Introducción Regreso a Ítaca (2016) del escritor cubano Leonardo de la Caridad Padura Fuentes es una obra que se enfoca en la Revolución Cubana, particularmente en el llamado período especial y su influencia o impacto en la vida del pueblo cubano. Se desarrolla mediante la descripción del reencuentro entre cinco viejos amigos. El lenguaje utilizado es el de habla popular, que cruza las diferentes clases sociales de Cuba. El argumento es sencillo: cinco amigos se reúnen en una azotea habanera con vista al malecón para celebrar el regreso de Amadeo de España, luego de 16 años de exilio, a pesar de la muerte de su mujer. Todos tienen más de 50 años. Amadeo es escritor y antes de exiliarse trabajaba como asesor dramático. Este último decide exiliarse durante una gira del grupo de teatro cuando estaba en España. Aldo, de piel oscura, ingeniero mecánico, confecciona baterías de autos usados en un taller clandestino; Tania, que es oftalmóloga, tiene hijos que viven en Miami; Rafa, es pintor y no posee un talento especial y Eddy, que es periodista de profesión, nunca ejerció su carrera y es directivo de una empresa turística del gobierno cubano. Para el análisis de dicha obra, nos basamos en la teoría de neohistoricismo, que es una de las teorías pertenecientes a la crítica literaria, propuesta por primera vez por Michael McCanles, crítico canadiense, en su tesis para investigar la cultura renacentista en el año 1980. Posteriormente, el significado de este término fue acotado por el crítico estadounidense Stephen Greenblatt (Greenblatt, 1988). Esta teoría es heredada del posestructuralismo, y aboga por la intertextualidad entre historia y literatura. En el desarrollo de esta teoría, hay dos críticos importantes, Stephen Greenblatt y Louis Adrian Montrose, quienes contribuyen a la formación del neohistoricismo; especialmente Montrose, quien ofrece una definición sencilla de esta teoría: ‘‘lo textual de la historia y lo historicista del texto’’ (Greenblatt, 1998, p. 41). ‘‘El contenido histórico, social y material en todos los modos de lectura’’, que menciona Montrose, no solo demuestra lo material del texto, sino que también se refiere a que el texto participa en la construcción histórica (Penedo y Pontón, 1988, pp. 151-191). Como los hechos históricos precisos no existen, solo se puede acudir a los ‘‘textos’’ históricos para conocer la historia y estos se intertextualizan, produciendo conocimientos que pueden igualarse a la ‘‘verdad histórica’’. Los críticos neohistoricistas mantienen diversas valorizaciones sobre lo histórico o lo textual. Así, Montrose enfatiza lo histórico, mientras que Greenblatt presta más atención a lo textual de los documentos históricos (Montrose, 1998), consideraciones que van siempre juntas, y hoy se ven como las dos caras de una misma moneda. Durante el paso de la investigación hacia la narración, se realizan una serie de transformaciones en las que están en juego la investigación y las reflexiones del autor, así como los instrumentos y medios narrativos que utilizan los novelistas. Como indica el mismo Greenblatt (1988): Empecé por el deseo de hablar con los muertos... es verdad que solo podía oír mi propia voz, pero mi voz era la voz de los muertos, porque los muertos se la ingeniaron para dejar huellas textuales de ellos mismos, y son dichas huellas las que se hacen oír a través de la voz de los vivos. (Greenblatt, 1988, p. 1) Si bien los neohistoricistas ofrecen una nueva perspectiva para analizar tanto la literatura como la historia, las metodologías de la crítica psicológica y sociológica son, de igual manera, importantes para trabajar nuestra obra. Según el socioanálisis, la obra literaria es eminentemente un producto social e histórico, esto significa que refleja, expresa y sintetiza las visiones del mundo en un momento determinado, y está escrita para esa sociedad, a través del acontecer de los personajes. En Regreso a Ítaca (2016) los diálogos de los personajes ofrecen mucha información de la vida de cada uno, tanto de su pasado como de su presente, pero también de la sociedad cubana en su conjunto. Respecto a esto, según Mijaíl Bajtín, la obra literaria se caracteriza por la intertextualidad, marcada en sus rasgos concretos por el lugar, la época, la condición social y el plurilingüismo