escritor con su audiencia, la proximidad que establece con esta y su proyección en el texto15. Este modelo metadiscursivo16 se ha convertido en una herramienta útil para el análisis de artículos de investigación17, exámenes universitarios orales finales de pregrado,18 trabajo final de grado19 y editoriales20. Sin embargo, quizás por ser un género no académico, al menos en esta revisión no se hallaron estudios de los LA enmarcados en el metadiscurso. En tal sentido, el objetivo de este artículo es examinar las estrategias metadiscursivas empleadas por los autores de libros de autoayuda para gestionar el compromiso con sus lectores y alcanzar los propósitos comunicativos del género. El fundamento de esta indagación lo constituye el modelo metadiscursivo de Hyland21, que contempla las dimensiones interpersonales de postura y compromiso o afiliación.

Aun cuando los elementos de una y otra dimensión se sobreponen, solo nos centramos en la segunda, a partir de la cual se analizó un corpus exploratorio de seis libros de autoayuda, dado que su propósito es persuadir a la audiencia de los planteamientos realizados e incitarla a reflexionar sobre sus problemas y actuar de la manera deseada con la orientación de fórmulas como «el poder está dentro de ti», «si tú quieres, tú puedes» o «tú tienes la decisión de cambiar». Por otra parte, cabe destacar que el interés por el compromiso también responde a lo expresado por Hyland22 en cuanto a la existencia de vacíos o menos estudios acerca de las estrategias de involucramiento del lector en el discurso, a diferencia de aquellos en los cuales se explica el posicionamiento del escritor.

Referentes teóricos

Caracterización de los libros de autoayuda

Los orígenes de los libros de autoayuda se remontan a mediados del siglo xix, en plena era victoriana, con la obra del británico Samuel Smiles (1812-1904) Self-help (Ayúdate a ti mismo), que tuvo amplia difusión editorial en distintas lenguas, y aún hoy se edita. En su contenido subraya la inclusión de biografías para demostrar que sí es posible obtener el éxito basado en trabajar con tesón, perseverancia y carácter particular para afrontar el devenir de la existencia23.

Los LA muestran conflictos típicos ubicados en distintos «campos de la psicoterapia masiva»24: relaciones interpersonales, roles y desempeño personal, autocontrol y bienestar físico y mental, en los que se tratan frecuentemente temas como perdón, amor, autoestima, asertividad, vida, cuerpo, salud, sabiduría, etc. La homología temática y los problemas habituales perfilados favorecen la creación de un contexto de intimidad en el cual los lectores reconocen sus propias experiencias y sus aflicciones superan el arco autobiográfico, puesto que instituyen espacios simbólicos para la comunión con el otro y permiten la inserción en los esquemas de grupo. En otras palabras, sus estados críticos cobran sentido y pueden ser nombrados porque se asumen como naturales25. Al plantearse expresa o tácitamente que tales problemas no hallan cobijo en la realidad social, sino que son responsabilidad individual, se enmascaran los grandes problemas sociales como salud, desempleo, violencia de género, rol de la mujer y obesidad. El otro se ha difuminado (identidad social) y en su lugar se instala el individuo (identidad individual). «Así, la literatura de autoayuda tiene un componente de desmovilización social, ya que desconecta a los individuos de la realidad en la que viven»26.

La asistencia prometida por los LA «se instaura en la ruina del sujeto moderno… que precisa de ayuda externa para poder recuperar el autocontrol e incluso para recuperar la motivación para el autocontrol»27. De esta manera:

El esquema enunciativo de los libros de autoayuda tiene como constante la presencia de dos figuras arquetípicas: el yo del guía (y sus múltiples máscaras: terapeuta, instructor, maestro espiritual son algunas de las más frecuentes), (…) se dirige a un tú lector-guiado (paciente, discípulo, alumno o cliente)28.

Según Díaz Blanca,29 este género discursivo cumple varias funciones. Da forma y sentido a las experiencias, pues mediante la recurrente ejemplificación, el lector descubre que sus vivencias son semejantes a las de otros (función identificadora). La lectura es una instancia de reflexión que promueve el cambio (función reflexiva). El lector encuentra consejos, sugerencias o prescripciones que lo persuaden para actuar sobre sí mismo, mejorar su comportamiento en el ámbito privado y conseguir bienestar en los diferentes campos de actuación (función conminativa). En consecuencia, al menos temporalmente, pareciera redefinir su proyecto de vida, sus creencias, costumbres y comportamientos, incluso el estilo de habla, el vocabulario empleado, el vestuario, etc. (función reguladora). La crisis desencadena el cambio y este, a su vez, atrae la felicidad.

Para Ampudia de Haro, los LA se componen «de preceptos, consejos y recomendaciones, programas de regulación conductual y emocional de carácter reflexivo conducentes a una hipotética mejora psíquica del individuo y su adecuada adaptación al entorno en el que vive»30. Estructuralmente, se disponen con la exposición inicial de problemas que requieren ser resueltos y la subsiguiente formulación de recetas con alternativas de abordaje y solución. Desde el punto de vista lingüístico y discursivo, este género se caracteriza por el empleo de la segunda persona de singular y el «nosotros» inclusivo, redundancia de las ideas medulares expuestas en los textos, presentación de ejemplos y testimonios basados en casos reales, y diagnosis mediante test.

El estudio de los libros de autoayuda

Las obras centradas en el campo de la autoayuda han despertado el interés de los investigadores por la masificación en su uso, y hasta han llegado a ser un referente de los valores culturales del mundo occidental31. El alto consumo y tirajes de ventas confirman su popularidad32, particularmente en el contexto de la pandemia Covid-19 las cifras aumentaron de forma exponencial al punto de calificarse como una explosión33. Peredo Merlo afirma que la tendencia a profundizar en este género es evidente en tres grandes escuelas, a las que podemos llamar también áreas disciplinares. Según la autora, estas son: «la sociología de la cultura, la psicología y los estudios de crítica literaria y de la recepción»34. A partir de esta clasificación, se organiza el producto de la revisión bibliográfica en la cual se prioriza el campo discursivo por ser el centro de esta investigación.

