Temas de nuestra américa
e-ISSN: 2215-3896.
(Julio-Diciembre, 2022). Vol 38(72)
DOI: https://doi.org/10.15359/tdna.38-72.7
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Licencia: CC BY NC SA 4.0
Pensamiento y teoría social
Una aproximación a la evolución de la teoría social en América Latina
An approach to the evolution of Social Theory in Latin America
Uma abordagem para a evolução da Teoria Social na América Latina
Pascual Ayamamani-Collanqui
Docente
Universidad Nacional Intercultural de Quillabamba
Perú
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2139-0234
Diana Margaret Quispe-Roque
Docente
Universidad Nacional Micaela Bastidas de Apurímac
Perú
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9652-6346
Received:17/02/2022 - Accepted: 20/05/2022
Resumen
El presente ensayo tiene por objetivo analizar la evolución de la teoría social en América Latina, ello implica efectuar una breve aproximación sobre el trayecto, el rol desempeñado y las orientaciones teóricas de las ciencias sociales en América Latina; en el entendido que la evolución de la teoría social latinoamericana está implicada en el estudio de la sociedad humana asentada en el sur del continente americano, agrupadas en diversas asociaciones, colectividades o instituciones. Se trata de una reflexión aproximativa basada en la revisión de literatura, y debido a su naturaleza, se hace una exposición condensada, cuyo interés se centra en la ‘evolución’ de la teoría social en América Latina y los desafíos de esta en el contexto latinoamericano contemporáneo.
Palabras clave: América Latina, ciencias sociales, Sociología, teoría social
Abstract
The purpose of this essay is to analyze the evolution of social theory in Latin America, which implies a brief approach to the trajectory, the role played and the theoretical orientations of social sciences in Latin America; in the understanding that the evolution of Latin American social theory is involved in the study of human society settled in the South of America continent, grouped in various associations, collectivities and/or institutions. It is an approximate reflection based on the review of literature, and due to its nature, a condensed exposition is made, whose interest is centered on the ‘evolution’ of social theory in Latin America and the challenges of the same in the contemporary Latin American context.
Keywords: Latin America, social sciences, social theory, sociology
Resumo
O objetivo deste ensaio é analisar a evolução da teoria social na América Latina, o que implica uma breve abordagem da trajetória, do papel desempenhado e das orientações teóricas das ciências sociais na América Latina; no entendimento de que a evolução da teoria social latino-americana está envolvida no estudo da sociedade humana no Sul do continente americano, agrupada em várias associações, coletividades e/ou instituições. Esta é uma reflexão aproximada baseada em uma revisão de literatura e, devido a sua natureza, é feita uma exposição condensada, cujo interesse está centrado na “evolução” da teoria social na América Latina e seus desafios no contexto latino-americano contemporâneo.
Palavras chave: América Latina, ciências sociais, sociologia, teoria social
El desarrollo de teorías sociales de América Latina se ha confundido de manera frecuente con la concepción de una teoría latinoamericana, lo que refuerza un sesgo de identidad (Ruiz et al., 2019; Torres & Mascareño, 2019), inclusive entre los que efectuaron las sistematizaciones teóricas más abstractas y sofisticadas. Por lo que, el interés o perspectiva de análisis del presente, no va por el camino de la teoría identitarista latinoamericana, sino más bien, desde una mirada un poco más abierta que trascienda, de modo alguno, las fronteras geográficas y epistemológicas (Tantaleán & Aguilar, 2012), lo que pretende, más que dualismos o separatismos, generar una concepción que permita avanzar de forma original una composición o proceso dialéctico que considere una teoría empíricamente orientada, que observe los problemas y dilemas sociales en forma amplia, es decir, trata de revelar el panorama general de desarrollo de la teoría social en el contexto latinoamericano.
La revisión de literatura permitió sintetizar que la reflexión sobre la teoría social, desde las ciencias sociales en Latinoamérica, tiene una esencia con sabor a lo eurocéntrico, acompañado de los procesos independentistas y anticoloniales fruto de los procesos de subordinación, marginalidad y dominación de los países del tercer mundo ante el poder político y económico (Delfino, 2012; Lezama, 2014; Rivera, Domingues, Escobar, & Leff, 2016). La teoría social latinoamericana, muestra un desarrollo heterogéneo, con elementos teóricos aunados a lo cultural o visiones compartidas con el norte (Tantaleán & Aguilar, 2012).