cultural, los que entran en diálogo al interior de la obra y entregan fragmentos de la memoria colectiva de la sociedad en que se produce (Blume y Franken, 2006). Es Bajtín quien introduce el concepto de dialogismo o polifonía, con el que se refiere a la interacción de voces, tanto individuales como colectivas, del pasado, presente y futuro, al diálogo entre textos y enunciados (Blume y Franken, 2006). Es por ello que las voces de los cinco personajes recrean la historia cubana contemporánea, a partir de cada una de sus microhistorias personales. Entre todos ellos elaboran una memoria colectiva y con su participación en la discusión muestran la historia de personajes sencillos, de diferentes clases sociales y de diferentes sectores de la sociedad cubana. Hablando del presente, los personajes revelan su situación de vida actual, acusando los apuros que les ha dejado el pasado mediante discusiones calurosas. Otra contribución que resaltaremos para nuestros fines analíticos es la de los psicoanalistas Sacha Nacht y Henri Sauguet, en relación con la formación del carácter, la identidad y la sublimación; factores que participan en la estructuración del pensamiento simbólico y en la elaboración misma de las obras literarias, a partir de la memoria y el trauma. Si lo aplicamos a nuestra obra, este trauma se refleja en el caso del personaje Amadeo, cuando revela el estrés que le causa la situación que se vive en la postrevolución: Hay, desde luego, el traumatismo que sigue a todo golpe, a toda herida. Un escritor exilado es en primer término una mujer o un hombre exilado, es alguien que se sabe despojado de todo lo suyo, muchas veces de una familia y en el mejor de los casos de una manera y un ritmo de vivir, un perfume del aire y un color del cielo, una costumbre de casas y de calles y de bibliotecas y de perros y de cafés con amigos y de periódicos y de músicas y de caminatas por la ciudad. (Cortázar y Yurkievich, 1984, p. 10) El trauma histórico es un trauma colectivo infligido a un grupo de personas que comparte una identidad o afiliación; se caracteriza por el legado transgeneracional de los eventos traumáticos experimentados y se expresa a través de diversas respuestas psicológicas y sociales. El trauma histórico que se percibe en Regreso a Ítaca (2016) consiste en las heridas y tensiones que sufren los personajes: el exilio de Amadeo, el abandono por la mujer de Aldo, el divorcio y la separación de los hijos de Tania, el alcoholismo de Rafa y la corrupción de Eddy. El trauma histórico también se presenta de forma colectiva en la desilusión generalizada de todos los personajes por el futuro de la sociedad cubana. La obra Leonardo de la Caridad Padura Fuentes (1955), es un escritor, periodista y guionista cubano, conocido por sus novelas policiacas del detective Mario Conde y de manera particular por el éxito de su novela El hombre que amaba a los perros (2009). Entre sus abundantes obras, Regreso a Ítaca (2016) es un guion escrito en 2014 con la colaboración del director de cine francés Laurent Cantet, quien luego la llevó al cine. El reencuentro de los cinco viejos amigos de nuestra obra se convierte en un espacio de confrontación y expresión de la nostalgia por los viejos tiempos y lo compartido durante su juventud; cada uno va exteriorizando sus ilusiones perdidas y miedos sobre el pasado, así como su sentimiento de fracaso y desencanto sobre la vida actual, a la que no le encuentran ninguna salida. Los personajes son representantes o metáforas de la desesperanza y de la frustración de los cubanos de su época, y por eso no entienden lo que luego veremos como una de las fuentes principales del conflicto: la decisión de Amadeo de quedarse a vivir en Cuba, pudiendo quedarse en España. La recepción que la película tuvo entre los cubanos en el momento de su exhibición en La Habana, es descrita por Cantet en el prólogo del guion: Pero esta vez, deseoso de escuchar las reacciones de los espectadores, me quedé en la sala... Desde las primeras imágenes empezaron las risas, luego vinieron los aplausos que saludaban los diálogos más mordaces... Al final, se hizo un profundo silencio... No se me olvidará nunca el largo debate que improvisamos a la salida, en la acera, delante del cine. Todos tenían ganas de hablarme, de