Entre los estudios culturales que entroncan con lo filosófico o sociológico, existen aproximaciones a los LA fundamentadas en el análisis crítico del discurso (ACD) que adjudican la existencia, divulgación y masificación de este tipo de literatura a corrientes como el capitalismo, el neocapitalismo o la ideología neoliberal. Estas contribuciones sugieren que en los LA se mercantiliza a las personas35, la felicidad es vista como un imperativo36 y las tecnologías del yo propuestas por Foucault37 se convierten en una vía para la transformación del sujeto desde la creencia de que todo se tramita a partir de la mente38.

Por su parte, Abreu Pereira y Rodrigues de Souza39 proponen una lectura psicoanalítica de los LA en la que se privilegian las estrategias de sugestión consideradas poco apropiadas dentro de la corriente freudiana y se analizan las claves del éxito de este tipo de libros. Desde este planteo, los autores revisan el texto de Louise Hay Você pode curar sua vida para establecer la prevalencia de la sugestión como herramienta que conduce al lector hacia el éxito, pero este camino solo lo puede transitar con las directrices proporcionadas por el autor del texto, quien se erige como una figura de autoridad que limita la autonomía del lector.

Con una orientación retórico-discursiva, ámbito específico de este estudio, se hallan algunas aportaciones que informan las estrategias discursivas manejadas por los autores para ubicar textualmente al lector. Así, Díaz Blanca40 determinó cuatro movidas retóricas que contribuyen con el establecimiento del contenido global del género: a) el autoacercamiento (introducción); b) el conocimiento, el reconocimiento y la reflexión (desarrollo del tema); c) la decisión de cambiar (propuestas de acción); y d) el cambio ha tenido lugar (conclusión). En cada uno de estos movimientos se observa la presencia de problemas característicos de las esferas personal-familiar, laboral y económica, comunes a cualquier ser humano, con los cuales el lector podría sentirse identificado. Como estrategias discursivas para fundar vínculos identitarios con la audiencia, se reconocen el empleo de pronombres de segunda persona, las preguntas retóricas, las narraciones y los test o encuestas que comprometen al lector en la coparticipación textual.

Medina Cárdenas41 sostiene que la autoayuda como práctica discursiva promueve el gobierno de la felicidad, y se articula con las proposiciones de la Psicología Positiva para afianzar la idea de que la felicidad puede tener un asidero científico. A tal fin, los autores de LA se valen de figuras retóricas, estrategias argumentativas, registros de habla, mecanismos de construcción factuales que persiguen la aceptación de las ideas presentadas. Otros asuntos relevantes aluden a la estructuración en aspectos teóricos que posteriormente dan paso a fórmulas a ser aplicadas para obtener la ansiada felicidad; a la oposición de dualidades luz/oscuridad y la constante referencia a términos de valoración positiva (importante, excelente); así como al uso de un lenguaje exento de tecnicismos y susceptible de llegar a una audiencia más amplia. Para este autor, los cuatro LA analizados en su estudio combinan un estilo persuasivo y prescriptivo que se vale del modo imperativo y las instrucciones.

Gil compara los discursos sobre ser un corredor running enfocados en promocionar un modo y estilo de vida que puede catalogarse como una «terapéutica de la felicidad»42, a la cual solo tienen acceso quienes son capaces de desprenderse de todo para mantener una afición asumida como el culmen de la vida, y los libros de autoayuda basados en el mérito personal y la autosuperación, muy al estilo de frases como «el poder está en ti» o «tú tienes la decisión», entre otras, que validan la primacía de la individualidad como fuente generadora del bienestar físico y psicológico en contraposición a quienes no comparten ese interés y, discursivamente, se anulan por ser «flojos» o «perezosos».

Con una visión similar a la anterior está el trabajo de Gutiérrez Giraldo43 sobre el liderazgo en libros de autoayuda utilizados en estudios universitarios del área gerencial. En estas obras las nociones de éxito y fracaso se muestran como conquistas individuales inherentes a quien se asume próspero, triunfador y decidido, es decir, a una élite que forja su propio destino y cuyo fracaso solo es responsabilidad de sí mismo; pues no ha sabido seguir las directrices que harán de él, el sujeto de éxito que siempre ha soñado. El discurso apela a la emocionalidad y también a dicotomías como éxito/fracaso para mostrar que quien no ha llegado a la cima como líder es porque no tiene las condiciones personales para ello. De tal manera que los actos de habla en LA se construyen desde el pathos, con la intención de exaltar o situar al receptor en una condición de minusvalía ante quienes tienen todas las respuestas. Desde una postura crítica, la autora señala que esta exacerbación de la individualidad desmerita el valor de lo social y los lazos de convivencia cotidiana con los demás.

Fernandes de Oliveira y Gomes da Costa Mendes44, por su lado, analizan una obra de Augusto Cury y destacan el rol pedagógico adoptado por el autor de LA quien se exhibe como dueño del conocimiento, amigo, confidente y médico, relación en la cual media el saber y el poder en términos foucaultianos. Desde esa posición de autoridad puede formular reglas y encauzar la existencia hacia la felicidad, de allí la conformación de cada capítulo en torno a actos directivos con verbos en infinitivo para que al término del programa de 12 semanas pueda Fazer da vida uma festa, uma grande aventura (Cury)45. Asimismo, con el modo imperativo se invita al lector a que Seja sincero! O Enfrente com dignidade suas dores, dificuldades, humor triste, pensamentos negativos, se visualice como el hacedor de su vida y su destino después de identificar (mediante la resolución de cuestionarios) sus fallas, corrija lo que supone está mal en su vida, siga las orientaciones del experto y se supere a sí mismo en función de los testimonios. Las relaciones intertextuales se manifiestan por la alusión a filósofos, psicólogos, religiosos y personajes relevantes en distintas áreas para acercarse al discurso instituido y validar la efectividad del programa de mejora propuesto por el autor.

Otra investigación destacada la efectúa González Gil46 quien se interesa en la morfología de los LA y los recursos retóricos manejados en estos. Parte de las contribuciones de Hadot y Foucault y señala que este tipo de texto se corresponde con la paraliteratura, además, representan una vía de actualización de antiguas visiones de la espiritualidad en las que convergen la tradición grecolatina, el cristianismo y las corrientes del mundo no occidental. La organización textual viene dada por la aparición de dos arquetipos: el guía y el guiado. El guía se muestra como el mejor ejemplo de la transformación, lo cual lo enviste de la autoridad suficiente para emprender el viaje iniciático con el guiado, quien amerita trascender a ese estado de plenitud que ya el maestro ha obtenido. Con base en la teoría de la recepción, el contenido de los LA entraña un pacto de lectura concebido como una promesa de cambio.

