TDNA

Temas de nuestra américa

e-ISSN: 2215-3896.
(Enero-Junio, 2022). Vol 38(71)
DOI: https://doi.org/10.15359/tdna.38-71.5
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DOSSIER


Memoria, identidad y utopía en los procesos de autorrepresentación de las poetas afrocentroamericanas

Memory, Identity and Utopia in the Self-Representation Process of Afro-Central American Female Poets

Memória, identidade e utopia nos processos de auto representação de auto representação de mulheres poetas afro-central americanas

Consuelo Meza-Márquez

Profesora catedrática jubilada

Universidad Autónoma de Aguascalientes

México


Resumen

La presencia de las escritoras afrodescendientes se visibiliza a partir de las últimas décadas del siglo XX. Es un discurso que surge de la experiencia de discriminación por etnia y género y se constituye como un movimiento de resistencia cultural que recupera personajes emblemáticos, símbolos, imágenes, sueños e ideales que permiten su permanencia de la en los distintos países. Tiene sus orígenes, con escritoras creoles, en Costa Rica con Eulalia Bernard (1935), Prudence Bellamy Richard (1935), Marcia Reid Chambers (1950), Shirley Campbell (1965), Delia McDonald (1965) y Queen Nzinga Maxwell (1971). Le darán continuidad en Nicaragua, las escritoras June Beer (1935-1986), Erna Loraine Narcisso Walters (1942), Grace Kelly Bent, Annette Fenton (1973), Yolanda Rossman (1961), Deborah Robb Taylor (1965), Nydia Taylor (1953) y Andira Watson (1977); y en Panamá, Eyra Harbar y Melanie Taylor. Respecto a las escritoras garífunas, en Honduras se encuentra Xiomara Mercedes Cacho Caballero (1968), en Nicaragua, Isabel Estrada Colindres (1953) y en Guatemala, Nora Murillo (1964). Esta comunicación realiza un recorrido muy breve de una selección de autoras -- no son todas, imposible agotarlas-- pero sí brinda el sentido y continuidad de esa importante tradición escritural.

Palabras claves: escritoras afrodescentientes, Flores de la Diáspora Africana, identidad, Instituto de Estudios Latinoamericanos, memoria, resistencia, utopía

Abstract

The presence of Afrodescendant women writers becomes visible in the last decades of the twentieth century. It is a discourse that arises from experiences of ethnic and gender discrimination. It is constituted as a cultural resistance movement that recovers emblematic characters, symbols, images, dreams and ideals that allow permanence in their countries. It has its origin, with creole writers, in Costa Rica, with Eulalia Bernard (1935), Prudence Bellamy Richard (1935), Marcia Reid Chambers (1950), Shirley Campbell (1965), Delia McDonald (1965) y Queen Nzinga Maxwell (1971). It will continue in Nicaragua, with June Beer (1935-1986), Erna Loraine Narcisso Walters (1942), Grace Kelly Bent, Annette Fenton (1973), Yolanda Rossman (1961), Deborah Robb Taylor (1965), Nydia Taylor (1953) and Andira Watson (1977); in Panama there is Eyra Harbar and Melanie Taylor. Regarding garífuna writers, in Honduras there is Xiomara Mercedes Cacho Caballero (1968), in Nicaragua, Isabel Estrada Colindres (1953) and in Guatemala, Nora Murillo (1964). This communication portrays a selection of authors, it is impossible to make an exhaustive description, but it does provide the meaning and continuity of an important scriptural tradition.

Keywords: Afrodescendants women writers, Flowers of the African Diaspora, identity, Institute of Latin American Studies, memory, resistance, utopia

Resumo

A presença de escritoras afro-descendentes tornou-se visível nas últimas décadas do século XX. É um discurso que surge da experiência da discriminação baseada na etnicidade e género e se constitui como um movimento de resistência cultural que recupera personagens emblemáticas, símbolos, imagens, sonhos e ideais que permitem a permanência do grupo étnico em diferentes países. Tem as suas origens, com escritoras crioulas, na Costa Rica com Eulalia Bernard (1935), Prudence Bellamy Richard (1935), Marcia Reid Chambers (1950), Shirley Campbell (1965), Delia McDonald (1965) e a Rainha Nzinga Maxwell (1971). Serão seguidos na Nicarágua pelos escritores June Beer (1935-1986), Erna Loraine Narcisso Walters (1942), Grace Kelly Bent, Annette Fenton (1973), Yolanda Rossman (1961), Deborah Robb Taylor (1965), Nydia Taylor (1953) e Andira Watson (1977); e no Panamá por Eyra Harbar e Melanie Taylor. Entre as escritoras garífuna nas Honduras encontram-se Xiomara Mercedes Cacho Caballero (1968), na Nicarágua, Isabel Estrada Colindres (1953) e na Guatemala, Nora Murillo (1964). Este artigo analisa muito brevemente uma selecção de mulheres autoras, não todas, é impossível esgotá-las todas, mas dá uma ideia do significado e da continuidade desta importante tradição escrita.

Palavras chave: Flores da Diáspora Africana, Identidade, Instituto de Estudos Latino-Americanos, memória, mulheres escritoras afrodescendentes, resistência, utopia

La presencia africana y los criollos hablantes del inglés, originarios del Caribe, han estado presentes en Centroamérica por más de 400 años. Son los creoles y los garífunas, los que han dado origen a esa tradición poética afrocentroamericana que ha sido en su mayoría desarrollada por mujeres. Tiene sus orígenes en Costa Rica con Eulalia Bernard (1935 - 2021), Prudence Bellamy Richard (1935), Marcia Reid Chambers (1950), Shirley Campbell (1965), Delia McDonald (1965) y, recientemente, Queen Nzinga Maxwell (1971). Le darán continuidad en Nicaragua, las escritoras June Beer (1935-1986), Erna Loraine Narcisso Walters (1942), Grace Kelly Bent, Annette Fenton (1973), Yolanda Rossman (1961), Deborah Robb Taylor (1965), Nydia Taylor (1953) y Andira Watson (1977); y en Panamá, Eyra Harbar y Melanie Taylor. Respecto a las escritoras garífunas, en Honduras se encuentra Xiomara Mercedes Cacho Caballero (1968), en Nicaragua, Isabel Estrada Colindres (1953) y en Guatemala, Nora Murillo (1964). Esta comunicación realiza un recorrido muy breve de una selección de autoras, no son todas, imposible agotarlas, pero sí brinda el sentido y continuidad de una importante tradición escritural.