Dentro de esa perspectiva, el desarrollo del ensayo está estructurado en cuatro apartados fundamentales, que consta de: la introducción, siendo esta el punto de partida que expone el tema en cuestión, la orientación temática, el modo como está estructurado el trabajo, así como la importancia de la misma; seguido, está el desarrollo del contenido, que involucra el análisis de la trayectoria y legados de la teoría social en América Latina, la producción del conocimiento de las ciencias sociales latinoamericanas, las identidades de los científicos sociales latinoamericanos, y las perspectivas de la teoría social en América Latina; continúa con la presentación de las conclusiones a las que se arriba como producto del estudio de la temática en cuanto el ensayo; y, finalmente, se presentan las referencias bibliográficas, siendo estos el soporte o medios que dan objetividad al presente trabajo.
La importancia del ensayo permitirá afianzar la capacidad de análisis de teorías sociales, toda vez que la testa es la herramienta principal, como competencia ineludible de los cientistas sociales para aportar en la comprensión y explicación de la vida social de manera crítica y reflexiva, que sean útiles en la vida social de los individuos y las colectividades; que orienten hacia el funcionamiento de las estructuras sociales, la adaptación a las dinámicas de los procesos sociales o transformándolos.
Finalmente, la sistematización del conjunto de informaciones y experiencias teoréticas que se desarrollaron en el espacio o sobre el espacio latinoamericano, se pretende reflexionar sobre los modos de cómo se van produciendo los procesos teóricos o cómo vienen enfrentando los científicos sociales la cuestión de la teoría y la realidad social.
2.1 Trayectoria y legados de la teoría social en América Latina
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el mundo y América Latina encaran una serie de cambios significativos o de notable implicancia, como el proceso de internacionalización o transnacionalización, conjunto con el impulso industrializador y el desarrollo mediante el modelo de sustitución de importaciones. En ese contexto, para Villalobos (2017) una de las particularidades de las ciencias sociales latinoamericanas, en la década de los cincuenta hasta los noventa del pasado siglo, fue priorizar la investigación sobre cuestiones concretas como el cambio social, basado en el análisis histórico de la sociedad latinoamericana, sin mayor orientación a abstracciones teóricas o estudios teóricos de lo social, dejando libre, mejor dicho abandonado, el desarrollo de la teoría social desde América Latina, lo que genera terreno fértil para la incursión de constructos teóricos desarrollados en otros espacios como Europa y Estados Unidos; siendo así, las ciencias sociales latinoamericanas del siglo pasado se edificaron a partir de las continuidades y rupturas establecidas con las corrientes que, en un primer momento, fueron positivistas y, después se convirtieron en funcionalistas y marxistas.
En el proceso se desarrolla la denominada teoría de la dependencia, cuyo enfoque teórico explica el subdesarrollo de América Latina (Valenzuela & Valenzuela, 1978), constituyéndose en el paradigma de las ciencias sociales en el sur, aunque es oportuno señalar que la trayectoria de la categoría dependencia tiene una larga data en el ámbito intelectual latinoamericano (se remonta al siglo XIX), casi junto al debate sobre la independencia; etapa en la cual, el sur se caracterizaba por posiciones contrapuestas en relación con proyectos sociales, como es el promover el desarrollo hacia afuera, que implicaba integrarse al capitalismo para sumergirse o absorber el “progreso”, y en otros un desarrollo hacia dentro, que preservaba los modelos latifundistas o periodo pre independentista (Beigel, 2006).
Contexto en el cual, muchos cientistas sociales y las universidades de América Latina, se tornaban o declaraban seguidores de la teoría social norteamericana, hasta aproximadamente los años sesenta, postura que tuvo giro a partir de la Revolución cubana y las variantes europeas occidentales del marxismo, reorientación que fue descrita como cambio de paradigma (Yocelevzky, 2013).
Sin embargo, pronto “esta lógica de operación se vio fuertemente cercenada con la ola dictatorial que se desató en los años setenta y que, casi sin excepciones, disminuyó el potencial teorizador de las ciencias sociales del continente” (Villalobos, 2017, p. 151). Se produjeron crisis y rupturas en la década de los setenta, al emerger posturas autoritarias o dictaduras militares en el contexto latinoamericano; modelo que implicaría restricciones a la libertad de pensamiento y, fundamentalmente, de crítica a los regímenes políticos de entonces, siendo propicio para investigaciones sobre sistemas autoritarios y el retorno o surgimiento de investigadores estadounidenses y europeos que muestran influencia en la generación de teorías sociales, junto a algunos intelectuales latinoamericanos, y, por consiguiente, influencia en la especialización y en los especialistas de las ciencias sociales, en particular en los politólogos latinoamericanos; panorama en el cual, estas ciencias son desplazadas de su rol anterior (Floriani, 2015).