decirme hasta qué punto se habían reconocido en tal o cual personaje, hasta qué punto cierta historia era exactamente su historia o la de un hermano, la de un hijo. (Padura, 2016, p. 18) Lo anotado por Cantet revela no solo el éxito logrado en la exhibición de la película, ni la entusiasta recepción que tuvo luego de una primera prohibición para que fuera mostrada en La Habana, sino la repercusión emocional, humana y política entre los cubanos. Como dice Cantet, muchos cubanos reconocen su propia experiencia tras el espectáculo, esto es muestra definitiva de que la obra es una condensación histórica. Para mejor comprensión de la obra, es importante conocer con más detalle la Revolución cubana. Fondo revolucionario En 1953, el ataque a Mondaca, bajo la dirigencia de Fidel Castro, resultó en fracaso. En octubre del mismo año, Castro reveló la grave crisis que enfrentó Cuba y planeó los programas y las rutas de la primera etapa de la Revolución en el tribunal, todo esto se puede encontrar en La historia me absolverá (Castro, 1953) pero, tras esta defensa, Castro fue condenado a 15 años de cárcel (Xu, 2003). Aun así, este ataque se considera exitoso tanto política como teóricamente, porque promovió los movimientos revolucionarios posteriores, como el desembarque de Grama y las guerrilleras en el Monte Maestra (Castro, 1953). La Revolución se ganó en 1959 y el pueblo se liberó de la etapa oscura de Batista. Después de la Revolución, el camino hacia la construcción socialista no era fácil. Durante el periodo 1959-1963, en Cuba se realizaron una serie de reformas democráticas como: la reforma agraria, en la que se dio fin a lujos como grandes mansiones y tierras poseídas por los capitales extranjeros, y en la cual se construyeron más unidades cooperativas de cañas; la reforma de la nacionalización de las empresas, bajo esta reforma muchas empresas de capital estadounidense fueron nacionalizadas, lo cual ayudó a Cuba a enfrentar el bloqueo de Estados Unidos; y también se hicieron reformas relacionadas con la residencia, el seguro social, la medicina y la educación gratuita. Mientras tanto, Cuba recibía el bloqueo de Estados Unidos y el apoyo de países socialistas como la Unión Soviética y China. Castro dijo en una reunión popular que la Revolución cubana era una revolución democrática socialista de los pobres, por los pobres y para los pobres (Castro, 1963). Por eso, al principio de la Revolución, el pueblo se beneficia del resultado y con el cambio social la gente estaba llena de esperanza y pasión hacia las nuevas reformas. En la segunda etapa de la construcción revolucionaria (1963-1970), se profundiza la reforma agraria, y el 3 de octubre de 1965 se forma el Partido Comunista de Cuba. En cuanto a la economía, tras una serie de debates, se abandona el sistema de contabilidad económica y el sistema de presupuesto financiero, y se enfatiza más el papel del gobierno en la compra y distribución de la mercancía. Dijo Castro que las aplicaciones de las políticas gratuitas entran en auge desde 1967, y en 1969 llegan a la cumbre, pero que en algunos campos no era conveniente que todo fuera gratuito (Castro, 1990). Además, el gobierno concentra la mayor parte de su esfuerzo en cumplir el objetivo de producir 10 millones de toneladas de azúcar de caña, el no lograrlo causa graves desequilibrios a otros sectores de la economía nacional (Castro, 1990). Desde 1970 hasta 1979, Cuba entra en una etapa de institucionalización y racionalización de la política y la economía. Se hacen ajustes para corregir la concentración del poder y la burocracia, la separación de poderes promovía más la democracia. En cuanto a la economía, Cuba empieza a emplear el sistema de dirección y planificación de la economía, y estrecha su relación económica con la Unión Soviética y con COMECON. Los empleados podían tener un segundo trabajo y apareció el mercado paralelo (Xu, 2003). En los años ´80 del siglo XX, Cuba comienza a aplicar una reforma y apertura limitada, lo que ayuda a promover el desarrollo económico, pero después del Tercer Congreso Nacional del Partido, Castro propone activar el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas (Castro, 1986). De acuerdo a Castro, los capitalistas eran los principales enemigos de la Revolución, y