Por tanto, los tres pilares retóricos aristotélicos muestran estrategias argumentativas basadas en la emocionalidad (pathos) que conducen a que el lector asuma una forma de actuar (pathos) y se apela también a su carácter (ethos) impulsado en algunos casos por argumentos de orden racional (logos) 47.

El metadiscurso personal

En el marco del análisis crítico del discurso, Fairclough48 explica que supone control y manipulación por parte del hablante al ubicarse por encima y en la periferia del discurso, lo cual asegura la defensa y preservación del poder. De allí que suela explotarse en aquellos textos en los que el autor pretende demostrar su autoridad. Con una perspectiva funcional y pragmática, el metadiscurso se fundamenta en la idea de escritura como compromiso sociocomunicativo entre escritor y lector. Esta noción permite demostrar que los escritores proyectan intenciones, necesidades y percepciones en el texto y toman decisiones en cuanto a los recursos idóneos no solo para guiar a los lectores en la comprensión de los contenidos y hacerlos responsables de la co-construcción textual, sino para persuadirlos y lograr los efectos deseados49.

El escritor gestiona la interacción con su audiencia mediante dos mecanismos esenciales, postura y compromiso. La postura del escritor o voz se relaciona con la forma en que se refleja en el texto y su perspectiva hacia el lector, y consta de tres componentes: evidencialidad (confiabilidad de las proposiciones), afecto (actitud frente al contenido) y presencia (proyección del escritor mediante atenuadores, intensificadores, marcadores de actitud y automenciones). El compromiso perfila las estrategias retóricas usadas para reconocer a los lectores potenciales como actores reales en el discurso, situarlos explícitamente en el texto y satisfacer sus expectativas; ajustar la prosa a fin de conectar y alinearse con ellos, guiar sus interpretaciones, hacerlos partícipes del discurso y anticiparse a sus posibles objeciones 50.

Entre las estrategias de compromiso se encuentran las siguientes: a) referencias al lector mediante pronombres de primera o segunda persona, interjecciones y sintagmas que aluden al interlocutor; b) directivas que encaminan al lector a efectuar actividades textuales (remiten a otra parte del mismo texto o a otros), físicas (orientan a realizar una investigación o una actividad en el mundo real) y cognitivas (dirigen a la consideración de un punto específico y su comprensión de una manera determinada); c) preguntas formuladas para con miras a captar la atención del lector y enfocarlo en argumentos centrales del texto. Son estrategias fundamentales de dialogicidad cuyo propósito es fomentar la curiosidad y juicio de la audiencia más que esperar respuestas; d) comentarios personales que interrumpen el flujo comunicativo para incorporar breves notas parentéticas sobre lo dicho; y e) apelación al conocimiento compartido para solicitar a los lectores que reconozcan informaciones como familiares y las acepten 51.

Metodología

La presente investigación se atiene a un diseño descriptivo y exploratorio52 con el objetivo de examinar las estrategias metadiscursivas aplicadas por los autores de libros de autoayuda para gestionar la afiliación con sus lectores y conseguir los propósitos comunicativos del género, para lo cual se dispone de un corpus conformado por seis LA descritos en la tabla 1, estos fueron escogidos al azar tras la revisión de listas electrónicas de los más leídos. De ellos se seleccionaron los dos o tres primeros capítulos, es decir, se contó con una extensión que oscila entre 13 y 15 páginas por obra.

Tabla 1. Libros de autoayuda analizados

Libro

Autor

Código

Piense y hágase rico

Napoleón Hill53

LANH1

Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo: La alternativa cuántica al envejecimiento

Deepak Chopra54

LACh2

Cómo ganar amigos e influir sobre las personas

Dale Carnegie55

LADC3

Cuestión de dignidad

Walter Riso56

LAWR4

Usted puede sanar su vida

Louise Hay57

LALH5

Perdonar

Robin Casarjian58

LARC6


El estudio tiene carácter deductivo˗inductivo puesto que se sustenta en las categorías del modelo metadiscursivo de Hyland59: directiva, apelación al conocimiento compartido, referencia al lector, comentario personal y pregunta. Con base en esta propuesta, se determinaron y caracterizaron los marcadores metadiscursivos interpersonales de afiliación o compromiso presentes en el corpus.

Siguiendo a Álvarez Álvarez y Romero González60, el reconocimiento de las estrategias de compromiso se efectuó en atención a la lectura reiterada de los extractos de los LA examinados. Se determinaron recursos lexicogramaticales según su significado contextual y segmentos más amplios que mostraran la interacción autor-lector. Se tuvo especial cuidado en contabilizar la primera persona de plural alusiva a escritor y lector, pues los otros casos se consideran como automenciones; así como en distinguir cuando una oración interrogativa cumplía el papel de pregunta retórica o directiva, por ejemplo. Dbido a la polifuncionalidad de las unidades metadiscursivas, estas se contaron de acuerdo con las distintas funciones que desempeñaban en el texto. Luego, los datos se registraron y organizaron por categorías en una tabla de Excel. Finalmente, se procedió al cálculo de frecuencias y porcentajes en los que se concurren los marcadores metadiscursivos.

Resultados

Se obtuvo que la estrategia predominante para comprometerse con los lectores de los LA es la referencia al lector (64,59 %), seguidamente aparecen las directivas por cognición, físicas y textuales (12,42 %), y con un porcentaje cercano se encuentra la apelación al conocimiento compartido (10,47 %). Igualmente, se procura instaurar alianzas con el lector mediante preguntas (8,13 %) y comentarios personales (4,47 %). La tabla 2 muestra estos resultados.

Tabla 2: Marcadores metadiscursivos interpersonales de compromiso en LA

Referencias al lector

64,59

Segunda persona (tú/usted)

36,59

Desinencia segunda persona de singular

15,42

Plural inclusivo nosotros

18,58

Posesivo primera persona de plural

13,51

Posesivo segunda persona de singular

8,81

Desinencia primera persona de plural

5,14

Uno/Se/Las personas

2,20

Sintagma nominal (el lector/los lectores)

0,73

Estructura relativa: quien (el que) + verbo

0,44

Directivas

12,42

Directivas físicas

Imperativos

47,50

100,00

Directivas por cognición

43,29

Imperativo

30,65

Estructura modal (deber + infinitivo, tener/haber que + infinitivo)

7,66

Estructura atributiva (es necesario, es importante)

4,98

Directivas textuales

9,19

Imperativo

7,66

Infinitivo

1,53

Apelación al conocimiento compartido

10,47

Cita y alusión

54,54

Narración, testimonio y ejemplo

45,45

Conocimiento general

4,54

Preguntas

8,13

Pregunta con expectativa de respuesta

59,06

Pregunta retórica

40,93

Comentarios personales

4,47

Expresión parentética

70,21

Oración o cláusula

29,78


Pasemos a analizar cada una estas estrategias y recursos manipulados por los escritores para afiliarse con los lectores. Se declara que el resaltado en negrita en los ejemplos es nuestro.