A pesar de esto, los años sesentas y setentas fueron uno de los periodos más prolíficos para la teoría social latinoamericana, porque los ejes temáticos y de investigación se orientaron en torno al desarrollo y el subdesarrollo sudamericano y, consecuentemente, América Latina se asumió como centro de atención para su estudio. Además, con la restauración de la democracia en el sur y la intensificación del proceso de globalización económica y cultural en la década de 1990, las ciencias sociales de América Latina entraron en un nuevo momento histórico marcado por una ruptura con las grandes teorías. Sociopolíticamente, esta nueva era se define por lo tendiente a imponer una matriz sociopolítica o un modelo de desarrollo neoliberal (Villalobos, 2017); donde el capitalismo se asocia con la acumulación y el avance del capital extractivo en busca de recursos dentro del marco institucional y político de los regímenes políticos (Veltmeyer, 2020).
En lo actual, la tesis es que, en un contexto de la globalización, los países latinoamericanos o países en vías de desarrollo vienen integrando a los científicos sociales nativos, así como su producción científica a la circulación en entornos globales (Gibert, 2017). Dentro de este panorama de la teoría social en América Latina, la crítica a la colonización mental de las élites tiene y tendrá una larga trayectoria; sin embargo, es una oportunidad para cuestionar si en efectivo es necesario hablar de una “teoría social latinoamericana” o, por el contrario, se debiese buscar el aporte de Latinoamérica a la teoría social (Puga, 2015).
Estas reflexiones, conducen a sostener que es necesario hacer hincapié en la importancia de contextualizar lo histórico-social y en los precedentes teóricos, que permitan a la comunidad científica generar conocimientos para provocar la continuidad, ruptura o discontinuidad de ciertas perspectivas temáticas al dar apertura a nuevas y cuidadosas interpretaciones del escenario social en Latinoamérica.
2.2 Producción de conocimiento de las ciencias sociales latinoamericanas
En cuanto a la producción de conocimientos, las ciencias sociales latinoamericanas, por lo general, destacan debido al bajo impacto en el contexto global, realidad que es atribuible a las condiciones y expectativas que revelan nuestros entes disciplinarios sobre el quehacer científico (Arnold-Cathalifaud, 2012). Si bien, se produjo un incremento importante en cuanto al volumen de estudiantes e investigadores, según informe de la UNESCO, no se tiene correspondencia con las aportaciones científico-disciplinares; vale decir, el incremento numérico de las ciencias sociales del ámbito latinoamericano, desde la segunda mitad del siglo XX, no se articula proporcionalmente en la generación del conocimiento disciplinar, menos aún en la velocidad y calidad de la producción científica en el nivel global, lo que muestra un deficiente encadenamiento con el aumento de la masa de investigadores (Arnold-Cathalifaud, 2012), además del bajo nivel de impacto de los aportes dentro del círculo científico internacional.
Se ha establecido que la producción de conocimientos disciplinarios de las ciencias sociales en Latinoamérica está limitada, que va más allá del desarrollo de la investigación y sus instrumentos teóricos/metodológicos y de las expresiones históricas/estructurales de la región. Esta situación, se debe a la existencia de un modo de producción de conocimiento generalista en ellas; hasta hace poco, la producción académico-científico, estuvo representada por ensayos, documentos de trabajo y de política; mientras que los artículos, en su mayoría, mostraban una orientación de carácter epistemológico, histórico, de teoría y filosofía política. Por su parte, los trabajos empíricos (o de campo) no se orientan a desarrollar teoría o enfocarse, desde una perspectiva heterodoxa en clave local, sino poseen la tendencia de “adherir” a un autor de “renombre” de la escuela europea o norteamericana, el no hacerlo sería inapropiado (Gibert, 2017).
En ese sentido, la teoría social que generan y debaten “los científicos sociales de América Latina, pueden ser generalizables en la medida que se evite centrarla implícitamente en las experiencias de una región en particular, y la validemos en una variedad de contextos espacio-históricos” (Brachet-Márquez en Torres & Mascareño, 2019, p. 264); así como la teoría y el análisis del capitalismo inglés de Marx han servido para explicar otras realidades.