Cuba comete el error del realismo en una etapa, mientras que, en otra etapa, el error del economismo y mercantilismo (Castro, 1986). En este proceso, algunos dirigentes corruptos son despedidos o condenados a la cárcel. Esto se debe a la preocupación de provocar problemas de inestabilidad nacional, si se repetía el modelo de la Unión Soviética. Todo esto tuvo como consecuencia que en la segunda etapa de los ´80 la economía se paralizara, y que la gente llevara una vida más difícil. En el área diplomática, Cuba seguía mal con EE.UU., mas mantuvo buena cooperación con la Unión Soviética hasta su desintegración. El cambio dramático de la Unión Soviética y Europa Oriental causa grandes repercusiones en Cuba. A finales de los años ´80, la economía cubana dependía a grandes rasgos del apoyo de estos países, tras 1991 esta relación deja de funcionar. En el 40° aniversario del ataque al campamento Moncada en 1993, Castro reconoce que la desaparición de la Unión Soviética deja a Cuba aislada con doble bloqueo por parte de EE.UU. y Europa del Este, es atacada en todos los sentidos (Castro, 1993). La variedad y la cantidad de las subsistencias se redujo mucho debido al racionamiento. En septiembre de 1990, se declara que Cuba entra en el periodo especial de su etapa pacífica. En el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, Castro dicta que Cuba estaba aplicando la apertura de manera amplia y daba bienvenida al capital extranjero (Castro, 1991). En 1994, se da la apertura en todos los sectores, incluyendo el de fabricación de azúcar de caña. El V Congreso del Partido Comunista de Cuba, en 1997 fue un evento imprescindible en la política del país, pues fue a través de este congreso que se fortalece la dirigencia del partido comunista y el socialismo. Se seguía luchando contra la sanción económica y los ataques ideológicos y políticos de Estados Unidos; mientras que se profundizaba en las reformas económicas y declarando que el objetivo central de la política económica era aumentar el rendimiento. Todas estas políticas ayudaron a mejorar el ambiente económico, a establecer la sociedad y a garantizar el bienestar básico de la gente, tras el reto del bloqueo americano y la desintegración de la Unión Soviética, Cuba mejora su relación internacional. Sin embargo, en este periodo especial, la sociedad cubana encuentra una crisis socialista que le trajo influencias negativas, tales como: la desigualdad del ingreso, ya que los empleados de hospitales y turismo podían tener 4 ingresos, pero en Cuba el 56% de la gente no tenía buenas condiciones de residencia; era demasiado el centralismo tanto en la política como en la economía, lo cual perjudica la participación de la gente; el desarrollo económico lento no logra cubrir la necesidad básica de compra, aunado a la corrupción en la administración, provoca que la gente perdiera la esperanza en el futuro (Mao, 2012). Este periodo especial deja de existir en el 2005, en una conferencia dictada por Fidel Castro en la Universidad de la Habana. Fidel dijo que toda la desigualdad se debía a la corrupción y a los mercados negros, en vez del sistema de ingreso y moneda. Después de esta etapa, Raúl indica el problema real, empieza a controlar menos el mercado e intenta realizar un balance entre el ingreso y el trabajo de la gente, lo cual ayuda a elevar la eficiencia del desarrollo social. Elementos de deconstrucción social en Regreso a Ítaca (2016) Interesa, en esta sección, trazar un diagnóstico de la destrucción de la ilusión personal y una construcción de la situación general de Cuba tras la Revolución, mediante las relaciones intertextuales de historia y literatura a partir del texto de Padura/Cantet. La memoria es un concepto que no solo se relaciona con el pasado, sino que también tiene una estrecha relación con el presente y el futuro. El pasado se conserva en forma de memoria, sea feliz o penosa, y sus hechos se hunden en lo profundo de la reconstrucción y de ellos se hace el presente; una vez que estos hechos entran en la memoria, se reproducen una y otra vez. Como “recuerdo” del sujeto (el “yo” que reconstruye), la memoria es subjetiva y selectiva. Pero, además de la memoria individual, la memoria colectiva tiene la misma importancia y funciona como referente de la primera, sobre