Referencias al lector

La implicación del lector en los LA es intensa, de allí que «la adhesión del lector es el paso previo del impulso emulador que requiere de la acción volitiva para confirmarse. La dimensión perlocutiva del mensaje es esencial, pues está destinada a producir efectos en el receptor, a ser motor de acción»61. Los escritores se aproximan a su audiencia, fundamentalmente, con la segunda persona de singular (y sus variantes te, a ti) o la fórmula de respeto usted, no solo de forma explícita (36,59 %) sino con el recurso de la concordancia gramatical (15,42 %), el posesivo tu/tuyo o su/suyo (8,81 %) y el sintagma nominal el lector (0,73 %). De esta manera se manifiesta el esquema enunciativo compuesto por el yo del guía que se dirige al tú/usted lector guiado 62. Estas son las realizaciones más evidentes de la participación del lector en el texto63 y, de hecho, la utilización persistente de la segunda persona de singular se ha propuesto como uno de los elementos distintivos de este género64; por ejemplo:

1. Usted ha sido así; todos hemos sido así (LALH5).

2. Si usted es de los que se han preguntado a menudo cómo se han acumulado las grandes fortunas, esta historia de la creación de la United States Steel Corporation le resultará esclarecedora (LANH1).

3. Tu proceso de perdón es absolutamente tuyo (LARC6).


En (1) y (2), estas marcas indican situaciones y emociones habituales en los lectores. En (3), resaltan que tanto los problemas experimentados en los diferentes círculos de actuación como su resolución son absolutamente individuales, es decir, cada individuo es responsable de lo que le sucede, cómo lo afecta y cómo lo resuelve65. A este tenor, se genera un nexo afectivo de complicidad, confianza y simetría social con la primera persona de plural inclusivo nosotros (18,58 %), posesivos (13,51 %) o desinencia (5,14 %), tal como lo observa Ampudia de Haro66, puesto que las actitudes, acciones, reacciones y emociones del escritor y los receptores se asimilan. Veamos estos casos:

4. Las creencias subyacentes y muchas veces inconscientes que creemos sobre nosotros mismos y la naturaleza humana influyen y, en último término, determinan la capacidad y la disposición que tenemos a arriesgarnos, confiar, amar y perdonar (LARC6).

5. Cuando somos asertivos, se reduce la discrepancia entre el yo real y el yo ideal. Cada vez que ejecutamos una conducta asertiva se genera una retroalimentación, que nos dice: «Fuiste capaz». Sube el yo real (LAWR4).


Aunque en menor proporción, también se implica a la audiencia con uno/se/las personas (2,20 %), el sintagma el lector/los lectores (0,73 %) y la estructura relativa quien(es) o el que (los que) +verbo (0.44 %), como se aprecia en los siguientes ejemplos:

6. Quienes lean esto creerán que jamás podrán pensar y hacerse ricos, porque sus hábitos de pensamiento se han emparentado con la pobreza, el deseo, la miseria, los errores y el fracaso (LANH1).

7. …no se deje influir por quienes menosprecian sus sueños. Para lograr grandes cosas cambiantes en este mundo, uno debe captar el espíritu de los grandes pioneros del pasado…el espíritu que infunde energía…en las oportunidades de usted y en las mías… (LANH1).

Directivas

En el corpus examinado se hallan instrucciones que demandan en el lector tres tipos de actividades: textuales, físicas o cognitivas67. No obstante, imperan las que conminan al hacer y sentir mediante acciones físicas (47,50 %). A manera de ilustración, tenemos:

9. Toma un objeto cualquiera; una silla plegable, por ejemplo (…) Si la silla es roja, puedes hacer que parezca negra mirándola a través de un cristal verde (…) «Allí afuera» solo hay, en realidad, datos sin forma… (LACh2).

10. Quinto: escriba un enunciado claro y conciso de la cantidad de dinero que se propone conseguir, apunte el tiempo límite para esta adquisición, aclare lo que se propone dar a cambio del dinero, y describa con exactitud el plan mediante el que se propone formularlo… (LANH1).

11. Ahora busque otra hoja de papel, para profundizar un poco más. ¿Qué otros mensajes negativos oyó usted de pequeño?

• De sus parientes

• De sus maestros

• De sus amigos

• De figuras de autoridad

• De su iglesia


Escríbalos todos, tomándose su tiempo. Esté atento a las sensaciones corporales que vaya teniendo (LALH5).

Como se nota en (9-11), las instrucciones se configuran lingüísticamente a través de imperativos (30,65 %), predilección que ha sido reportada en otras investigaciones. En ocasiones, estas directivas superan la geografía textual para instalarse en el plano de la vida real y proyectar un espacio de mayor intersubjetividad. Para ello, se acompañan con listas de pasos definidos (9) y test o encuestas (10, 11) que permiten orientar un proceso o diagnosticar la situación del lector y evaluar sus progresos68. Llegan incluso a sugerir que se realice el ejercicio con lápiz y papel en mano. Este contexto de intimidad condiciona y exige la ayuda: si hay un problema, entonces se requiere auxilio. La preeminencia de los directivos físicos probablemente se deba a que «El texto llama permanentemente al lector a un fuera del texto, a una modelización externa, a replicar el proceso»69.

Ese apoyo se materializa en tareas, actividades, afirmaciones, procedimientos, técnicas, visualizaciones, pautas, prácticas, estrategias o mecanismos congruentes con una acción principal prevista, sea en el mundo textual o real, para movilizar a los lectores con la intención de reducir o compensar las dolencias que viven diariamente y cuya eficacia dependerá de la capacidad de resiliencia individual70. Mediante los consejos, sugerencias o prescripciones se persuade al lector hacia actuaciones sobre sí mismo (dicen qué hacer, y cómo hacer cosas con uno mismo) enfocadas a mejorar su comportamiento en el espacio privado y conquistar la felicidad analgésica derivada del éxito en los distintos campos en los que se desenvuelve. «El propósito fundamental es lograr que el lector consiga su propio bienestar a partir, generalmente, de un proceso de reflexividad»71.