La presencia de las escritoras afrodescendientes se visibiliza a partir de las últimas décadas del siglo XX y en el presente se constituye como un movimiento de resistencia cultural que recupera personajes emblemáticos, símbolos, imágenes, sueños e ideales que permiten su permanencia en los distintos países y la relación con movimientos más amplios de la diáspora negra. El discurso poético surge de la experiencia de discriminación por etnia y género. Es un discurso sexuado que trastoca la construcción identitaria femenina tradicional y muestra esa fragmentación de la conciencia como producto del conflicto entre la identidad nacional y la identidad étnica. En ese sentido, es un discurso político que propone una efectiva construcción de ciudadanía como mujeres y como afrodescendientes. Las temáticas se refieren a la recuperación de una memoria y de una historia propia, a la conservación de las tradiciones culturales, la reafirmación de la identidad étnica, el papel que las mujeres desarrollan en la preservación y reproducción de la cultura y la transmisión de un linaje matrilineal como un bien simbólico privilegiado para el orgullo y sobrevivencia de la etnia.

Adicionalmente las escritoras, en ese proceso de autorrepresentación, en el que utilizan metáforas, imágenes y lenguajes surgidos de subjetividades marcadas por ambas categorías, se encuentran desafiando los cánones literarios construidos desde una tradición occidental. En su mayoría, la escritura es un discurso híbrido que recupera el hablar cotidiano que incorpora palabras en inglés, creole y español, mostrando, así, las dificultades de inscribirse en por lo menos dos órdenes simbólicos: el inglés y el creole que representan su lengua materna (dos universos simbólicos transmitidos por las abuelas y las madres) y el español, el lenguaje de la cultura hegemónica. Su posicionamiento como sujeto hablante en estos dos o tres órdenes simbólicos significa “que habrá de estar constantemente negociando sus alianzas con uno u otro de ellos” (Sánchez-Pardo, 1999: 214).

A manera de introducción, se brinda un reconocimiento a Eulalia Bernard Little (1935-2021), como iniciadora de este corpus literario afrocéntrico. La escritora fue líder del movimiento de reivindicación de la cultura afrodescendiente. Abrió una Cátedra de Estudios Afrocostarricenses en la Universidad de Costa Rica, que ya no existe. Fue militante en varios partidos políticos en búsqueda de afinidades con el pueblo afrodescendiente. Abrió muchas puertas para los negros en Costa Rica. Nace en Limón de padres jamaiquinos y su obra expresa esa reconfiguración de la identidad que refleja la experiencia de los afroantillanos, de trabajadores inmigrantes, a la obtención de la ciudadanía en 1948. Su primer trabajo es el disco Negritud (1976), posteriormente publica la obra Nuevo ensayo sobre la existencia y la libertad política (1981) y cuatro colecciones de poesía: Ritmohéroe (1982), My Black King (1991), Ciénaga (2001 y 2006) y Tatuaje (2011). Escribió en español, inglés y creole limonense, a veces en una mezcla de los tres.

Shirley Campbell Barr (1965), Costa Rica

Shirley Campbell Barr1 es poeta, antropóloga, feminista y activista por los derechos de los afrodescendientes. Es nieta de inmigrantes jamaiquinos, nace en San José. Su lengua materna es el creole, pero al crecer en San José, aprendió el español, así su opción fue escribir en español.2

Su obra está dedicada a los afrodescendientes, a ese pueblo arrancado de África, recupera la figura emblemática de Martin Luther King para el movimiento panafricano y dialoga con el famoso discurso en el que este activista expresa la utopía de los negros en Norteamérica. El “Poema V”, es un discurso de rebeldía y afirmación, un fragmento:

Yo también tengo un sueño

y quiero compartirlo

e inventarle nuevos hijos

porque vale la pena

porque decir soñar

suena como a despertarse

suena como a vacaciones con niños

a países sin miedo

porque cuando digo sueño

estoy diciendo mañana

estoy diciendo amanezco

estoy hablando de otro día

mejor que el de la abuela

y mejor que el mío

porque cuando sueño

sueño

y cuando sueño

vivo

y cuando yo vivo

amo

y entonces nuestros niños

aman y sueñan

y amanecen

y cantan

y sueñan

y cuando los niños sueñan

los sueños tiene palabras

palabras que se hacen vida

y entonces son verdad

(Campbell, 2008).

El feminismo es otra de las luchas: "Son las luchas que uno tiene que asumir. Yo tengo una función al escribir, no es una cuestión meramente estética, uno asume las luchas que le tocan. Todos deberíamos ser activistas de una causa. Y la causa que me toca a mí es la causa de las mujeres negras, la causa del pueblo afrodescendiente. El proyecto más grande que yo tengo es apoyar el movimiento afrodescendiente a través de mi poesía, como un instrumento de autoestima para los pueblos". El poema XIII que da nombre al libro Rotundamente negra señala:

Me niego rotundamente

a negar mi voz mi sangre y mi piel

y me niego rotundamente

a dejar de ser yo

a dejar de sentirme bien

cuando miro mi rostro en el espejo

con mi boca rotundamente grande

y mi nariz

rotundamente hermosa

y mis dientes

rotundamente blancos

y mi piel

valientemente negra

y me niego categóricamente a

dejar de hablar mi lengua; mi acento y mi historia

y me niego absolutamente

a ser de los que se callan

de los que temen de los que lloran

porque me acepto

rotundamente libre

rotundamente negra

rotundamente hermosa

(Campbell, 2008).

El poema expresa la belleza y el orgullo de sus rasgos en una sociedad en la que la blancura de la piel es exaltada y que en el afán de pertenecer obliga a olvidar su historia, lengua y tradiciones. Es un poema beligerante con la cultura, que responde a ese compromiso de brindar a las y los afrodescendientes elementos simbólicos para reconstruir la autoestima e identidad.