todo cuando se habla de hechos políticamente significativos. Así, las sociedades construyen su memoria, conformada por valores, leyes, intercambios, tradiciones, cultura, historias compartidas, sobre todo si un pueblo se construye, y construye su historia, con símbolos que lo identifican y diferencian. Es así que, en la primera parte de la reunión, los personajes hablan reiteradamente sobre el pasado, sobre los viejos tiempos en la Revolución y de las ilusiones que esta despertó, a pesar de vivir en la pobreza. Sus quejas personales son menores, propias de adolescentes: Rafa se queja de que no podía fumar porque tenía miedo a que lo descubrieran; Eddy no podía usar el pelo largo como Serrat; ninguno podía ponerse pantalones apretados, todos tenían que hacer trabajo voluntario, ir a cortar caña dos meses cada año, pero hasta en esos momentos había espacio para la diversión; a Rafa no le permitieron ser alumno ejemplar por escuchar a los Beatles, lo que era considerado como infiltración cultural y diversionismo ideológico. Esas son sus quejas sobre las restricciones que vivían. La situación general de Cuba, al momento de la Revolución, puede verse descrita en la siguiente noticia, publicada por Facundo Aguirre en La Izquierda Diario: El primero de enero de 1959 las fuerzas del Ejército Rebelde encabezadas por Fidel Castro ingresan victoriosas en Santiago de Cuba y el dictador Fulgencio Batista huye hacia EE.UU. dando inicio a la única revolución triunfante en América Latina que terminó con la expropiación de la burguesía y los terratenientes. Una semana más tarde, el 8 de enero, una huelga general derrotó las maniobras de la dictadura que buscaba birlarle la victoria al M26 mediante la creación de una junta militar. El Ejército Rebelde es recibido por grandes multitudes en La Habana. Antes de la Revolución, Cuba enfrentaba grandes problemas y vivía una degradación social. La mortalidad infantil era muy alta, el analfabetismo era superior al 30% y la falta de vivienda asolaba a los habitantes de las ciudades. (Aguirre, 2016, párr. 5) Se percibe que, antes de la Revolución, la situación en Cuba era seria y los movimientos de Fidel Castro correspondían, efectivamente, a necesidades urgentes de la sociedad cubana. Los habaneros recibieron con entusiasmo al ejército revolucionario, movimiento en el cual depositaron su esperanza. Si bien la Revolución misma fue un éxito, los frutos que proporcionó no satisficieron las ilusiones de los cubanos. En el periódico La Opinión de Murcia, el escritor Fernando Bermúdez publicó sus impresiones sobre las luces y sombras de la Revolución Cubana: Lo primero que salta a la vista es la falta de libertad de expresión. Los medios de comunicación son del Estado. El Gobierno justifica este control informativo como un mecanismo para evitar la penetración de elementos de espionaje desde Estados Unidos. Hay escasez de medios de vida, sobre todo en vestidos, electrodomésticos, herramientas de trabajo. La alimentación está racionada, aunque nadie pasa hambre. Los barrios antiguos de la ciudad de La Habana están bastante deteriorados. (Bermúdez, 2016, párr. 3) Después de la Revolución, no cambia mucho la situación en Cuba, y además se añade el bloqueo, con el consecuente empobrecimiento general. Al igual que los personajes de Regreso a Ítaca (2016), los cubanos, en general, no se sienten satisfechos con los resultados de la Revolución: la utopía que se había construido comienza a dar lugar al desencanto y la desilusión, como se percibe a lo largo del texto. Cuando los amigos hablan del pasado, se quejan del bloqueo, del duro trabajo en el campo y del hambre que pasaban; cuando vuelven la mirada a la actualidad, a su realidad presente, todavía siguen envueltos en la miseria, en el trabajo ilegal, en el peligro de caer en la corrupción como medio de vida, en la desilusión de sus sueños, en la separación de sus familias, en la pérdida de sus ideales. Cada uno de los personajes es como un fragmento del espejo general de la sociedad cubana. Según la revista Semanario Fénix de Hong Kong, en las entrevistas a los cubanos que pasaban la etapa revolucionaria, un dueño de restaurante expresaba que no admiraba la Revolución, tras ella la gente se encontraba en una situación más difícil que antes. Otro