Por otra parte, con un porcentaje relativamente cercano (43,29 %), destacan las directivas por cognición, que se codifican en mayor medida con formas imperativas (30,65 %). En menor grado, comparecen las estructuras modales como deber + infinitivo o tener/haber que + infinitivo (7,66 %) y las atributivas es necesario, es importante (4,98 %). Estos actos dirigen al lector hacia el análisis y comprensión de ideas, entendimiento de acciones o reacciones de las personas, reminiscencia de las situaciones vividas e imaginación de aquellas susceptibles de ocurrir, autoobservación y autorreflexión de la propia acción para la adecuada gestión de emociones, entre otras directrices. Por ejemplo:

12. En ocasiones, estos tres pensamientos se entrelazan para crear un esquema nuclear de restricción emocional y sometimiento crónico... Analicemos en detalle cada uno de ellos por separado (LAWR4).

13. Es necesario que entendamos que estaban haciendo lo mejor que podían con la comprensión, la conciencia y el conocimiento que tenían en aquel momento (LALH5).

14. Cada vez que enfermamos, debemos buscar en nuestro corazón qué es lo que necesitamos perdonar (LALH5).

15. Imaginemos que una persona inasertiva está haciendo una larga y aburrida cola y que un extraño, con el mayor descaro, le quita el puesto (LAWR4).


Según Hyland72, estos son los actos más amenazantes porque definen la perspectiva del autor. Ese rasgo intimidante se advierte en (12), no así en (13-15), pues estos ejemplos dan cuenta de la atención al lector y los beneficios que pudiera obtener al seguir los consejos o recomendaciones. Los verbos imaginar y pensar suelen usarse en los actos directivos por cognición, lo cual puede obedecer a la presencia de ejercicios de visualización en los LA.

Por último, con baja incidencia (9,19 %) concurren los actos directivos textuales con formas en imperativo (7,66 %) o infinitivo (1,53 %) para conducir al lector en el mismo territorio textual, tal como se ilustra a continuación:

16. Ser asertivo implica una toma de decisión en la que el sujeto debe sopesar los pros y los contras, y resolver si se justifica o no, actuar asertivamente (ver la «Guía para organizar y pensar la conducta asertiva», propuesta en el epílogo) (LAWR4).

17. Veamos esta carta, escrita por el jefe de departamento de radio de una agencia de publicidad que tiene sucursales en todo el continente (LADC3).

Apelación al conocimiento compartido

Esta estrategia metadiscursiva se aprovecha para que los lectores identifiquen informaciones como familiares o consensuadas dentro de una comunidad73. En el corpus estudiado, esta proximidad se manifiesta con la abundante ocurrencia de citas y alusiones (54,54 %) a filósofos, psicólogos, psiquiatras, escritores, empresarios o científicos para desarrollar conceptos, describir prácticas terapéuticas, ideas que sustentan los planteamientos del autor y les otorgan validez74. La intertextualidad se evidencia en casos como:

18. Un sumiso feliz de que lo exploten, que haga gala del mayor masoquismo y que se recree en la miseria humana, como los personajes de Dostoyevski, sería una inasertivo egosintónico, es decir, sintonizado con su deficiencia y dichoso de ser como es (LAWR4).

19. Emerson dijo: “Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. En ese sentido, aprendo de él”. Si así sucedía con Emerson, ¿no es probable que lo mismo sea cien veces más cierto en su caso, o en el mío? (LADC3).


En segundo lugar, según los resultados de otras investigaciones75, se nota que los escritores de LA acuden a narraciones, testimonios y ejemplos (45,45 %) de circunstancias propicias o adversas experimentadas por los individuos (sufrimiento, angustia, miedo, rencor) como estrategias de movilización afectiva que buscan establecer un rapport interpersonal con los receptores y crear un área de inclusión en el tejido social mediante casos más familiares a la audiencia. Es, pues, un conocimiento compartido en la vida, en el mundo físico. En estos relatos podemos encontrar al propio autor como protagonista o testigo directo de los hechos. Por ejemplo:

20. Cuando yo tenía cinco años, mi madre se volvió a casar…En el transcurso de ese mismo año me violó un vecino…Cuando me convertí en adolescente, mi padrastro dejó de pegarme tanto, y en lugar de ello decidió meterse en mi cama (LALH5).

21. Una de mis experiencias más difíciles fue una violación que sufrí a los veintiún años, cuando estaba en la universidad. El violador, que me superaba con mucho en tamaño y fuerza, me agredió con actitud hostil y amenazante (LARC6).


Probablemente las historias cobran certeza y generan mayor confianza, pues que el experto haya pasado por situaciones problemáticas y las haya superado, ya es garantía de alcanzar el propio éxito. En efecto, las mismas autoras, Louise Hay y Robin Casarjian, rememoran esos episodios traumáticos que les originaron hambre de amor, baja autoestima e incluso, cáncer de vagina a una y abrumadores sentimientos de ira y miedo a la otra. Pero también, estas historias provienen de amigos, familiares o pacientes (clientes, como se les denomina) que confiesan sus vivencias al autor del libro en consultorios, cartas, correos, viajes, transporte público, charlas, reuniones, etc. Veamos algunos ejemplos:

22. Pablo era un hombre que nunca decía lo que pensaba, si ello implicaba confrontación. Era solitario y muy reservado. Su mujer, por el contrario, era ruidosa, exigente e hiperactiva…Ella esperando el milagro de que su marido expresara emociones, y él, anhelando una sordera que le permitiera no escuchar más las quejas de su mujer. Él asistió a mi cita porque su esposa le había dado un ultimátum (LAWR4).

23. El desconocimiento del propio valor es otra forma de expresar que no nos amamos a nosotros mismos. Tom era un pintor excelente, y tenía algunos clientes adinerados que le pedían que les pintase murales en sus casas. Sin embargo, no se sabía por qué él siempre se quedaba corto en sus honorarios. Su factura jamás llegaba a cubrir el tiempo que le había llevado el trabajo (LALH5).