Su obra es de un profundo contenido político, construye una nueva forma de ser mujeres y una historia matrilineal en la que el linaje se transmite por medio de las abuelas. Son las mujeres las que brindan los elementos simbólicos para construir esa propuesta.

Ese rescate de las mujeres y su papel activo en la construcción de las sociedades en condiciones de marginalidad, como grupo étnico, y de desventaja, como mujeres, es necesario, porque, afirma la escritora: La sociedad patriarcal en la que vivimos nos lleva a menospreciar una labor que las mujeres hemos venido haciendo desde siglos, sosteniendo nuestras sociedades, nuestra cultura. Efectivamente es la tarea que tenemos nosotras de darle nuevos significados a esta historia de las mujeres, a este papel que han tenido las madres y las abuelas y las bisabuelas en la construcción de lo que nosotras somos hoy, las mujeres somos las que tenemos que hacerlo. Para nosotras, las mujeres negras, ha sido todavía más avasallador, porque no solamente tenemos toda esa negación de esa parte ancestral histórica, también como mujeres negras hemos tenido que sufrir lo que significa ser una mujer negra en una sociedad, debajo de los hombres blancos, mujeres blancas, hombres negros. Nosotras tenemos todavía un trabajo más arduo que hacer.

Para la escritora el germen de la rebeldía, el germen de la libertad se encuentra en la mujer, es ella el sujeto de cambio social por excelencia, porque en las mujeres se sintetizan las diferentes manifestaciones de injusticia, de la discriminación y, en el caso de las mujeres negras, por ser mujer y por ser negra y, quizá esta es la diferencia con los países africanos, ser negra en países en los que la mayoría de la población no lo es. Este es el sentido de la obra de la poeta, el ofrecer nuevas imágenes y metáforas, que permitan a las mujeres negras y a los afrodescendientes recuperar su memoria, su historia y reinventar su identidad.

Delia McDonald Woolery (1965), Costa Rica

Delia McDonald3 nació en Panamá de padres costarricenses, su familia regresó a Costa Rica cuando tenía cinco años y desde entonces vive en San José. Publicó El séptimo círculo del obelisco (1994), Sangre de madera (1995), La lluvia es una piel (1999), Instinto tribal. Antología poética (2006) y Palabras indelebles de poetas negras (2012) en coautoría con Shirley Campbell Barr. Es compiladora de la antología Pregoneros de la memoria (2006) y ha sido incluida en la antología Rapsodia Antillana. Selección bilingüe de poesía afroantillana de Panamá (mayo, 2013) publicada por la Universidad de Panamá.

En la casa familiar no se hablaba español, se hablaba una mezcla del inglés y creole. Delia habla el inglés estándar, disfruta de expresarse en creole y habla el español fuera de casa. En ese sentido, es diferente entre los suyos y es diferente fuera de la casa por el color de su piel. Creció en la diferencia dentro y fuera de casa. “Toda una vida crecí siendo la extraña, una vida y un comportamiento que es como mi espacio en el mundo. Doblemente complicado”. Esa resistencia y rebeldía, Delia la expresa así:

Continuar de pie, como el destino, frente a horizontes de sangre y odio,

Frente a todo lo que puede ser humano y no lo es…

Soy como un tabú hecho de fuerzas diferentes…

¿Sabes cómo se doblega un espíritu así? Solo muerto…

(McDonald, 2006: 26).

Su poesía expresa, asimismo, una fragmentación de la conciencia de un sujeto cuya identidad es negada y no se ve reflejado en los discursos que la construyen:

El tercer hijo del mundo tiene una oración enredada en los ojos,

Y quizás porque es más angustia que rezo,

No sabe a cuál dios pedir perdón…

(McDonald, 2006: 32).

La escritura para Delia representa una manera de construirse a sí misma como mujer y de reinventar su identidad como afrocostarricense., es un espacio de autorrepresentación y de construcción de una memoria y una historia que le permite otorgar sentido a su experiencia personal y a la de los otros.

La escritora se califica a sí misma como bruja y cimarrona. El concepto cimarrón refiere, históricamente, a ese proceso libertario de los esclavos negros:

Yo pienso en Virginia Woolf y todas esas grandes mujeres de la historia literaria y feminista que han terminado con una muerte violenta, han cerrado la puerta a su propio proceso de desarrollo, porque no podían seguir luchando con la carga que se supone ser escritora. Eso tiene bastante relevancia, bastante fuerza, es un proceso de cimarronía que nos ayuda a trascender. Porque es una permanente lucha, es un permanente enfrentamiento aún contra las mismas mujeres porque así como en la esclavitud había mujeres que la aceptaban, que no la cuestionaban, en la literatura se da ese proceso en relación con los cánones. Yo soy una cimarrona. Las brujas en realidad eran cimarronas, eran mujeres rebeldes que crearon su mundo y se enfrentaron a los hombres. El mal que hicieron esas mujeres fue rebelarse, no ser igual a las otras, negarse a aceptar sus verdades, y como se negaron murieron ahorcadas o quemadas en las fincas. ¿Cuántas brujas son las que se enfrentan día a día para sacar adelante a sus familias? Esa es la magia y el poder.

Lo anterior lo reafirma en el siguiente poema:

Desde niña ya era bruja y ya practicaba el ritual de llamar a los duendes

e invocar la lluvia con ceremonias de risa y alegría.

Desde entonces, aprendí los conjuros que la vida y yo

llevamos dentro con un nombre conocido por las dos

(McDonald, 2006: 42).

June Beer (1935-1986), Nicaragua

June es la primera y más destacada pintora primitivista de la costa Caribe nicaragüense. Es la primera mujer poeta creole, escribe en creole y español. Se incluye en la Antología Poética de la Costa Caribe de Nicaragua y Mujeres de sol y luna. Poetas nicaragüenses 1970-2007 (2007). June Beer escribe un “Poema de amor” en el que analoga el amor a su patria y el amor a su compañero, afirmando la posibilidad de su unión en la realización de esa utopía de la autonomía:

En creole

En español

Oscar, yuh surprise me

Assin far a love poem.