comerciante individual revelaba que, debido al ingreso insuficiente del trabajo distribuido por el país, mucha gente optaba por trabajos ilegales o prefería trabajar para las empresas extranjeras o de capital combinado. Aun con el bloqueo entre Cuba y EE.UU., muchos cubanos no odiaban a Estados Unidos de América y más de 30% de los cubanos tenían familiares en este país. En las entrevistas, un barman se quejaba de que en los años ´80 y ´90, en la televisión solo había programas de la Unión Soviética, todo lo relacionado con Estados Unidos estaba prohibido. Además, dijo que lo miserable de su país consistía también en que nunca dejaba de depender de otros países económicamente. Sin embargo, todavía hay gente como el teniente Pedro en la entrevista, que se mantiene firmemente fiel a la Revolución diciendo que, a pesar de los problemas de comida, transporte y residencia, se tiene que educar a los jóvenes para que, con la educación y la formación que les ofrece Cuba, no puedan traicionar el socialismo, la Revolución y el partido, solo por un coche o una casa. Tras la Revolución, ¿qué? Entre historia y literatura Según la teoría del neohistoricismo, tal y como se ha señalado anteriormente, la historia y la literatura no son una oposición, sino que existe entre ellas una profunda intertextualidad y, es por ello, que la literatura ofrece otra vía discursiva para el entendimiento de las situaciones históricas. El neohistoricismo no es un rechazo o una negación de la historia oficial, pero reconoce que la literatura tiene un marco de influencia, de resonancia, mucho más amplio que el discurso histórico y, por ello, es capaz de transmitir el conocimiento sobre la historia de una manera más sugestiva. Con el concepto de dialogismo o polifonía, Bajtín se refiere a la interacción de voces, tanto individuales como colectivas, que surgen del pasado, presente y futuro, y conviven en el texto literario. Bajtín insiste en la necesidad de investigar las relaciones entre los enunciados históricos, sociales y culturales, así como las condiciones en las que han sido gestados (Blume y Franken, 2006). Aldo, al ser un ex soldado, no podía mantenerse como un técnico: “Con mis baterías, es verdad que me quemo las manos, pero también me busco la vida” (Padura y Cantet, 2016, p. 75). Aldo es el único que mantiene su creencia en que el país va a mejorar y sus hijos van a encontrar más oportunidades. No son pocas las personas que, como Aldo, tienen su misofobia moral, no pierden su confianza aún en el periodo especial. Así pasa también con el ex soldado Andrés, quien en una entrevista dada al Semanario Fénix, indica que su esposa Xiomara lo deja por ser pobre, para irse con un italiano que llena sus necesidades materiales. Toda esta situación acontece también en la vida real, la misma revista de Hong Kong afirma que en los últimos 20 años, más de 30 mil jóvenes al año han salido de Cuba, creyendo que llevarían una vida mejor en el extranjero. El catedrático Enrique Lama enfatiza que la pobreza cubana era diferente: cada familia tiene un ingreso limitado; no tienen carro, no pueden comprar ropa ni zapatos cada año, pero no hay mendigos, tienen medicina y educación. Un estudiante de la Universidad de la Habana dijo que antes de la Revolución, solamente los ricos tenían derecho a la educación. Pero, como se señala en el Ministerio de Asuntos Exteriores en 2005, la gran esperanza y necesidad se había convertido en un reto para el país. En un artículo de Grama, el entrevistado Raúl hace notar que la nueva generación es más crítica y mejor educada, y bajo este valor no se puede formar un revolucionario, con solo hablarle de historia o darle un elogio. El ideal del hijo de Aldo, Yoenis, es irse a los EE.UU. en búsqueda de una vida mejor. Las nuevas generaciones tampoco se satisfacen con la vida económica de su país, solo el dinero que les dan los padres puede mantenerlos tranquilos temporalmente. Tania, la única mujer del grupo, lleva ahora una vida que no esperaba; primero, se enfrenta al abandono de su esposo, y sus dos hijos también se van con el padre a los Estados Unidos. Como médica, ella se queja de que: Está claro que yo no vivo de mi salario, porque con lo que me pagan como oftalmóloga no me alcanza ni para empezar. Vivo del dinero que me mandan mis hijos desde Miami, y de los jabones, las jabas de malanga y los pollos que me regalan mis pacientes […] Eso me hace una puta. Porque cambiar favores es una forma de convertirse en puta, aquí, en China y en Burundi [...]