Estos relatos testimoniales, considerados como estrategias retóricas evocadoras de intimidad y familiaridad, forman parte del llamado «espacio biográfico», cuya intención es «generar identificaciones inmediatas entre la situación narrada y el lector»76, por cuanto comparten su experiencia personal (rabia, amor doloroso, pasividad, falta de valor propio, desorden, ineficiencia laboral, deudas, etc.) y facultan el diagnóstico de sentimientos, emociones y estados de ánimo. La ejemplificación de estas situaciones es uno de los recursos ampliamente utilizados en los LA con el objetivo de suscitar identificación, persuadir al lector e investirlo de potestad para cambiar su vida77.

Preguntas

Las interrogantes en los LA constituyen una importante estrategia metadiscursiva que incita al lector a convertirse en su propio centro de interés e introspección emocional, gracias a la exploración de aquellas áreas problemáticas desconocidas, encubiertas o que intuía, pero no sabía cómo sondear. Es decir, focalizan la atención del lector con el recurso de la interpelación continua78. Tales preguntas con expectativa de respuestas del lector predominan en el corpus analizado (59,06 %), tienen como fin pulsar su situación de vida y llevarlo a consumar una diagnosis sentimental. Por ejemplo:

24. ¿Te alegras cuando estás con él o ella? ¿Te hace falta? ¿La pasan bien juntos? ¿Se ríen? ¿Tienen de qué hablar? (LAWR4).

25. ¿Pasas el día presionado por la falta de tiempo? ¿Padeces esos síntomas de pánico y ahogo que provoca la ‘enfermedad del tiempo’, traducida por el cuerpo en ritmo cardíaco acelerado o irregular, ritmos digestivos distorsionados, insomnio y alta presión sanguínea? (LACh2).


Las interrogantes desencadenan la confirmación de los problemas personales y la reflexión para comprenderlos, interpretarlos y superarlos, al tiempo que fortalecen la relación del yo-tú y buscan desencadenar un efecto de identificación primero y de empoderamiento individual después, bajo la promesa de «tú puedes» porque, después de todo, «querer es poder»79. De hecho, se origina un espejismo de interacción que reproduce el posible diálogo, como se aprecia en este extracto:

26. ¿Conoce usted a alguien a quien desearía modificar, y regular, mejorar? ¡Bien! Espléndido. Yo estoy en su favor. Pero, ¿por qué no empezar por usted mismo? Desde un punto de vista puramente egoísta, eso es más provechoso que tratar de mejorar a los demás (LADC3).

Además, en los LA aparecen las preguntas retóricas (40,93 %) distinguidas, según Hyland80, por expresar aseveraciones u opiniones en formato interrogativo para que el lector funja como juez, pero sin la perspectiva de respuesta personal. Ciertamente, en muchos de los casos, el autor enuncia y responde la pregunta de inmediato. A manera de ilustración, tenemos:


27. ¿Cuáles son las causas de la demencia? Nadie puede responder a una pregunta tan general…(LADC3).

28. ¿Cómo encontrar la salida de este enredo y la puerta hacia una nueva manera de relacionarse? El perdón es la clave (LARC6).

29. ¿Cómo balancear, entonces, la sensación de que soy socialmente desconsiderado con la necesidad impostergable de no dejarme explotar y/o manipular? De acuerdo con mi experiencia, para que el asertividad no genere esa mezcla fulminante entre culpa y miedo, los individuos que intentan ser asertivos deben profundizar y reflexionar sobre tres principios fundamentales: tolerancia, prudencia y responsabilidad (LAWR4).


También queda abierta la posibilidad de que el lector reflexione al respecto y se produzca un diálogo interior consigo mismo y con el autor; puesto que la gestión mental es la ruta expedita para la transformación del sujeto81.

Comentarios personales

En los LA examinados se registraron comentarios personales, principalmente, con expresiones parentéticas (70,21 %) que interrumpen el flujo discursivo de lo que se viene considerando y, en un bajo porcentaje, por medio de oraciones o cláusulas (29,78 %). Por ejemplo:


30. La culpa siempre busca el castigo, y el castigo provoca dolor. (Cuando alguien que viene a consultarme se queja de mucho dolor, sé que es una persona que carga con mucha culpa.) La tensión que el miedo produce puede provocar afecciones como la calvicie, úlceras e incluso llagas en los pies (LALH5).

31. No hablo de eliminarla (eso sería un atentado contra la salud mental) sino de subir el umbral de tolerancia para facilitar el contacto inicial con desconocidos. La mayoría de los asertivos tiene pocos, pero buenos amigos (LAWR4).


Estos apartes se emplean para enunciar una opinión (30) o incorporar aclaraciones (31). Establecen un diálogo con los lectores, conectan con ellos para ubicarlos en un mismo terreno82 y, sobre todo, crean vínculos empáticos a partir del reconocimiento de la personalidad del autor.

Conclusiones

El objetivo de este artículo fue examinar las estrategias metadiscursivas empleadas por los autores de libros de autoayuda para gestionar el compromiso con sus lectores y alcanzar los propósitos comunicativos del género. Con base en el modelo metadiscursivo de Hyland83 se analizaron capítulos del desarrollo de seis LA. Esta indagación arrojó que la estrategia metadiscursiva preferida para interactuar con la audiencia es la referencia al lector (64,59 %), seguida de las directivas (12,42 %), con favoritismo por los directivos físicos y la apelación al conocimiento compartido (10,47 %). Igualmente, se instauran nexos con el lector por medio de preguntas (8,13 %) y comentarios personales (4,47 %).

Estas estrategias de compromiso o afiliación permiten cumplir los propósitos comunicativos de los libros de autoayuda. Las referencias al lector y los comentarios personales favorecen la construcción de vínculos emocionales de identificación y cercanía entre lector y autor. Las directivas y preguntas colaboran con la prescripción de reglas, pautas y procedimientos para solucionar problemas, y con la reflexión sobre los modos de pensar, sentir, actuar y transformarse. Por su parte, el conocimiento compartido (ejemplos, narraciones y figuras modélicas que dan cuenta de la efectividad de los planteamientos expuestos) promueve la identificación del lector con los problemas comunes a otros.