Ah sing a song a love fa meh contry

Small contry, big lite

Hope fa de po’, big headache fa de rich.

Mo’ po’, dan rich in de worl

Mo’ people love fa meh contry

Fa meh contry name Nicaragua

Fa meh people ah love dem all

Black, Miskito, Sumu, Rama, Mestizo.

So yuh see fa me, love poem comple

‘cause ah love you too.

(…)

Ah know dat tomara we will have time

Fa walk unda de moon an stars.

Dignify an free, sovereign

Children an Sandino.

Oscar, me sorprendiste

pidiéndome un poema de amor.

Haré un canto de amor a mi patria

pequeño país, lucero gigante

esperanza de los pobres, jaqueca de los ricos.

Más pobres que ricos en el mundo

más pueblos quieren a mi patria.

Mi patria se llama Nicaragua

a mi pueblo entero los amo

Negros, Miskitos, Sumus, Ramas y Mestizos

Ya vés mi poema de amor es completo

como puedes ver también te amo.

(…)

Sé que mañana tendremos tiempo

para caminar bajo la luna y las estrellas

Dignos, libres y soberanos

Hijos de Sandino

(Rossman, 2010: 16).

Déborah Robb Taylor (1965) Nicaragua

Poeta y cuentista, escribe en inglés y español. En el 2003 ganó el primer premio del Concurso de Narrativa con el cuento Doreth’s Cay (Cayo Doreth). Su obra poética dialoga con figuras femeninas importantes del movimiento de la contracultura del rock de la década de los sesentas, como son el grupo de cantantes negras las Supremes y sus pantalones negros ajustados, y Janis Joplin. Asimismo, recupera la musa Annabel Lee, del escritor transgresor Edgar Allan Poe y a mujeres que se han apropiado de la palabra para recrear el mundo desde una mirada femenina: ella misma y Marguerite Yourcenar:

En inglés

En español

“Some things are just better rich”

She didn’t figure

Just left

Black jeans Supremes

Black tank Destiny’s Child

Indigo bandada Janis, my lady Pearl

For another bad hair day

At the helm of a galleon

Sailing straight

To a bed of grasses

Under the sea

She, Yourcenar and Ana Bel Lee

(Rossman, 2010: 40).

CharOverride-4

Ella no calculó.

Partió sencillamente.

Negros vaqueros Supremes

Negra camiseta de Hija del Destino

pañuelo de añil, a la Janis, mi Señora de las Perlas,

para otro día de pelo rebelde,

en la proa de un galeón

navegando en línea recta

a un lecho de pasto

bajo el mar

Ella, Yourcenar y la Annabel Lee

(Ramos, 2007: 95).

Annette Fenton (1973), Nicaragua

Su obra, escrita en inglés y creole, ha sido publicada en periódicos y revistas. El “Poema XII, I have climbed aboard another dream…” refiere al sueño de Martin Luther King, conectándose con esa importante figura de la diáspora negra, pero en relación con esa utopía de la autonomía:

With hands over crinkled brows mid the grey and darkness

I peer into the unseen with the hope of light

amid the gloom to aid my mailing sight.

I can’t tell whether it’s a spiritual or mystical experience

Or perhaps both, but I know for sure that

I have climbed aboard another dream;

and though I know not where I am drifting

like plants of fertile land,

There is a lot to discover I know,

and my spiritual revolution is a journey just began

Where my best attitude to life is attained.

And I found as I searched a little further that …

From the inside looking out I’ll be dreaming,

From the outside looking in at the visions trap within I’ll see

That’s it’s just me awakening to an all new dream

(Zavala, 2009).

Carmen Andira Watson Díaz (1977), Nicaragua

Poeta y cuentista, publica a partir de 1998 bajo el seudónimo de Carmen Luna en la página cultural del diario La Tribuna.4 En su obra, Andira realiza un proceso de resignificación, al vaciar el contenido del conjunto de símbolos que constituyen ese imaginario que legitima la condición de subordinación de las mujeres y las mantiene maniatadas dentro de un orden social patriarcal. Andira propone símbolos y significados imaginados desde una subjetividad femenina que expresa la capacidad de las mujeres de construirse a sí mismas y a las sociedades. En ese sentido, en su poesía se encuentra la propuesta de una utopía basada en nuevos valores feministas y en un cuestionamiento de las bases patriarcales de la sociedad. El poema “Diosa negra” es un poema contestatario, como ella misma lo señala, que sintetiza su rebelión ante el conjunto de símbolos que representan la base de las sociedades occidentales:

Dios en nuestras bocas es una blasfemia

pero su nombre emerge gramíneo

y es un aire, un susurro, un mordisco, una lengua

que lame la normalidad con su hedónico fervor.

Ilícito nombre en labios de sexos fundidos

se escribe en manos que tiemblan,

que se pronuncian sin más razón que la noche en el cuerpo

o los grillos de la sangre.

“¡Misericordia! –dices–, ¡misericordia!”.

Dios nos ha fundido por esta noche desde los genes.

¡Ah encuentro!

¡Dios debe ser una Diosa de mi color! (Watson, 2009: 37).

Para Andira la escritura ha sido un proceso de toma de conciencia crítica de la realidad personal como sujeto social y, en este proceso de concientización, brinda nuevos valores, nuevas palabras, nuevos conceptos resignificados para construir la plena humanidad de las mujeres, negociar esos nuevos significados hacia fuera, hacia la sociedad y construir esa propuesta de una nueva sociedad inédita pero posible.

Uno de los hilos conductores de su obra es esa construcción de una genealogía femenina, una matrilinealidad en la que se pueden ubicar tres Evas que la han seducido en la transgresión y rebelión: su madre que le brindó nuevos elementos simbólicos para pensarse a sí misma, Gioconda Belli que le regaló el lenguaje coloquial y conversacional para apropiarse de su cuerpo y de su erotismo, y Shirley Campbell que la invitó a reconocerse como mujer negra.