. (Padura y Cantet, 2016, p. 76) Tania es una mujer que ha recibido educación, es médica, pero, aun así, con su salario no puede mantenerse ni ir a reunirse con sus hijos a los EE.UU., vive sola con su miseria y frustraciones. A través de la investigación del Semanario de Fénix, un médico revela que era muy común hacer regalos a los médicos en Cuba, la mayoría de los regalos eran cosas cotidianas como jabón, zumo o pasta dental. Eddy es el más rico de todos los personajes, pero eso se debe a su carácter oportunista y corrupto. Él era uno más de los numerosos casos de corrupción, por lo que Tania lo embiste diciéndole: “No fuiste ni el periodista ni el escritor [...] cuantas mentiras has dicho para llegar a donde estás [...]” (Padura y Cantet, 2016, p. 77). Ante esta acusación, Eddy se confiesa: “Nunca fui escritor, pero he viajado por medio mundo, y cuando la gente se estaba muriendo de hambre en el 94, yo comía bien todos los días, y no bajaba del carro [...]” (Padura y Cantet, 2016, p. 110). Las palabras de Eddy muestran que la decisión de convertirse en funcionario de una oficina turística del gobierno, solo fue para salir de la miseria y llevar una buena vida, fuera del alcance de la mayoría de los cubanos. Como indica la revista, en 1993 Cuba legaliza el uso de dólares, aunque después se prohíbe nuevamente, el dólar seguía en uso por la moneda de CUC. Esto da como resultado que todos los cubanos que trabajaban con el turismo o servicio ganaran más dinero. Durante más de 20 años, para solucionar el problema de divisa, el país se dedica al desarrollo del turismo. Los apuros económicos se aprecian en el personaje de Rafa, quien, según Eddy, dejó de pintar lo que pintaba y ahora pinta “las mierdas que vende por unos cuantos dólares” (Padura y Cantet, 2016, p. 78). Las acusaciones y recriminaciones entre los amigos comienzan a ser cada vez más cáusticas, y a mostrar sus rivalidades y rencores acumulados a través de los años. Tras la Revolución, Cuba se incorpora a la órbita de la Unión Soviética y lleva a cabo una política de censura social. En un número de la Revista Ciclón, que impulsaban José Rodríguez Feo y Virgilio Piñera, de marzo de 1959, se exige una “depuración” por medio del despido de profesores universitarios. El exilio agrega un nuevo estigma al de pertenencia al “pasado burgués”, y la obra de aquellos autores, y muchos otros, fue borrada y descalificada. En el libro de historia de Xu, al principio de la reforma democrática (7 de febrero de 1959), el nuevo poder decide depurar a todos los partidarios batistas en el gobierno y sectores educativos, y crear un tribunal revolucionario (Xu, 2003). Para los intelectuales, el trauma es el resultado directo de la censura y el exilio. El personaje de Amadeo se exilia, precisamente para proteger políticamente a Rafa, quien es su amigo, y así no verse compelido a vigilarlo y denunciarlo, tal como se le exigía. Por eso, aún en los últimos momentos de vida de su mujer, quien se había quedado en La Habana, Amadeo no regresa por el miedo a ser aprehendido y así deja a su amigo en paz y seguro. Amadeo se lamenta de que en Cuba la gente no pueda decir lo que quiere, y Eddy afirma que “porque eso era lo que todos querrían, que dijera que sí, que todos dijéramos que sí, que levantáramos la mano y lo aprobáramos todo [...]” (Padura y Cantet, 2016, p. 110). El ambiente cultural de Cuba, en aquel momento, también se convierte en una preocupación para los intelectuales. Tres de los protagonistas buscan ser escritores; cuando Amadeo le enseña a Rafa, el pintor, una iconografía que trae de Europa, se lamenta de que en el país nadie aprecie el arte, ni preste atención al desarrollo y a la creación artística. Durante su exilio en España, Amadeo intenta escribir, pero no le fue posible, pues le era difícil comprender a los españoles y su mentalidad: allá se sentía como un extraño: No, yo creo que sin darme cuenta yo tenía miedo de hacer como otros, esa gente que no eran nadie aquí y que cuando llegaron al extranjero se inventaron una historia que a algunos de ellos ni les había pasado cerca: Cuba el país de la frustración y la miseria [...]