Si bien en el análisis se mantuvieron las categorías metadiscursivas propuestas en el modelo de Hyland84, se incluyeron otros recursos que responden a la naturaleza de los libros de autoayuda, tales como las preguntas que sí reclaman respuestas del lector; los ejemplos, narraciones y testimonios como mecanismos para apelar al conocimiento compartido, o las estructuras impersonales. Las estrategias metadiscursivas reportadas reafirman que este género discursivo se elabora con un objetivo claro de estimular la filiación emocional del lector con el contenido presentado por el autor, a diferencia de los propósitos del discurso científico85. En este sentido, funcionan como herramientas de sugestión86 y persuasión87 que conducen hacia el autoconocimiento y superación de los problemas personales.

Los procedimientos de construcción textual se pueden considerar efectivos en la medida en que el receptor asume que allí están las respuestas necesarias para afrontar su vida, inicialmente desde la creación del compromiso y luego dejándose guiar para cumplir acciones que le allanen el tránsito de un estado primario de soledad e invalidez a otro de empoderamiento. De este modo, se instauran las figuras arquetípicas del esquema enunciativo de los LA: el yo del autor-guía que interpela al tú/usted lector-guiado88.

Además de preguntas y ejemplificaciones de situaciones reales, se explotan metáforas como el viaje hacia su interior, pasar de oruga a mariposa, erigirse en protagonista de su historia, así como referentes intertextuales que convocan al lector a dar credibilidad a los LA, dado que se fundamentan en figuras de autoridad en el campo de la religión, la ciencia, la psicología u otras89.

El compromiso se produce por la confianza, lo cual lleva implícito que el lector asuma una obligación consigo mismo como la decisión más importante, pero también entraña el pacto autor-lector de que va a recibir acompañamiento en ese proceso de cambio y, a la vez, subyace la promesa de obtener lo que el libro ofrece en función de la autoridad del autor.


1 Recibido: 4 de abril de 2023; aceptado: 27 de abril de 2023.

2 Lengua y Literatura, Docencia. Correo electrónico: ludiblan40@gmail.com; https://orcid.org/0000-0003-2709-883X.

3 Investigación, Departamento de Pedagogía e Investigación. Correo electrónico: susanhm23@gmail.com; https://orcid.org/0000-0002-8807-1326.

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5 Eva Illouz, Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo. Trad. Joaquín Ibarbouru (Buenos Aires: Katz Editores, 2007).

6 Vanina Andrea Papalini, «Libros de autoayuda: Biblioterapia para la felicidad», Athenea digital. Revista de pensamiento e investigación social 19 (2010): 147-169. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53719730008.

7 Papalini (2010).

8 Vanina Belén Canavire, «Del diván y la lectura: a propósito de los libros de autoayuda como soportes terapéuticos», Razón y Palabra 85 (2013-2014): 335-352. https://www.revistarazonypalabra.org/index.php/ryp/article/view/436.

9 Rossana Reguillo, «Saber y poder de representación: la(s) disputa(s) por el espacio interpretativo», Comunicación y sociedad 9, (2008): 11-33. DOI: https://doi.org/10.32870/cys.v0i9.2023.

10 María Alicia Peredo Merlo, «La identidad lectora y los pensamientos que se activan durante la lectura de los textos de autoayuda», 6º Congreso Internacional de la Promoción de la Lectura y el Libro, Buenos Aires, 2 al 4 de mayo de 2003.

11 Karin Littau, Teorías de la lectura. Libros, cuerpos y bibliomanía (Buenos Aires: Editorial Manantial, 2008).

12 Canavire (2014).

13 Thomas Abraham, La empresa de vivir (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2010): 396.

14 Papalini (2006); Lourdes Ángela Díaz Blanca, «Libros de autoayuda: de la identidad social a la identidad individual» [Ponencia]. VI Reunión Científica de Docentes del Departamento de Castellano y Literatura, 14 de noviembre de 2014. Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Maracay, Venezuela; Isabel Cristina Gutiérrez Giraldo, «Construcción discursiva del éxito y el fracaso en textos de superación y autoayuda utilizados en el aula universitaria», Nexus 20 (2016): 146-169. DOI: https://doi.org/10.25100/nc.v0i20.1839; Javier Pizarro Romero, Todo está en la mente: el caso del discurso y la práctica de la autoayuda en el Perú, tesis de maestría. Pontificia Universidad Católica del Perú, 2016. http://hdl.handle.net/20.500.12404/8103; Geilson Fernandes de Oliveira y Marcília Luzia Gomes da Costa Mendes, «A felicidade é logo aqui: discurso e poder na literatura de autoajuda». Ação midiática – estudos em comunicação, sociedade e cultura 0 (2018): 72-93. DOI: http://dx.doi.org/10.5380/am.v0i0.58929; y Gastón Julián Gil, «Autobiografías, divulgación y autoayuda. Los discursos del running en la Argentina contemporánea», Revista latinoamericana de estudios sobre cuerpos, emociones y sociedad 12, 34 (2021): 51-62. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7749726.

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17 Rebecca Beke, «El metadiscurso interpersonal en artículos de investigación», Signos 38, 47, (2005): 7-18. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=157013764001.

18 Patricia Baeza Dufy y Enrique Sologuren Insúa, «Funciones del metadiscurso en la co-construcción identitaria en exámenes universitarios orales finales de pregrado: un estudio de caso». Calidoscópio 15, 2, (2017): 269-283. DOI: doi: 10.4013/cld.2017.152.05.

19 Manuela Álvarez Álvarez y Alba Naroa Romero González, «Descubriendo qué estrategias de dialogicidad y posicionamiento se emplean en las introducciones y conclusiones de trabajos fin de grado», CLAC 90 (2022): 21-33. DOI: https://doi.org/10.5209/clac.81302.

20 Yosely Briceño Velazco, «“Aparentemente usted”: postura y compromiso en editoriales de dos revistas venezolanas de gerencia». Signo y pensamiento XXXIII, 65 (2014): 84-102. DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.SYP33-65.aupc.

21 Hyland (2005b).

22 Hyland (2005b).

23 Isabel González Gil, «Retórica de los libros de autoayuda». 452ºF. Revista de teoría de la literatura y literatura comparada, 19, (2018): 195-214. https://revistes.ub.edu/index.php/452f/article/view/21427; y Thiago Barbosa Soares, «Literatura de autoajuda: uma análise discursiva dos efeitos do sucesso na obra “O sucesso está no equilíbrio”». Revista humanidades e inovação 8, 36, (2021): 20-30. https://revista.unitins.br/index.php/humanidadeseinovacao/article/view/3162.