“Reclamo de negritud”

África

-Aquí estuvo mi estirpe-

En esta tierra ajena de sí

que alguna vez fue nuestra casa-

Las cenizas rojas dibujan los cuerpos traídos

caracoles heréticos, talones arena blanca marfil

Costas de África y costas de América

-negritud de la memoria y el olvido-

afrenta o derecho excluyente

como ritual que eleva tambores

en la evocación de los volcanes

o la lava que esconden los lagos de Nicaragua

para ser un día escupida, liberada ...

Caribe de bananos, madera, azúcar, coco.

Mi seno se colma de negra leche viva,

¿necesito permiso?

Mi color es celebración del ritmo,

¿necesito más pruebas?

Como un zumbido es la boca de los necios;

y ante ellos opongo mi silencio negro,

mi sangre negra, mi cabello negro,

mi negra risa...

¡Permiso tengo!

Yolanda Rossman Tejada (1961), Nicaragua

Socióloga, crítica literaria, poeta y cuentista. Ella es un ejemplo del proceso de mestizaje: creole, rama, chontaleña y judía alemana. Ha publicado el poemario Lágrimas sobre el musgo (2008) y sus poemas se incluyen en las revistas ANIDE, Visión Costeña y La Boletina. Su poesía es escrita en español y su producción de cuento en inglés y español. El cuento “Ngaliis” (Lagarto en lengua Rama) obtuvo una mención especial en el V Concurso de Libros para Niños y Niñas 2009. Su tesis de maestría Una aproximación a la Autonomía Multicultural desde la poesía de Escritoras Costeñas es un trabajo pionero de crítica literaria en el que señala que en la poesía de las mujeres costeñas se encuentran esos rasgos de esa sociedad libre de discriminación que, con las regiones autónomas, se establece en la costa Caribe. El poema “Wangki-Mujer” realiza una analogía del río Coco, Wangki en lengua Miskita, con el cuerpo, los humores, la voluptuosidad y el erotismo de esas mujeres de diferentes etnias y lenguas que fecundan e integran la región costeña caribeña:

Wangki...

cabellos plateados de mujer caribe,

extendidas voluptuosas e indolentes,

Acariciando con picardía

las riberas que la abrazan, que la retienen,

ella atrevida, penetra sugestiva

la apretada urdimbre de sus manglares

mojando lujuriosa, fecundando poderosa,

el humus milenario

bajo su dermis tropical.

Wangki

cabellos de luna llena

mujer de piel arcoiris y lengua plural (Rossman, 2006 bis: 5).

Isabel Estrada Colindres (1953), Nicaragua

Garífuna nacida en Bluefields, Nicaragua, expresa en el poema “Yesterday” la preocupación y el dolor entre los garífunas por la fuerza con que fueron absorbidos por la cultura creole que ha llevado a la pérdida de su lengua y su cultura:

Yesterday, today, tomorrow, forever

Our voice will shout all over

When I horde the word Garifuna, I thought

About yesterday kereb, I thought yesterday kumpe

I thought yesterday Driff coconut,

I thought cat fish eater.

Yesterday, today, tomorrow, forever our voice is out.

Garifuna the round ushnu on our back

Sweet and biter cassava, delicious bami

Plantin dashin, nice judut.

Garifuna tick lips

Garifuna big flat nose

Garifuna big rollin buttock.

When I horde sound of my father drum

Drum, drum, drum

The sound of my grandfather drum

Drum, drum, drum

My feet keep moving on mother ground

For the healing of our ancestors walagallo.

Garifuna, garifuna, garifuna

Yesterday, today, forever

Our voice will shout all over

(Rossman, 2010: 8).

Xiomara Cacho Caballero (1968), Honduras

Xiomara Cacho Caballero, escritora garífuna nacida en Punta Gorda, Roatán. Domina cuatro idiomas, tiene maestría en Educación en Derechos Humanos, diplomado pedagógico en Educación Superior y en Educación Especial, licenciada en la Enseñanza del Idioma Inglés y maestra de Educación Primaria. Es la representante de la comunidad garífuna en el Programa Nacional de Educación Bilingüe Intercultural.

Publicó La voz del corazón en 1998. Es la primera mujer garífuna que publica un libro de poesía en Honduras. La crítica Helen Umaña la incluye en la obra La palabra iluminada. El discurso poético en Honduras (2006) y señala que la autora ha vivido en un lugar donde confluyen tres culturas y que, por ello, el título y los poemas están escritos en garífuna, español e inglés. Afirma que “por primera vez en la historia de la poesía hondureña, una mujer de la etnia garífuna realiza un esfuerzo de integración intercultural” (Umaña, 2006: 739).

El poemario Tumálali Nanigi/La voz del Corazón/The voice of the heart es una colección de veinticuatro poemas, ocho en cada uno de los idiomas en los que escribe su obra literaria: inglés, español y garífuna. El libro inicia con el poema “Garáwon”, “Tambor”, un poema que anuncia la motivación para escribir de la autora: ese deseo de afirmación de la cultura, la conservación en la memoria de sus raíces negras y el orgullo por las tradiciones, que permite la supervivencia de la identidad étnica a través de las generaciones:

¡Cómo tocan el tambor

Los niños de mi pueblo!

Conservan sus costumbres

Y hablan de dugú,

Muy felices,

Ofrendan comidas a sus ancestros,

Aman la comunidad nacional, también tocan el tambor.

Los niños de mi pueblo conservan su identidad cultural,

Labran la tierra, creen en el desarrollo,

¡Cómo tocan el tambor los niños de mi pueblo!

Conservan lo de sus ancestros,

Hablan de su identidad

(Cacho, 1998: 3).

En otros poemas la pérdida de la identidad es expresada como lamento, con dolor, porque la historia, pasada y presente, ha destruido los rasgos de la memoria y la cultura garífuna. “Speak to us”, oración profundamente transgresora, muestra ese sentimiento de pérdida, de oscuridad por el olvido de la lengua. Se dirige a un dios-padre para que guíe a sus hermanos, son los varones los que emigran, que no se dejen engañar por una educación que los obliga a olvidarse de su etnia, su lengua y su memoria:

Father; I know you are there

Talk to us

Look to us

Look at us now

We are getting lost

Do not let us be in darkness

Give us a hope of promises

Do not let education

Misplace my brother

My brother is not the same now

He does not speak his language anymore

Brush away, the misunderstanding of him

(Cacho, 1998: 17).