. (Padura y Cantet, 2016, p. 54). Ante el deseo de quedarse en Cuba para poder sentir la fuerza al escribir, Eddy le advierte que el ambiente para la escritura y publicación en Cuba no es nada atractivo, y el mismo Eddy abandona sus proyectos de escritura frente a la seducción de una vida acomodada. Amadeo, en cierta manera alter ego del mismo Padura, insiste en que solo se siente capaz de escribir en su propio país. Es un tema que se le presenta como algo vital: debe vivir en Cuba, inmerso en su realidad profunda, para poder ser capaz de escribir, pues vivir en el extranjero no le ofrece la nutrición e inspiración para hacerlo. Su decisión final será quedarse en su propia tierra para conocer de verdad lo que pasa, que es su realidad, reconstruir su propia identidad tras 16 años de exilio y emprender nuevos proyectos de escritura. En términos de identidad y de compromiso social, hay que enfatizar que Aldo es el símbolo del patriotismo, con fuertes creencias en su país y en el futuro de este, como indica estos párrafos: Fui a una guerra, y vi lo que se ve en todas las guerras, pero todavía creo que esa guerra era justa. Aunque a ustedes les guste o no, aunque ahora las cosas estén más jodidas [...]” “Yo creo que llevamos tantos años jodidos que algo tiene que mejorar. Quiero creer que mi hijo va a encontrar su camino, que la gente va a vivir mejor [...]. (Padura y Cantet, 2016, p. 101) Aldo actúa, aunque no lo es, como representante de un grupo de cubanos que persiste en su identidad y papel histórico, que por convencimiento decide no irse de su país, pase lo que pase, pues sigue conservando sus creencias y fe en los valores pregonados por la Revolución. Su hijo Yoenis no tiene ningún interés en la educación, porque la experiencia de sus padres y de los amigos de sus padres, lo hace sentirse desilusionado, solo piensa en salir de Cuba en busca de una vida mejor. Igual que Yoenis y su novia, la joven generación ya no tiene confianza en su país, en la educación, pues esta ya no les puede asegurar un trabajo para vivir dignamente. Aldo hace todo para que su hijo se quede en Cuba, porque según cree, la vida mejorará. La familia de Aldo es una familia de convicciones, así fue su padre hasta el último momento, aunque cuando estaba moribundo dudaba de si el esfuerzo había valido la pena. Aldo hereda la tradición de creer, ignorando las dudas de su padre. No obstante, con la generación de su hijo esa fe se interrumpe. Conclusión Tener en cuenta las claves intertextuales entre literatura e historia ayuda a conocer mejor el contexto de una obra y nos permite, al mismo tiempo, tener una visión integral de los alcances históricamente significativos de una obra literaria. Solo hace falta leer la literatura de una manera dialéctica, esto es, en un permanente diálogo entre el texto y su contexto. Este trabajo permite llegar a la conclusión de que Regreso a Ítaca (2016) no es solo un guion para el cine, sino un texto que ofrece un crisol de elementos, personajes e información para conocer la situación general de Cuba tras la Revolución, especialmente la del llamado “período especial” en los años ´90, así como las nuevas sensibilidades a las que dio lugar. En una reunión que transcurre durante una noche hasta la madrugada cada personaje cuenta su vida y, a través de su palabra, como en una sesión de psicoanálisis colectiva, poco a poco van surgiendo sus desesperanzas, sus temores, los resentimientos y rencores entre ellos, sus sensibilidades personales, y es a través de esa polifonía textual, a través de sus voces, que se revela también el mundo social, político, histórico de la sociedad cubana. El conjunto de voces recrea un horizonte de lo que es Cuba tras la Revolución. Regreso a Ítaca (2016) funciona, de esa manera, como un artefacto literario o fílmico -por su condición de guion-, que funciona igualmente como memoria de un momento histórico de Cuba, quizás uno de los más directos y descarnados de la literatura cubana contemporánea. Referencias bibliográficas Barthes, R. (1970). Nueva Visión. “Introducción al análisis estructural de los relatos”. En Análisis estructural del relato. 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