24 Eduardo Apodaka, «La autoayuda y el consumo de dispositivos psíquicos en el caso de la innovación». Arbor 187, 752 (2011): 1103-1118. DOI: https://doi.org/10.3989/arbor.2011.752n6007.

25 Canavire (2014).

26 María Medina Vicent, «La difusión del lenguaje terapéutico a través de la literatura gerencial y de autoayuda». Ágora: Papeles de Filosofía 39, 2, (2020): 33-58 (40). DOI: https://doi.org/10.15304/ag.39.2.5910. González Gil, 202.

27 Apodaka, 1106.

28 González Gil, 202.

29 Lourdes Ángela Díaz Blanca, «Las lecturas del alma» [Ponencia]. Foro: Lectores de textos electrónicos: navegantes, exploradores y conquistadores, 13 de abril de 2015. Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Maracay, Venezuela.

30 Fernando Ampudia de Haro, «El logro del éxito: la dimensión social de la literatura de autoayuda», RES. Revista Española de Sociología 13 (2010): 11-30 (14).

31 Javier Manjón González, «La autoayuda y el consejo como procedimientos psicoterapéuticos». Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría 34, 122, (2014): 283-300. DOI: https://dx.doi.org/10.4321/S0211-57352014000200004.

32 María Alicia Peredo Merlo, «En busca de la felicidad. Los libros de autoayuda», Intersticios Sociales 4, (2012): 1-31. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=421739496004; y Vanina Belén Canavire, «Consumo y cultura masiva: reflexiones a propósito de la literatura de autoayuda y sus lectores», Comunicação & Informação 18, 1 (2015): 55-75. DOI: https://doi.org/10.5216/32623.

33 Jesús Ruiz Mantilla, La autoayuda explota en pandemia. El País, España, 23 de septiembre de 2021; consulta: 12 de diciembre de 2022, <https://elpais.com/cultura/2021-09-24/la-autoayuda-explota-en-pandemia.html>.

34 María Alicia Peredo Merlo, «Lectores de Literatura de autoayuda en dos contextos universitarios contrastantes: urbano y rural», Alabe 20 (2019): 1-16 (3). DOI: http://dx.doi.org/10.15645/Alabe2019.20.1.

35 Medina Vicent.

36 Leonardo Brito-Alvarado, Nelly Guamán Guadalima y Paola Capito Álvarez, «El imperativo de la felicidad en la literatura de autoayuda. La cosificación del sujeto moderno», Question/Cuestión 1, 65 (2020). DOI: https://doi.org/10.24215/16696581e241.

37 Rosario Ruiz Castro, El discurso de autoayuda como tecnología del yo, tesis de doctorado. Universidad de Granada, 2015. https://digibug.ugr.es/handle/10481/43302.

38 Pizarro Romero.

39 Mateus Abreu Pereira y Maurício Rodrigues de Souza, «Literatura de autoajuda, sugestão e contemporaneidade: uma leitura psicanalítica». Revista Polis e Psique 8, 2 (2018): 162-184. DOI: https://dx.doi.org/10.22456/2238-152X.80294.

40 Díaz Blanca (2014).

41 Omar Medina Cárdenas, «El gobierno de la felicidad. Análisis de los discursos de autoayuda de la Psicología Positiva», Quaderns de Psicologia. International Journal of Psychology 21, 1 (2019): 1-16. DOI: https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1481.

42 Gil, 52.

43 Gutiérrez Giraldo.

44 Fernandes de Oliveira y Gomes da Costa Mendes.

45 Augusto Cury, 12 semanas para mudar uma vida (Brasil: Editorial Planeta, 2007).

46 González Gil.

47 González Gil.

48 Norman Fairclough, Discourse and Social Change (Cambridge: Polity Press, 1992).

49 Hyland (1997), Hyland (2005a).

50 Hyland (2005b); «Persuasion, Interaction and the Construction of Knowledge: Representing Self and Others in Research Writing», IJES 8, 2, (2008): 1-23; y Hyland (2010).

51 Hyland (2005a), (2008) (2010).

52 Roberto Hernández Sampieri, Carlos Fernández Collado y Pilar Baptista Lucio, Metodología de la investigación (México: Mc Graw Hill, 2010).

53 Napoleón Hill, Piense y hágase rico. Trad. Aldo Lagrutta (San Francisco: HablaLibre Publishing, 2008).

54 Deepak Chopra, Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo: La alternativa cuántica al envejecimiento. Trad. Edith Zilli (Barcelona: Vergara, 2002).

55 Dale Carnegie, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Trad. Román A. Jiménez (Barcelona: Edhasa, 2001).

56 Walter Riso, Cuestión de dignidad (Bogotá: Editorial Norma, 2012).

57 Louise Hay, Usted puede sanar su vida. Trad. Marta Isabel Guastavino (Barcelona, Círculo de Lectores, 2008).

58 Robin Casarjian, Perdonar (Buenos Aires: Urano, 2008).

59 Hyland (2005b).

60 Álvarez Álvarez y Romero González.

61 González Gil, 205.

62 González Gil.

63 Hyland (2005a).

64 Papalini (2006); Ampudia de Haro; y Díaz Blanca (2014).

65 Gutiérrez Giraldo; Barbosa Soares; Medina Vicent; y Gil.

66 Ampudia de Haro.

67 Hyland (2005a).

68 Ampudia de Haro; Díaz Blanca (2014); y Fernandes de Oliveira y Gomes da Costa Mendes.

69 González Gil, 205-206.

70 Peredo Merlo (2012); Canavire (2014); González Gil; y Gil.

71 Peredo Merlo (2012), 5.

72 Hyland (2005a).

73 Hyland (2010).

74 Fernandes de Oliveira y Gomes da Costa Mendes; y González Gil.

75 Papalini (2006); Ampudia de Haro; Díaz Blanca (2014); Fernandes de Oliveira y Gomes da Costa Mendes.

76 Papalini (2010), 157.

77 Papalini (2006); Peredo Merlo (2012); Díaz Blanca (2015); y González Gil.

78 Díaz Blanca (2014).

79 Gil.

80 Hyland (2005b).

81 Pizarro Romero.

82 Hyland (2005b).

83 Hyland (2005b).

84 Hyland (2005b).

85 Papalini (2006).

86 Abreu Pereira y Rodrigues de Souza.

87 Medina Cárdenas.

88 González Gil.

89 Abreu Pereira y Rodrigues de Souza; Fernandes de Oliveira y Gomes da Costa Mendes; y Gil.

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