En esta orientación, la sociología filosófica comienza con una renovación de las pretensiones universalistas que caracterizan lo mejor de la tradición sociológica; a partir de ahí, la cuestión se convierte en ¿cómo la sociología latinoamericana contribuye a la teoría social en general?, en lugar de si hay una teoría social latinoamericana. Puga propone cuestionar la idea de modernidad, pero sin empecinarse en un esencialismo radicalmente latinoamericano (Cortés, 2015, p. 51). El derrumbe del “socialismo real” tuvo consecuencias en las ciencias sociales de América Latina, en la medida que puso en cuestión el concepto de desarrollo (Beigel, 2006).
Las revistas científicas desempeñaron un papel central en este proceso de generación y difusión del conocimiento, como garantía de la calidad de la producción científica; en la medida que, la divulgación en ellas está supeditada a la revisión por pares o por otros miembros de la comunidad científica, estableciéndose que, si un trabajo fuera publicado en una revista con este procedimiento de evaluación podría constituirse en garantía de calidad (Vasen & Vilchis, 2017).
Para Varsavsky, el cientificista es aquel que realiza investigación enmarcado en la dinámica del mercado de la ciencia a la cual se ha adaptado y ha abandonado la preocupación por las implicaciones sociales de su actividad, distanciándose de las cuestiones políticas y aceptando, sin crítica, las normas y valores de las principales “agencias” internacionales involucradas en la producción científica. En consecuencia, el cientificismo es un mecanismo de refuerzo de la hegemonía de los países centrales en lo cultural y económico (Naidorf & Perrotta, 2015).
A pesar de las diversas disquisiciones teóricas y, sin mayor fuerza, no se trata de una derrota sino la posibilidad de identificar y acercarse a las distintas líneas problemáticas que vienen repercutiendo en la generación y consolidación de conocimientos, en relación con la sociedad latinoamericana; este proceso demanda la confluencia de políticas de investigación social consistentes y enmarcadas en los nuevos requerimientos de las ciencias sociales, orientadas a generación de conocimientos en lo social y de lo social “listo para la acción”. Ello orienta ir más allá de lo “rutinario” o de lo que siempre se hace, de quedarse en la etapa de difusión o en la realización de una investigación básica, sin intento y posibilidad de aplicación de los conocimientos generados; siendo así, el reto sería encontrar el cauce, el camino para enlazar la generación de conocimientos sociales con el empleo de estos en la solución de problemas sociales concretos (Naidorf & Perrotta, 2015).
2.3 Identidades de los cientistas sociales latinoamericanos
Según (Gibert, 2017), “rechazar el método científico y abrazar retóricas confusas no nos hace autónomos ni libres de colonialismo intelectual” (p. 36). Los procedimientos metodológicos no se constituyen en instrumentos o mecanismos facilitadores de las identidades disciplinares, exclusivos o excluyentes de espacios, temporalidades o entes determinados (…); pero sí de implicaciones teóricas orientadoras y reflexivas que van más allá de la aplicación, a ciegas y estática, del instrumental teórico-metodológico (Arnold-Cathalifaud, 2012); la aproximación epistémica debe ser flexible y objetiva.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que los sistemas de clasificación están, cada vez, más centrados en las métricas basadas en las citaciones, a costa de otros indicadores e indexaciones, sin discutir, de forma adecuada, las implicaciones para las prácticas de redacción de revistas académicas y la dinámica de producción de conocimientos (Vasen & Vilchis, 2017). En espacios subyugados, el cientista social es un “frustrado” que, para ser considerado en los “círculos científicos” debe orientar su quehacer científico a temas de moda; y, en tanto que la moda tenga como sede a USA o los países europeos, siempre quedará rezagado en el tiempo y se verá obligado a mantener lazos con los países “referentes” de la producción científica y tecnológica.
Los investigadores de países periféricos la asumen como una realidad a la cual no se debe desafiar, de modo que el pensamiento eurocéntrico mantiene su hegemonía, y con regularidad se opta por seguir la regla, con la esperanza que, en algún momento, se alcance o goce algo de su legitimidad. La difícil cuestión está en, ¿cómo abandonar aquel encandilamiento del largo trayecto y siempre “prestigioso” de los países centrales, en cuanto al desarrollo de la ciencia y demás, sin abandonar las aspiraciones cosmopolitas del quehacer de la sociología como ciencia? El reto probable estaría en la gestación y estructuración de un nuevo episteme que desafíe, supere el eurocentrismo (Cortés, 2015).