En ese mismo sentido, de ubicarse en un movimiento político más amplio, que incluye a los afrodescendientes en Centroamérica y rebasa, también, las fronteras de la Región, el poema “Sueño”/“Dream” alude a Martin Luther King, figura emblemática en el movimiento panafricano. En un sentido de afirmación expresa el amor, el orgullo y el dolor por sus antepasados africanos, pero con la esperanza de construir ese sueño, esa utopía en la que sea posible ejercer la ciudadanía sin que el color de la piel represente discriminación.

¿Has visto un sueño avanzar?

Pues yo sí lo vi

¿Has visto lo bien que tu sueño puede avanzar?

Es divino y maravilloso.

El sueño avanza

Cuando el cielo llega a tus brazos.

¿Has visto lo bello que avanza tu sueño?

Pues yo sí lo vi.

El cielo en tus brazos

Es la conciencia del color de tu piel

ante los ojos de la sociedad

Es la frescura de tu pigmentación.

Lo maravilloso es

La sangre africana.

Es el dolor que sufrieron

Aquellos que te abrieron

Las puertas a la América

(Cacho, 1998: 6)

Nora Murillo (1964), Guatemala

Nora Murillo Estrada pertenece a la etnia garífuna, nació en la ciudad de Puerto Barrios, departamento de Izabal. Es maestra de educación primaria, trabajadora social con cursos de posgrado en Investigación Social y Salud Mental Comunitaria, y una maestría en Antropología Social. Fue parte del colectivo literario El Quinto Infierno. Ha ganado varios premios literarios, entre ellos el Premio Único de Poesía Certamen Alaíde Foppa en el año 2000. 5

La obra de Nora Murillo corresponde a tres objetivos que corren paralelos al desarrollo de una conciencia crítica como mujer, como mujer política y como mujer afrodescendiente, le falta por escribir ese regreso al origen, ella misma lo expresa, como mujer garífuna.

Su padre era garífuna pero muere cuando Nora tenía dos años, su madre era del Caribe y como ella lo señala en una entrevista realizada por la autora de este artículo, “yo reivindico mi afrodescendencia por mi padre y soy del Caribe por mi mamá, mi madre era de esa otra parte del país y ser del Caribe en Guatemala o ser del Caribe en Centroamérica hace la diferencia”.6 Nora reivindica su afrodescendencia y su procedencia pero no se considera la voz de las mujeres garífunas, esta es una de las tareas pendientes por hacer y después de vivir 25 años fuera del Caribe, regresa y así lo expresa:

Tomé conciencia de mi negritud, me asumo una mujer negra, negra caribeña, pero hay una necesidad de identificación, es como regresar al origen, voy a buscar en esas mujeres a la nana que tuve, que me cuidó y desapareció cuando yo tenía 8 años, era una negra preciosa y no sé qué pasó. Es como regresar al origen, ir a reconocer a mi abuela en los ojos de esas mujeres, ir a conocer a las mujeres de la familia de mi papá, también a las mujeres que me heredaron la memoria, hay memoria genética ahí, muy importante y ahora tengo necesidad de regresar porque tengo necesidad de vincularme, fui criada por estas mujeres y fui criada por una mujer negra preciosa, nana Santos, que para mí fue fundamental, mi mamá trabajaba y ella nos cuidaba, todo el tiempo. Mi papá muere y yo me desvinculo de mis tías, de mis tías abuelas, de mi abuela misma, mujeres garífunas, entonces es como volver a ese caminito que me hace falta, regresar para decir “sí, soy garífuna”. Quizá si yo hubiera vivido todo el tiempo con mi padre otra historia sería, me hubiera heredado la lengua, yo perdí la lengua.

Otra forma de expresar esa identidad y nostalgia es por medio de la poesía “Del Caribe Soy”:

Un suspiro del mar

irrumpió en el vientre de una mujer

con ojos de huracán

manos de golondrinas

Mi árbol

Raíces de tambores

Rituales con ritmos Yoruba

Bailes y cantos ancestrales

Símbolos de resistencia

Larga historia de discriminación

Mi padre me heredó: el café negro de su piel

Una porción de su sangre "Bantú" me sitúa afro caribeña

Domiciliada permanente de un atlántico de colores

Mi infancia:

Caminito de cangrejos, arrecife de peces, estrellas de mar

Soñé con sirenas bañándose en la playa

Soñé, tantas veces, que volaba

Volaba y me zambullía

como gaviota en el océano

Los huracanes venían siempre en Octubre

Y nuestros barquitos de papel naufragaban

Ahora tengo un sepulcro de ellos

en un rincón de mi memoria

Mi piel está tatuada de historias diversas

Como todas las pieles abiertas a la vida

Por eso,

Cuando vuelvo los ojos

y me redescubro entre manos negras, blancas, indias

reconozco mi rostro

uno más del caribe

que no pierde su memoria

en esta cárcel de cemento7.

Nora empezó a escribir por rebeldía, al experimentar la discriminación a los 18 años cuando sale del Caribe y emigra a estudiar a la capital, hasta entonces señala:

Yo no sabía lo que era el significado de la negrura, empiezo a sentir esa discriminación por el color de mi piel y por mis rasgos, por mi movimiento, por todo por lo que yo era, en mi comunidad no me había sentido étnicamente discriminada. Yo empiezo a reivindicar mi africanidad cuando me doy cuenta que la gente empieza a definirme y a ubicarme por mi color. Me doy cuenta que empiezan los estereotipos a circular alrededor de mi persona, entonces me nace una rebeldía y me empiezo a preguntar todo lo que significa ser blanco y lo que significa ser negro, me doy cuenta que yo soy negra porque los demás empiezan a hablar de mi negrura. Entonces empiezo a entender y empiezo a escribir sobre eso. A donde quiera que voy sigo viviendo mi negrura y sigo viviendo con esos estereotipos alrededor de mi negrura, y eso me hace más, apropiarme de mi africanidad.