El rol de las ciencias sociales latinoamericanas, es partir de la realidad con retos que no será posible o será difícil realizar cabalmente un rol crítico que debe cumplir, sin haberse librado del camino o ruta marcada por otro actor; pero tampoco es recomendable ni factible una ciencia social plenamente autónoma; asimismo, no existe experiencia concreta en otras regiones (Puga, 2015). Claro está que hay la necesidad de ser osado sí, pero prudente y escribir por nosotros mismos, mostrando la madurez o mayoría de edad que exigía Kant, despercudiéndonos del colonialismo mental y hacer propio de nosotros la reflexión de la teoría social (Belvedere, en Torres & Mascareño, 2019).
El pensamiento eurocéntrico, tiene como causa principal la formación eurocéntrica de los científicos sociales latinoamericanos, donde las universidades latinoamericanas introducen categorías, enfoques y teorías europeas, junto a las deficiencias e impertinencias en la formación profesional. Revertir esta situación, amerita cultivar un pensamiento propio en las ciencias sociales, incorporando categorías propias o, al menos, las tradiciones universales del conocimiento sean recogidos e integrados de manera pertinente al pensamiento latinoamericano. Esto implica dejar de enseñar haciendo uso de manuales y textos desvinculados de la realidad, investigaciones poco rigurosas y carentes de veracidad; y, en su lugar, afianzar el contenido de las unidades académicas mediante uso de herramientas y metodologías activas, como los talleres colaborativos, investigaciones relacionadas con el manejo de datos, análisis de información y generación de conocimiento, además del carácter interdisciplinario en la formación de los cientistas sociales (Gibert, 2017).
2.4 Perspectivas de la teoría social en América Latina
Si bien la herencia teórica de las ciencias sociales gestada en el siglo XX tiene un poderoso vínculo con las proposiciones teóricas del estructural-funcionalista y marxista, reflejando determinados imaginarios acerca del quehacer y los trayectos de las sociedades nórdicas y en particular con actores sociales definidos, de forma previa, por modelos teóricos de origen europeo o norte-americano (Floriani, 2015). Sin embargo, es oportuno considerar que a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI el objeto de estudio de las ciencias sociales presenta transformaciones de diverso sentido, constituyéndose en una realidad de mayor complejidad y escaso conocimiento; frente a esta metamorfosis, la teoría social resulta un desafío y una cuestión en relación a las concepciones e interpretaciones.
Esta situación exige reformular conceptos y disquisiciones, y, de manera esencial, obliga a repensar los fundamentos de la reflexión teórica, constituyéndose en desafíos de deliberación de categorías como: tiempo y espacio, micro y macro, holismo e individualismo, sincronía y diacronía, continuidad y discontinuidad, ruptura y transformación, conformándose así un desafío en la construcción del conocimiento (Zemelman, 2021).
Beigel (2006) sostuvo que “Los críticos de las teorías de la dependencia no sólo cuestionaban la oscilación entre el enfoque clasista y la perspectiva nacional, sino que les atribuían un arraigo teórico todavía fuerte con la problemática impuesta por el desarrollismo” (p. 299); el autor en referencia, también hace notar que Sotelo resaltaba con rigor las ambigüedades en lugar de los aciertos; quien exalta la valoración de la perspectiva de lo nacional, con perjuicio de la reflexión de clase. “La teoría de la dependencia le parecía una repetición de la teoría del imperialismo. Pero con un agravante: por ser una mirada desde los países periféricos perdía, a su juicio, la perspectiva de la totalidad” (p. 301). Esta visión se refuerza por quienes sustentan que el propósito universalista de la ciencia social es rechazado por connotadas corrientes de opinión y círculos intelectuales de carácter latinoamericano.
Se apuesta por el desarrollo del pensamiento local, al asumir que las teorías revelan a la sociedad tener una fuerte influencia o tendencia colonizadora desde su origen, lo que conlleva poner interés en la pluralidad y singularidad regional, constituyéndose en acciones de resistencia en relación con la hegemonía estadounidense y europea, que, en la práctica, podría tener efectos no deseados, conducentes hacia la relajación de lo riguroso de las indagaciones, al considerar que la crítica a la teoría hegemónica no está acompañada de un aporte metodológico alternativo; y de otra, la implícita aceptación de inferioridad, podría conducir hacia la inacción científica o retracción de participación en el quehacer de la ciencia (Arnold-Cathalifaud, 2012). Si bien, esta mirada cuestiona el cientificismo desarrollista, incluido la postura del marxismo soviético, según Beigel (2006), el cual no implica cerrar las posibilidades en el nivel micro y resignarse únicamente al estudio de casos (Beigel, 2006, p. 320), postura que sería sesgada.
No se pretende desconocer las peculiaridades de la realidad latinoamericana, se trata de contextualizar en la historia específica de los actores objeto del presente; vale decir, en lugar de gestar una ciencia social propia o dar origen a una teoría social concretamente latinoamericana, implicaría, más bien, el carácter heurístico de la teoría social, teorías que sinceren la complejidad de las estructuras sociales, producto de una exploración y un examen acucioso de la realidad cotidiana, extraordinaria de coyunturas y estructuras; es decir, valerse de teorías que no solo incorporen elementos objetivables, sino que, a la vez, consideren a la propia subjetividad como otro elemento viable del ámbito del análisis de la realidad social, el desafío de afianzar y contribuir en su dinámica de cambio (Enrique de la Garza Toledo, en (Torres & Mascareño, 2019)).
Dentro de esta orientación de idas y vueltas, en relación con la delineación de la teoría social, está también la generación de teoría, esta última, vinculada con la producción científica, donde la academia mundial está definida por la relación de dependencia centro-periferia y un andamiaje de superioridad-inferioridad académica, la brecha se cristaliza en la división entre las academias que generan teorías y conceptos y las que desarrollan ciencia empírica, entre los que estudian fuera de sus países y los que solo pueden estudiar en los propios, y una división entre, los que pueden desarrollar investigaciones comparativas y los que pueden analizar situaciones particulares o singulares (Martín, 2013).
Es importante resaltar que según (Gibert, 2017), pese a la poca valoración y postergación histórica de las profesiones de las ciencias sociales, los cientistas sociales han disfrutado de una prosperidad relativa debido a su fuerte integración con los mercados privados de los países latinoamericanos, por medio de clientes corporativos y holdings, además de las ya comunes incrustaciones estatales y paraestatales que se convirtieron en algo profesionalizadas, en especial en Argentina, Chile y Brasil (Gibert, 2017). La producción de trabajos indexados también ha aumentado , de manera significativa, como resultado de la participación de los investigadores en redes globales de debate y discusión disciplinario, facilitada por las TIC y la pujanza para acrecentar el número de graduados de doctorado, tanto nacional e internacionalmente.
El análisis de la teoría social en América Latina, conlleva, inevitablemente, al uso de las categorías: dependencia, independencia e interdependencia; se constituyen en herramientas para el análisis social; es decir, en la dilucidación de lo social, hubo irrupciones de estas categorías, quizá por la naturaleza misma de una sociedad cambiante, en la cual una teoría social no sea posible preservar intacta, sino conforme a las modificaciones del fenómeno de estudio se han generado, así como han quedado archivados o suspendidos, según pierda su vitalidad; se van elaborando en determinadas condiciones sociales, siendo permeables a los conceptos y teorías de los científicos sociales del ámbito latinoamericano, al fluctuar desde la aceptación acrítica y de rechazo de modelos dominantes, y la posterioridad de los intentos de perfilar ideas y teorías locales.
Si bien la evaluación de la hegemonía es correcta, su impacto puede ser contraproducente, en especial cuando hace que las personas ignoren los clásicos científicos actuales; esto es particularmente cierto cuando la forma actual de la actividad científica ofrece la posibilidad de acción en su construcción.
En un contexto de heterogeneidad teórica y muchas veces contrapuesta, resulta necesaria la configuración de actores sociales con capacidades intelectuales y morales que impulsen acciones viables; situación que demanda una teoría social que considere o incorpore la subjetividad en el estudio de lo social, sin pretender ser la única posible o que reduzca a la realidad social a la subjetividad, o a la inversa, asumir que los sistemas se autocontrolan o buscar escapar del positivismo y caer en el relativismo; se trata, más bien, de enrostrar o desenmascarar, confrontar y, por sobre todo, plantear un análisis dialéctico de la realidad social.
En términos de valoración económica, política y cultural de la ciencia en general y de las ciencias sociales en particular, tienen una base efectiva, a medida que las distinciones entre los campos tienden a difuminarse y se mantiene el diálogo entre las ciencias naturales y sociales, también lo hace la tendencia general hacia el trabajo colaborativo, con un enfoque interdisciplinario, buscando hacer teoría social, más que teoría latinoamericana, en una dinámica de integración teórica.
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