Para la poeta la vinculación con su comunidad se encuentra en el discurso literario, es su manera de reconectarse con el pasado y regresar a los integrantes de la etnia la riqueza de lo aprendido:

Yo, Nora después de 25 años, allá en mi pueblo, en esa casa que significa mucho, con la experiencia de vida pretendo con mi trabajo literario el expresar cómo han vivido su negritud, cómo asumen el racismo, cómo las mujeres han vivido la negritud, qué significado tiene para ellos la negritud, qué significado tiene la blancura de los otros, qué significado tiene ser mujer en ese espacio del Caribe, qué significado tiene dentro de su propia condición de mujeres garífuna los otros ámbitos de su vida, no sólo el personal, sino cómo se vinculan a la sociedad más amplia, como rompen con el aislamiento.

Melanie Taylor (1972), Panamá

Es violinista con la orquesta sinfónica nacional y psicóloga con especialización en musicoterapia. Tiene varios libros de cuentos publicados, entre ellos: Tiempos acuáticos (2000) y Amables predicciones (2005). Su cuento “Un malentendido” se incluye en la antología Penélope. Setenta y cinco cuentistas centroamericanas (2017).8 Su poema “Marina” expresa ese encuentro con su identidad étnica:

Me sumerjo

en la humedad resplandeciente

con salinos bríos

luego

en el sonido de la espuma

y el silencio

burbujean en mí

he vuelto a casa

al primer vientre

al todo/a la nada

al vaivén deleitoso

del placer primigenio

soy yo escamada

bebiendo el arco iris

caricia de peces nacarados

peces todos

rojos/ amarillos/ azules/ verdes

con ellos floto y nado

me desperezo y resurjo mujer

(Britton, 2017: 103-104)

Conclusión

En relación con las poetas creoles es notoria la preocupación por no olvidar los orígenes y la riqueza de su herencia africana y antillana. Construyen para sus lectores, mujeres y varones, un imaginario que los invita a reflexionar sobre sí como personas de raza negra inmersas en un contexto que los discrimina por el color de la piel. Brindan nuevas imágenes y recuperan elementos simbólicos afrocaribenses que permiten fortalecer su autoestima e identidad para vaciar aquellas que los han construido como otredad. Su historia ha sido de resistencia, al ser absorbidos por una cultura que en el nivel de la subjetividad les ofrece un supuesto reconocimiento por la asimilación a la cultura hispánica; sin embargo, en el nivel de la objetividad, el contexto no les brinda el acceso real a los bienes simbólicos y materiales para construir una efectiva ciudadanía.

La educación tradicional los excluye de sus discursos y narrativas. No están presentes sus héroes y sus procesos históricos, su contribución en el desarrollo del país es invisibilizada. Las poetas recuperan esa memoria afrocaribense y esos personajes emblemáticos del movimiento panafricano que se han rebelado y realizado propuestas de sociedades inéditas pero posibles como Marcus Garvey y Martin Luther King. Son estos los modelos de resistencia a seguir, el linaje del que comulga la población negra en el continente americano.

Las mujeres negras, como lo señala Shirley Campbell, se encuentran en un nivel adicional de marginalidad, en ellas se sintetizan todas las formas de discriminación, por ser negras, por ser pobres y por ser mujeres. En ese intento de hacerse visibles como sujetos sociohistóricos y como creadoras, desafían con mayor fuerza las instituciones sociales y culturales que las excluyen. Lo anterior es, posiblemente, lo que ha provocado ese desafío en la escritura que se encuentra, en la actualidad, renovando los cánones literarios y académicos para dar cabida a estas nuevas expresiones híbridas, en el sentido de esas diferentes voces que se expresan en inglés, creole y español y, en una mezcla de los tres; pero, también, porque recuperan y legitiman las experiencias, las inquietudes, las aspiraciones y las utopías de esa raíz negra que, en conjunto con la occidental y la indígena, constituyen las nación en el presente.

Esa férrea voluntad como negras cimarronas, diría Delia McDonald, ha provocado que la escritura sea sexuada y transgresora, se escribe desde un cuerpo de mujer que reclama también su propia historia y linaje. Por ello, en general, se encuentra esa recuperación de las abuelas y las madres que han asumido no solamente el ámbito de la reproducción biológica, también el de la transmisión de la cultura. Las mujeres en condiciones adversas han mostrado, a lo largo de la historia, su capacidad para sacar a flote a la familia y la sociedad. Son educadoras, transmisoras y creadoras de cultura e historia. Otro elemento importante es, que se muestra la relación entre mujeres desde una propuesta sororal, sin enfrentamientos sino de acompañamiento, como hermanas, al abrir cada una el camino para las otras. En la poesía se encuentra una propuesta utópica de una sociedad que voltee su mirada hacia ellos y los valore, los reconozca y los abrace como ciudadanos y mujeres negras.

En relación con las escritoras garífunas, se encuentra, asimismo, esa reivindicación de la memoria simbólica africana. En Xiomara Cacho, las imágenes se refieren a sus ritos y tradiciones, los sonidos del tambor de los antepasados. Incluso, algunos de sus poemas tienen ese ritmo, otros refieren al mar y al trayecto de África a América en los barcos esclavistas. Escribe en garífuna, inglés y español. Cabe destacar que es la única poeta garífuna que escribe en esa lengua. Nora Murillo presenta en su poesía feminista, escrita en español, imágenes referidas a las tormentas, los barcos, las barcas, los puertos y la luna.

Las autoras escriben desde una perspectiva interior que expresa sus preocupaciones y procesos de marginación, subordinación y explotación. Expresan con orgullo los rasgos físicos de su etnia y el tono de la piel. La poesía como discurso, adquiere sentido en esa búsqueda de la identidad, como integrantes de la etnia garífuna, como afrodescendientes, y como mujeres. Xiomara Cacho Caballero recupera, también, imágenes y personajes que la unen al movimiento panafricano, como el famoso discurso “Tuve un sueño” de Martin Luther King.

Xiomara es una activista política que lucha por el reconocimiento de los derechos de los garífunas, realiza acciones para la recuperación de las tradiciones y de una lengua garífuna que les permita pensarse, nombrarse y construir su memoria y su historia. Muestra esa enajenación de la conciencia garífuna por el contacto con sociedades que funcionan como economías de enclave. Esa enajenación y fragmentación de la conciencia solo puede ser superada con la apropiación de una lengua, un imaginario cultural y procesos educativos que les brinden los bienes simbólicos y materiales para construir su identidad en un sentido político. Requieren para ello vaciar los símbolos culturales dominantes de esos significados que los incluyen en condiciones de otredad, marginalidad y explotación, para resignificarlos y llenarlos de nuevos contenidos, que les permitan construirse como ciudadanas y ciudadanos en los diferentes países en los que viven. Nora busca reencontrarse con sus orígenes, y construir un nuevo discurso identitatario como garífuna y como mujer.

Ambos discursos literarios representan la salida que las poetas proponen a esa inclusión/exclusión en el discurso hegemónico respecto a la etnia garífuna, presentes e invisibles, a la vez, en la construcción y desarrollo de sus países y, de la misma manera, las mujeres discriminadas por su condición étnica y de género en las sociedades patriarcales.

La escritura de Xiomara es profundamente comprometida con la etnia y con los procesos de resistencia a diluirse en las culturas mestiza y creole, que representan una mayoría, respecto a la población garífuna. Lo anterior está presente, de igual forma, en la escritura de Isabel Estrada Colindres. En Nora Murillo se encuentra una propuesta feminista que va más allá de lo étnico. Hace referencia a la búsqueda de la identidad femenina que subvierte los símbolos que las instituciones patriarcales construyen para privarlas del deseo de protagonizar la propia historia y la historia de las sociedades. Establece una herencia matrilineal, no por los lazos de sangre, sino al recuperar los lazos sororales de esas mujeres rebeldes que hermanadas en la lucha, han abierto el camino para las otras mujeres.

En el conjunto de las autoras afrocentroamericanas se encuentra una propuesta de utopía que podría señalarse como feminista afrocéntrica. En un análisis posterior sería posible identificar los rasgos de la misma, y sus propuestas para construir esa sociedad que les brindara los bienes simbólicos y materiales para construir una auténtica ciudadanía como mujeres y como afrocentroamericanos. Del mismo modo, para romper esa enajenación de la conciencia producto de esa inclusión/exclusión en los discursos nacionales.

Su participación y compromiso con ese proceso se encuentra en el discurso poético como un bien simbólico que les permite pensarse y nombrarse desde el centro del discurso y no como ese “otro” invisible y marginal, en ese afán de que este sirva para fines didácticos y como un suplemento de la historia de la etnia; finalmente, como un texto que sirve a la iluminación de los velos que obscurecen e invisibilizan la imagen de los afrodescendientes en el discurso cultural. En este sentido, es importante esta tradición escritural que tiene como hilo conductor ese “Reclamo de negritud”, tal como lo expresa Andira Watson. La tradición va surgiendo como contagio entre las escritoras de los diferentes países que se van encontrando con sus hermanas y construyendo un linaje propio, una tradición fuerte que representa una herencia para las mujeres que se van reconociendo en ella y en los malestares y anhelos que expresa.

Bibliografía

Britton González, C. (2017). “Ecos de la diáspora africana”, en revista Istmica, Número 20. Enero-diciembre, 2017, pp. 103-104.

Cacho Caballero, X M. (1998). Tumálali Nanígi/La voz del Corazón/The voice of the heart. Edición de la autora, Tegucigalpa.

Campbell, Shirley. (2008). Consultado en http://rotundamentenegra.blogspot.com (25-01-10).

McDonald Woolery, D. (2006). Instinto tribal. Antología poética.Odisea, San José, Costa Rica.

Murillo, N. (2000). Abrir la puerta. Colección Quinto Infierno, Guatemala.

Ramos, H. (2007). Mujeres de Sol y Luna. Poetas nicaragüenses 1970-2007. Managua: Asociación Noruega de Escritores, Centro Nicaragüense de Escritores y Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega.

Rossman, Y. (2006 bis). Una aproximación a la autonomía multicultural desde la poesía de escritoras costeñas. Tesis para optar al título de Maestría en Antropología Social con mención en Desarrollo Humano. Universidad de la Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense, Bilwi, diciembre.

__________. (2010). Aquí la palabra es arcoíris. Poemario de Mujeres de la Costa Caribe de Nicaragua, inédito.

Sánchez Pardo, E. (1999). “Reflexiones sobre la poética femenina en lengua inglesa del siglo XX”. En De mujeres, identidades y poesía. Madrid: Horas y Horas, pp. 199-224.

Umaña, H. (2006). La palabra iluminada. El discurso poético en Honduras, Guatemala, Letra Negra.

Zavala, M. (2009). Poetas afrodescendientes centroamericanas. Brevísima antología. Presentada en el II Encuentro Internacional de Investigación en Literatura de Mujeres de América Central, Universidad Autónoma de Aguascalientes, junio 2009, documento inédito.


1 Las citas de la autora tienen como fuente la entrevista realizada los días 14 y 15 de enero del 2013, vía Skype.

2 Escribe cuatro colecciones de poesía: Naciendo (1988), Rotundamente negra (1994), Desde el principio fue la mezcla (2007) y Palabras indelebles de poetas negras (2012) en coautoría con Delia McDonald.

3 Las citas de la autora tienen como fuente la entrevista realizada los días 16 y 17 de enero del 2013 vía Skype.

4 Publicó Más excelsa que Eva (2002), forma parte de las antologías Retrato de poeta con joven errante (2005) y Mujeres de sol y luna. Poetas nicaragüenses 1970-2007 (2007). El poemario En casa de Ana los árboles no tienen culpa (2009) obtuvo el Premio Único del VII Concurso Nacional de Poesía Mariana Sansón 2009.

5 Ha publicado Abrir la puerta (2000), Eterno desencanto (2005) y Sur desterrada (2011). Tiene inéditos dos libros: A mar abierta (poesía) y Un sol entre las piernas (cuento).

6 Las citas de la autora tienen como fuente la entrevista realizada en enero del 2013, vía Skype.

7 Poema enviado por la autora por correo electrónico.

8 Consuelo Meza Márquez, Universidad Autónoma de Aguascalientes, México.

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